La optogen¨¦tica devuelve parcialmente la vista a una persona ciega desde hac¨ªa 40 a?os
La terapia g¨¦nica con prote¨ªnas fotosensibles se ensaya por primera vez en ojos humanos
Una inyecci¨®n en el ojo para inocular un virus que portaba genes de unas prote¨ªnas de algas fotosensibles, y unas gafas especiales para la luz ¨¢mbar, han devuelto la visi¨®n a una persona ciega desde hac¨ªa 40 a?os. La recuperaci¨®n de la vista es reducida y los resultados son muy preliminares, pero es la primera vez que una terapia tan compleja y casi de ciencia ficci¨®n como la optogen¨¦tica se usa en los ojos humanos con ¨¦xito.
El paciente es un franc¨¦s de 58 a?os con retinosis pigmentaria desde la adolescencia. Esta enfermedad hereditaria provoca una degeneraci¨®n progresiva de las c¨¦lulas del ojo sensibles a la luz, los fotorreceptores (conos y bastones fundamentalmente). Los problemas suelen empezar con la llamada ceguera nocturna, despu¨¦s se va reduciendo el campo visual hasta que se ve como a trav¨¦s de un peque?o tubo. Finalmente, los afectados solo perciben luz y nada m¨¢s. Aunque muchos se quedan en alguna de las etapas intermedias, este ciudadano galo sufr¨ªa la fase final de la retinosis pigmentaria.
A finales de 2019, siete personas con retinosis pigmentaria fueron seleccionadas para el ensayo PIONEER. Quer¨ªan probar la seguridad y tolerabilidad de un tratamiento basado en la optogen¨¦tica. Esta t¨¦cnica, que apenas tiene 15 a?os y a¨²n no ha salido de los laboratorios, pretende desarrollar o identificar prote¨ªnas fotosensibles, es decir, que se puedan activar o desactivar con la luz. Hasta ahora sus mayores avances se han producido en el terreno de las neurociencias, llegando a despertar recelos sobre un hipot¨¦tico control mental en el futuro. En PIONEER, quer¨ªan usar unas prote¨ªnas fotosensibles obtenidas de algas. Son las rodopsinas que, en los humanos, se encargan de absorber la luz y la convierten en se?ales el¨¦ctricas.
El paciente recibi¨® genes de unas prote¨ªnas fotosensibles de algas inyectados en la retina
Por culpa de la pandemia solo llegaron a probar estas rodopsinas de algas en el paciente protagonista de esta historia. Jos¨¦-Alain Sahel, de la Universidad de Pittsburgh (EE UU), director del instituto de la visi¨®n de la Universidad de la Sorbona (Francia) y coautor de la investigaci¨®n, dice que una vez que pase la covid ¡°el ensayo continuar¨¢ con otros pacientes. Alrededor de 15 ser¨¢n incluidos en este primer estudio¡±. Los reclutar¨¢n de Francia, Reino Unido y Estados Unidos.
Como detallan Sahel y sus colegas en la revista cient¨ªfica Nature Medicine, en ausencia de bastones operativos, ten¨ªan que lograr que otro elemento presente en la retina hiciera su funci¨®n de captar la luz. Se fijaron en las c¨¦lulas ganglionares. Son neuronas con alargadas terminaciones que llegan hasta el cerebro y eran las encargadas de recibir la informaci¨®n de conos y bastones en forma de se?ales el¨¦ctricas y enviarlas hasta el c¨®rtex visual. Para hacerlas fotosensibles hab¨ªa que colarles genes de aquellas algas que, una vez dentro de estas c¨¦lulas, codificaran las rodopsinas. Para lograrlo usaron un adenovirus como vector, inyectado en la retina. Esta parte del sistema ya empieza a ser familiar: es el m¨¦todo de entrada de algunas vacunas contra el coronavirus, como las de AstraZeneca o la Sputnik V.
