Reducir aforos dr¨¢sticamente frena los contagios entre los m¨¢s vulnerables sin hundir la econom¨ªa
Un estudio con datos de millones de m¨®viles permite planificar una vuelta concienzuda de la actividad controlando la curva de la pandemia: ¡°La reapertura no tiene por qu¨¦ ser todo o nada¡±
La gente con menos recursos econ¨®micos ha sido la m¨¢s golpeada por la pandemia. Doblemente: m¨¢s contagios y m¨¢s desigualdad. Durante el confinamiento, los m¨¢s vulnerables ten¨ªan que exponerse m¨¢s por las caracter¨ªsticas de su empleo, a veces como trabajadores esenciales, o por la falta de ingresos estables. Y tras la desescalada, tambi¨¦n son los m¨¢s expuestos a las infecciones. Lo muestra de nuevo un estudio publicado en Nature que saca sus conclusiones del movimiento de 100 millones de estadounidenses en las 10 ciudades m¨¢s pobladas del pa¨ªs. Esos datos an¨®nimos de desplazamientos y visitas a locales, cruzados con los n¨²meros reales de brotes, demuestran que su d¨ªa a d¨ªa es m¨¢s arriesgado que el de las personas con m¨¢s ingresos. Pero, adem¨¢s, esos datos tambi¨¦n permiten dise?ar una nueva normalidad en la que se proteja especialmente su salud, y tambi¨¦n la econom¨ªa, sin poner en riesgo la curva epidemiol¨®gica.
A los investigadores les sorprendi¨® que, bas¨¢ndose solo en datos de movilidad, su modelo predijo correctamente que los vecindarios de menos ingresos ten¨ªan tasas de contagios m¨¢s altas en comparaci¨®n con los de m¨¢s ingresos. ¡°Identificamos dos mecanismos: primero, los vecindarios de menores ingresos no pudieron reducir tanto su movilidad a principios de marzo; y segundo, los locales que visitaron tienden a ser m¨¢s peque?os, m¨¢s concurridos y, por lo tanto, de mayor riesgo¡±, explica Serina Chang, investigadora de la Universidad de Stanford. Y pone un ejemplo: ¡°En promedio, una visita a la tienda de comestibles era dos veces m¨¢s peligrosa para una persona de bajos ingresos. Las tiendas de alimentos visitadas por personas de pocos ingresos ten¨ªan, en promedio, un 59% m¨¢s de personas por metro cuadrado y las personas se quedaban un 17% m¨¢s¡±. Solo usando los datos de los m¨®viles, pudieron observar con claridad los patrones que provocan m¨¢s contagios entre la gente con menos recursos: menos teletrabajo y mayores aglomeraciones. ¡°Me sorprendi¨® la medida en que los datos de movilidad codificaban estas desigualdades¡±, reconoce Chang.
Las personas con m¨¢s recursos visitan mucho m¨¢s bares y restaurantes, pero se contagian all¨ª mucho menos que los de pocos recursos, porque estos ¨²ltimos visitan establecimientos m¨¢s peque?os y concurridos
¡°Nuestros resultados destacan la necesidad de que los responsables pol¨ªticos consideren los impactos de la reapertura en diferentes poblaciones¡±, a?ade Chang. El equipo que firma este estudio construy¨® un modelo inform¨¢tico a partir de los datos de movilidad capturados de los m¨®viles: movimientos por hora de cada persona desde los vecindarios hasta distintos lugares, como restaurantes y gimnasios. Tambi¨¦n pod¨ªan calcular lo ocupado que est¨¦ cada punto, su ¨¢rea f¨ªsica y el tiempo que las personas tienden a pasar all¨ª, lo que les permite predecir c¨®mo contribuyen a las infecciones, tras cruzar esos datos por bloques censales con los de contagios reales por d¨ªa.
¡°Uno de nuestros resultados importantes es que la reapertura no tiene por qu¨¦ ser todo o nada¡±, resume Chang. ¡°Predecimos que la reapertura total resultar¨¢ en un aumento dram¨¢tico en las infecciones, el cierre completo ser¨¢ dif¨ªcil para la econom¨ªa, pero si reabrimos parcialmente con l¨ªmites de ocupaci¨®n, podemos recuperar la mayor parte de la actividad econ¨®mica sin provocar una gran cantidad de infecciones¡±, aclara. Al reducir el aforo de los locales dr¨¢sticamente, al 20%, se tumban un 80% de nuevos contagios, pero las visitas de clientes solo caen un 60%, seg¨²n los datos que ofrece su estudio. La clientela se distribuye en otros horarios para evitar los momentos de mayor aglomeraci¨®n y la econom¨ªa no se resiente tanto como cuando hay que cerrar porque la gr¨¢fica de contagios se ha disparado. Esta medida, adem¨¢s, es la que m¨¢s protege a los vulnerables, porque as¨ª no se ven tan expuestos durante tanto tiempo en los locales m¨¢s peque?os y abarrotados que suelen visitar habitualmente.
