Radiograf¨ªa de un bulo en lo peor de la pandemia
Un estudio analiza c¨®mo fue la desinformaci¨®n que tuvo que ser cazada y desmentida durante los primeros meses del confinamiento por la covid
A mediados de marzo de 2020, se desataban con fuerza ¡°al menos dos pandemias¡±, en palabras de Ram¨®n Salaverr¨ªa, de la Universidad de Navarra. La de covid, que encerr¨® al planeta en sus casas, y la de desinformaci¨®n, consecuencia de la primera, y que termin¨® por inundar los m¨®viles de los confinados. En aquellos primeros meses, tambi¨¦n se puso en marcha la maquinaria de desmentir bulos por parte de los periodistas, para tratar de frenar la avalancha de falsedades que abrumaban el tel¨¦fono y la salud mental de la poblaci¨®n.
A partir de ese trabajo, un equipo de la Universidad de Navarra ha podido radiografiar ese fen¨®meno y describir sus principales caracter¨ªsticas. Sobre todo para que ese esqueleto de la desinformaci¨®n sirva para identificar mejores m¨¦todos que le pongan freno en el futuro. El tipo m¨¢s com¨²n que refleja el an¨¢lisis, que hoy publica PLOS One, ser¨ªa: una pieza de texto, compartida redes sociales, deliberadamente enga?osa, de alcance internacional, apoy¨¢ndose en supuestas fuentes reales y sobre investigaci¨®n cient¨ªfica. Porque la ciencia, falsa o no, estuvo en el coraz¨®n de ese organismo tramposo que trataba de sembrar confusi¨®n entre la poblaci¨®n. Estas son las principales caracter¨ªsticas de esos enga?os que circularon en aquellos terribles d¨ªas de marzo, seg¨²n detalla el equipo de Salaverr¨ªa, que cont¨® con el impulso de la Fundaci¨®n BBVA para llevar a cabo este proyecto de investigaci¨®n.
La ciencia como objetivo
La mayor parte de los bulos identificados en este trabajo ¡ªaquellos que Maldita.es, Newtral, y Efe Verifica cazaron entre marzo y junio de 2020¡ª ten¨ªan como objetivo enga?ar en cuestiones del ¨¢mbito cient¨ªfico. Esta categor¨ªa inclu¨ªa varias subcategor¨ªas, explica el estudio, como ¡°pol¨ªtica cient¨ªfica y gesti¨®n de la salud¡±, ¡°investigaci¨®n cient¨ªfica¡± y ¡°consejos emitidos al p¨²blico¡± relacionados con la pandemia.
En este ¨²ltimo campo, los consejos err¨®neos sobre c¨®mo evitar el contagio tambi¨¦n fueron comunes, llegando a recomendaciones sobre el consumo de diferentes bebidas, el seguimiento de dietas y pr¨¢cticas como hacer g¨¢rgaras, inhalar vapor y consumir compuestos qu¨ªmicos t¨®xicos (di¨®xido de cloro).
En cuanto a la investigaci¨®n cient¨ªfica, la mayor¨ªa de los bulos se refer¨ªan al origen del coronavirus, si fue propagado deliberadamente por China o Estados Unidos, o si est¨¢ conectado a la tecnolog¨ªa 5G. Por rid¨ªculo que pueda parecer, en aquellos d¨ªas se dieron innumerables envenenamientos por seguir esos falsos remedios y ataques a los operarios de telefon¨ªa por el bulo del 5G.
La segunda categor¨ªa m¨¢s afectada fueron los temas pol¨ªticos, ya fueran los partidos, sus miembros y asuntos gubernamentales de ¨¢mbito internacional, nacional, regional o local. Otra categor¨ªa relevante fue la de las estafas y cuestiones de seguridad p¨²blica.
Mensajer¨ªa oscura
En funci¨®n de la plataforma en la que se propagaba la desinformaci¨®n, las aplicaciones de mensajer¨ªa y las redes sociales fueron los canales m¨¢s comunes para los enga?os. WhatsApp fue la plataforma utilizada para difundir el mayor n¨²mero de bulos, seguida de redes sociales como Twitter y Facebook, seguidos por la plataforma de v¨ªdeos YouTube. Le¨®n explica que en muchos casos, estas herramientas consiguen ¡°eliminar el filtro cr¨ªtico, de desconfianza hacia el mensaje, porque te llega de alguien en quien conf¨ªas¡±.