Tras dar unos cuatro meses a los genes for¨¢neos para que se estabilizara la producci¨®n de rodopsinas, los investigadores empezaron a entrenar al paciente. Durante siete meses tuvo que realizar casi un centenar de pruebas en las que ten¨ªa que detectar una serie de objetos (un cuaderno, unos vasos y una cajita de grapas, todos de color oscuro) colocados sobre una mesa blanca. Una parte de las pruebas las realizaron con unas gafas especiales.
El ensayo se iba a realizar con 15 personas, pero la pandemia impidi¨® inocular a todas menos una
Las pruebas demostraron que el paciente pod¨ªa localizar, tocar y contar los objetos que hab¨ªa en la mesa, pero solo cuando llevaba las gafas. Es decir, la inyecci¨®n en el ojo por s¨ª sola no funciona. La raz¨®n la explica Botond Roska, investigador del Instituto de Oftalmolog¨ªa Cl¨ªnica y Molecular de Basilea (Suiza) y coautor del estudio: ¡°El sensor optogen¨¦tico no es capaz de adaptarse a diferentes condiciones de iluminaci¨®n y necesita m¨¢s luz de la presente en una habitaci¨®n¡±. Adem¨¢s las rodopsinas de estas algas son especialmente sensibles al rango del color ¨¢mbar. ¡°As¨ª que la c¨¢mara de las gafas realiza la adaptaci¨®n y el proyector en las gafas proporciona luz ¨¢mbar en niveles lo suficientemente altos como para que los sensores optogen¨¦ticos puedan funcionar¡±, detalla Roska.
Con esas gafas, el paciente toc¨® el cuaderno en 36 de las 39 pruebas, es decir en el 92% de las ocasiones. En cuanto a los vasos de cristal, los cont¨® correctamente el 63% de las veces. Donde tuvo m¨¢s problemas fue con la cajita de grapas, toc¨¢ndola correctamente solo en un tercio de los intentos. Fuera del experimento, el sujeto relat¨® detectar otros objetos cotidianos, como platos, el tel¨¦fono, muebles o las puertas. En la calle, lograba distinguir las rayas de los pasos de cebra. En un ¨²ltimo experimento, midieron la actividad del c¨®rtex visual del paciente mientras localizaba los objetos sobre la mesa. As¨ª confirmaron que su sistema de optogen¨¦tica genera actividad en el c¨®rtex visual.
Para Jaume Catal¨¤, oftalm¨®logo de los hospitales catalanes Sant Joan de D¨¦u y el de Bellvitge, los resultados de esta investigaci¨®n ¡°son una buena noticia y son de impacto¡±. Aunque hay otros ensayos similares en marcha, este es el primero que muestra la viabilidad de la optogen¨¦tica en humanos. Y de no haber sido por la irrupci¨®n de la pandemia, la muestra habr¨ªa sido mucho mayor. ¡°La ventaja de esta aproximaci¨®n es que es independiente de la mutaci¨®n y puede aplicarse en pacientes con ausencia de fotorreceptores funcionales¡±, a?ade Catal¨¤, experto en enfermedades raras de la retina.
La retinosis pigmentaria no tiene tratamiento. Como dice Eduardo Fern¨¢ndez, del Instituto de Bioingenier¨ªa de la Universidad Miguel Hern¨¢ndez, ¡°lo ¨²nico que podemos hacer es un diagn¨®stico gen¨¦tico para saber qui¨¦n la va a tener¡±. Por eso le parecen muy relevantes los resultados de este trabajo. Pero, tambi¨¦n ¡°son muy preliminares, el sujeto ve b¨¢sicamente bultos¡±, a?ade. Para Fern¨¢ndez, responsable de la c¨¢tedra Bidons Egara de investigaci¨®n en retinosis pigmentaria de la universidad alicantina, tan importante como destacar la importancia de esta investigaci¨®n es no crear falsas expectativas: ¡°Una persona ciega esperar¨ªa m¨¢s, creer que va a ver como t¨² o como yo y para eso a¨²n queda mucho¡±.
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