La ciencia reprimida
Lysenko recuper¨® la teor¨ªa lamarquiana que asegura que los rasgos biol¨®gicos de las especies los causa el medio en el que las especies se desarrollan
El objetivo de un cient¨ªfico es demostrarse a s¨ª mismo que est¨¢ equivocado en cada experimento que realiza. Con tal evidencia, la dial¨¦ctica entre la experiencia y la teor¨ªa se ver¨¢ prolongada, dinamizando con ello el progreso cient¨ªfico.
Atendiendo a esto, podemos encontrar cient¨ªficos verdaderos y, por contra, suced¨¢neos de cient¨ªficos. Con respecto al segundo grupo, donde abundan los charlatanes, hay que destacar la figura de Trofim Denisovich Lysenko (1898-1976), un caso de estudio a la hora de reconocer el atraso cient¨ªfico en el que se vio sometida la Uni¨®n Sovi¨¦tica en la ¨¦poca de Stalin.
Lysenko recuper¨® la teor¨ªa lamarquiana, basada en la obra del naturalista franc¨¦s Jean-Baptiste Lamarck (1744-1829) que asegura que los rasgos biol¨®gicos de las especies los causa el medio en el que las especies se desarrollan. Una teor¨ªa evolucionista fallida, tal y como se demostr¨® posteriormente.
Para entendernos, lo que afirmaba Lamarck era que las jirafas tienen el cuello largo porque lo estiran con el objetivo de llegar a la copa de los ¨¢rboles y as¨ª poder comer sus hojas. De esta manera, la herencia del cuello largo se transmit¨ªa de padres a hijos. Si trasladamos el lamarquismo a nuestros tiempos actuales, podemos pensar que la era tecnol¨®gica condicionar¨¢ a las siguientes generaciones en lo que respecta al sentido del tacto, ya que, estamos perdiendo dicho sentido al no darlo uso en un mundo cada vez m¨¢s virtual. Llegar¨¢ un momento en el que las pr¨®ximas generaciones nacer¨¢n sin percibir el est¨ªmulo del tacto, reduciendo as¨ª los sentidos a cuatro.
Pero la falsedad de esta teor¨ªa se hizo manifiesta con la aparici¨®n del darwinismo que vino a demostrar que no importa a cu¨¢ntas generaciones de ratas se les haya cortado la cola, para que las ratas sigan naciendo con cola. En todo caso, si la carencia de cola en las ratas representa alg¨²n valor a?adido para su supervivencia, las descendientes tendr¨¢n m¨¢s ¨¦xito a la hora de reproducirse que las descendientes de las ratas con cola.
La teor¨ªa lamarquiana qued¨® enterrada en el siglo XIX. Pero, llegado el siglo XX, con la ascensi¨®n al poder de Stalin, fue revivida de nuevo con la ayuda de Lysenko, al que Stalin nombr¨® presidente de la Academia de las ciencias sovi¨¦ticas. Lysenko representaba el prototipo de ¡°cient¨ªfico descalzo¡±, un hombre sin formaci¨®n acad¨¦mica, pero capaz de dar validez a las teor¨ªas m¨¢s descabelladas solo por simpatizar con los objetivos pol¨ªticos de un marxismo mal entendido y peor aplicado.
Stalin supon¨ªa que la naturaleza humana se transformar¨ªa con la aceptaci¨®n del comunismo, es decir, las estructuras sociales bajo el r¨¦gimen comunista condicionar¨ªan la transmisi¨®n de la ideolog¨ªa durante sucesivas generaciones
Stalin supon¨ªa que la naturaleza humana se transformar¨ªa con la aceptaci¨®n del comunismo, es decir, las estructuras sociales bajo el r¨¦gimen comunista condicionar¨ªan la transmisi¨®n de la ideolog¨ªa durante sucesivas generaciones y, para ello, nada mejor que identificar su pensamiento con la teor¨ªa de la evoluci¨®n lamarquiana, por la cual, el ambiente social posibilitaba dicha transmisi¨®n ¡°gen¨¦tica¡±. De esta manera, una teor¨ªa cient¨ªfica que hab¨ªa sido superada, volv¨ªa otra vez a ponerse en vigencia debido a su utilidad pol¨ªtica.
En la pr¨¢ctica, Lysenko destacar¨ªa por sus errores en materia agr¨ªcola, errores convertidos en ¨¦xitos gracias a la propaganda estalinista que presentaba a este cient¨ªfico descalzo como el salvador de la ciencia sovi¨¦tica gracias a los nuevos experimentos que iban a acabar con la apat¨ªa del campesinado ruso. Se trataba de una relaci¨®n de instrucciones pr¨¢cticas, aplicadas a la agricultura, que comprend¨ªan actos tan irrelevantes como el de enfriar el grano antes de plantarlo.
Pero Lysenko no solo pasar¨¢ a la historia por no aceptar sus fracasos, sino por silenciar, encarcelar y delatar a todo cient¨ªfico verdadero que le llevase la contraria. Una de sus v¨ªctimas fue el bi¨®logo Nikol¨¢i Vav¨ªlov de quien hablaremos en la pr¨®xima pieza.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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