Los medios de comunicaci¨®n solo suponen una parte casi ¡°residual¡± de la desinformaci¨®n analizada, por lo que la expresi¨®n ¡°noticias falsas¡± carece de relevancia en este contexto, seg¨²n Salaverr¨ªa. En este ¨¢mbito, en el de las herramientas tecnol¨®gicas, este estudio pretende aportar su granito de arena. ¡°Pretendemos ayudar a quienes desarrollan sistemas de detecci¨®n autom¨¢tica, intentamos que identificarlos sea m¨¢s f¨¢cil¡±, explica Bienvenido Le¨®n, de la Universidad de Navarra y autor principal del trabajo. Le¨®n apunta otro aspecto clave: al conocer las caracter¨ªsticas m¨¢s comunes, tambi¨¦n es m¨¢s f¨¢cil ayudar a la gente: ¡°Permite ver de qu¨¦ manera se puede prevenir por medio de la alfabetizaci¨®n medi¨¢tica¡±.
Enga?o deliberado
El tipo de bulo m¨¢s desmentido fue el enga?o m¨¢s puro: se difunde contenido totalmente falso que se trata de convertir en cre¨ªble a trav¨¦s de varios mecanismos. A estos les siguieron bulos basados en la descontextualizaci¨®n, en los que la informaci¨®n tiene una base cierta, como una imagen, pero a la que se ofrece un contexto falso, por ejemplo, ubic¨¢ndola en Espa?a cuando se trata de una foto tomada en Italia, o decir que es de hoy cuando es de hace meses. Las exageraciones y las simples bromas que se tomaban por reales supusieron un porcentaje muy menor.
Simple texto
Los formatos m¨¢s comunes para estos bulos eran los que requer¨ªan la menor experiencia t¨¦cnica, explican en el estudio. Por eso, un simple texto fue el formato m¨¢s habitual, seguido de fotos, videos y clips de audio. ¡°No hay formatos muy sofisticados ni creaciones desarrolladas con programas tipo deep fake. Es todo muy burdo, lo m¨¢s sencillo que pueda hacerse para manipular, sin habilidades t¨¦cnicas especiales¡±, explica Le¨®n.
Algunos formatos resultan especialmente efectivos para cierto tipo de bulos, seg¨²n la muestra de m¨¢s de medio millar de ejemplos analizados. Por ejemplo, la descontextualizaci¨®n se usaba con mayor frecuencia para las fotos, mientras que las exageraciones se adaptaban especialmente bien a los clips de audio.
Fuente real (en apariencia)
La mejor forma de que cuaje un bulo es darle un barniz de autoridad. ¡°Para que la gente se lo crea, se atribuye esa pieza de desinformaci¨®n a una fuente real¡±, explica Le¨®n. En el estudio se identificaron cuatro tipos de fuentes: reales, an¨®nimas, falsificadas y ficticias. Para el caso m¨¢s habitual, la fuente se presenta como alguien, o una instituci¨®n, competente para tratar del tema.
Por eso, en m¨¢s de la mitad de los bulos de salud, hab¨ªa detr¨¢s cient¨ªficos o profesionales de la sanidad. ¡°El uso de tales fuentes hizo que el enga?o pareciera cre¨ªble porque en ¨¢reas donde la ciencia juega un papel clave, el p¨²blico generalmente conf¨ªa en los cient¨ªficos por encima de los amigos y la familia como las principales fuentes de informaci¨®n¡±, resume el estudio.
En algunos casos, se presentaba el caso de la autoridad ampliada, matiza Le¨®n, que es cuando se difunden las palabras de un cirujano hablando de virus o de un enfermero hablando de epidemiolog¨ªa: campos que no son los de su especializaci¨®n, pero al tratarse de un sanitario da esa apariencia de autoridad.
En todo caso, esa avalancha de marzo de 2020 puede haber servido para que todas las v¨ªctimas aprendieran la lecci¨®n, cree Le¨®n: ¡°Si lo compar¨¢ramos los bulos que se llegaban a creer al principio de la pandemia, estoy seguro de que hemos aprendido mucho por el camino¡±.
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