¡°Hay que idear pol¨ªticas de reapertura que reduzcan las desigualdades, en lugar de exacerbarlas. Es importante evaluar el impacto en las poblaciones m¨¢s expuestas¡±Serina Chang, investigadora de la Universidad de Stanford
Lo que demuestran los datos de su estudio es que no sirve de nada cerrar los ojos y pretender que se pueden reabrir los locales de mayor riesgo con total normalidad sin que esto afecte a los contagios y muertes. Por ejemplo, reabrir totalmente los restaurantes de Chicago provocar¨ªa unas 600.000 infecciones adicionales en un par de meses. Porque los restaurantes son, seg¨²n este trabajo, los locales m¨¢s peligrosos (hasta tres o cuatro veces m¨¢s que las siguientes categor¨ªas m¨¢s expuestas, gimnasios, bares y hoteles) porque tienen densidades de visitas m¨¢s altas y los clientes permanecen all¨ª m¨¢s tiempo. En este caso, de nuevo, las diferencias de clases sociales son importantes: las personas con m¨¢s recursos visitan mucho m¨¢s bares y restaurantes, pero se contagian all¨ª mucho menos que los de pocos recursos, porque estos ¨²ltimos visitan establecimientos que tend¨ªan a ser m¨¢s peque?os y m¨¢s concurridos, seg¨²n los datos de movilidad.
¡°Los datos pueden predecir desigualdades socioecon¨®micas en las tasas de contagios de covid y una gran raz¨®n probablemente es porque determinados grupos est¨¢n desproporcionadamente representados entre los trabajadores esenciales y quienes no pueden teletrabajar¡±, concluye Chang. Y a?ade: ¡°Hay que idear pol¨ªticas de reapertura que reduzcan las desigualdades, en lugar de exacerbarlas. Es importante no solo evaluar el impacto de una posible pol¨ªtica de reapertura en la poblaci¨®n en general, sino tambi¨¦n espec¨ªficamente su impacto en las poblaciones m¨¢s expuestas¡±. El art¨ªculo de Nature propone cinco medidas para evitar estas desigualdades: aforos m¨¢s estrictos; centros de distribuci¨®n de alimentos de emergencia para reducir aglomeraciones; pruebas gratuitas en los vecindarios de alto riesgo; bajas retribuidas y ayudas econ¨®micas para reducir la movilidad de los trabajadores esenciales enfermos; y medidas de prevenci¨®n de infecciones en el lugar de trabajo de los empleados esenciales.
Entornos supercontagiadores
Lo que muestra el estudio es que m¨¢s que personas supercontagiadoras lo que hay es entornos supercontagiadores, a juzgar por la investigadora de Stanford. Entre los especialistas empieza a consolidarse la idea de que la pandemia avanza no por medio de peque?os contagios en el entorno de cada enfermo, sino que en unas pocas circunstancias se dan brotes con numerosos contagios que provocan que la enfermedad se propague. ¡°Solo el 10% de todos los puntos m¨¢s infecciosos suponen el 80% de las infecciones de marzo a mayo¡±, se?ala Chang, ¡°por lo que los sitios quiz¨¢ no deber¨ªan reabrir de forma uniforme dado que no contagian de forma uniforme¡±.
El investigador Yamir Moreno, de la Universidad de Zaragoza, public¨® en agosto un estudio con una metodolog¨ªa similar en la ciudad de Boston, en el que pudieron observar que los contagios solo podr¨ªan controlarse si hab¨ªa un buen nivel de rastreo. Moreno considera que algunas conclusiones del estudio son interesantes, como la correlaci¨®n entre reducci¨®n de movilidad y desigualdades, aunque advierte que el modelo, desde el punto de vista epidemiol¨®gico, es bastante simple porque no controlan factores ¡°que hoy por hoy parecen fundamentales¡± como los asintom¨¢ticos o las diferencias entre interiores y exteriores. No obstante, tambi¨¦n le resulta interesante la conclusi¨®n de que es mejor realizar intervenciones dirigidas, actuar sobre determinados lugares, en lugar de una reducci¨®n general de la movilidad.
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