Mar¨ªa Martin¨®n-Torres: ¡°El m¨¢s d¨¦bil no es el fr¨¢gil o el enfermo, sino el que est¨¢ solo¡±

Cuenta Mar¨ªa Martin¨®n-Torres que su libro Homo imperfectus (Destino) refleja la manera ¡°ca¨®tica¡± en la que funciona su cabeza. Porque en sus p¨¢ginas alterna sin cesar los detalles cient¨ªficos que hacen imperfectos a los humanos con referencias literarias que sirven de met¨¢foras id¨®neas para explicar esos renglones torcidos de la evoluci¨®n. La paleoantrop¨®loga Martin¨®n-Torres, ourensana de 48 a?os, dirige en Burgos el Centro Nacional de Investigaci¨®n sobre la Evoluci¨®n Humana, aunque su formaci¨®n en Medicina le permite ver las enfermedades que sufrimos como episodios de una f¨¢bula, la que explica c¨®mo es hoy el sapiens.

Pregunta. El libro parece la deconstrucci¨®n culinaria del ser humano, un recorrido por los ingredientes de nuestra evoluci¨®n hasta dar con el plato que somos ahora.

Respuesta. Trato de identificar cu¨¢les son los ingredientes de los que estamos hechos y en qu¨¦ manera se mezclan. Somos un plato en el que es muy dif¨ªcil separar los ingredientes. Aqu¨ª da un sabor, como una ventaja evolutiva, pero aqu¨ª te proporciona otras texturas, como otra etapa de tu vida o una enfermedad. Me gusta describirlo desde el punto de vista de la imperfecci¨®n, que siempre ha sido denostada. Tenemos que ser una criatura perfecta y la realidad es que estamos llenos de imperfecciones que son la riqueza de la especie que somos.

P. Esa diversidad nos hizo indestructibles.

R. Exactamente. La ley de la naturaleza no prima lo individual, sino lo colectivo. Individualmente nos toca lidiar con muchos problemas y vulnerabilidades, pero esos sufrimientos personales no interfieren en nuestro ¨¦xito. Y ah¨ª est¨¢ la clave. A la selecci¨®n natural no le preocupa la felicidad, la salud o el bienestar. Esos son asuntos de los humanos. La selecci¨®n natural se preocupa de la supervivencia y el humano se preocupa de vivir bien. La historia de nuestra especie es colectiva y social y por lo tanto nos toca pagar los sufrimientos individuales.

La clave del ¨¦xito de nuestra especie est¨¢ en tener sitio para renglones torcidos

P. ?La b¨²squeda de la felicidad nunca va a ser una ventaja evolutiva?

R. La selecci¨®n natural es un filtro implacable. Cuando hay un cambio importante en el ambiente en el que estamos o una crisis, va a favorecer que prosperen o que tengan m¨¢s hijos aquellas variedades que est¨¢n mejor adaptadas. Punto. ?D¨®nde va a hacer el corte? En aquellos rasgos que puedan perjudicar a nuestro ¨¦xito reproductivo. Todo lo que pasa despu¨¦s de la reproducci¨®n es asunto nuestro. El c¨¢ncer, que se suele manifestar en edades avanzadas, es un verdadero drama, pero no tiene ning¨²n impacto en la reproducci¨®n. ?Y la felicidad? Pues la felicidad, lo mismo. Y el bienestar, tambi¨¦n. Si somos capaces de generar ambientes de mayor felicidad, eso contribuye a la prosocialidad y eso s¨ª nos importa. Aunque realmente la felicidad no es una caracter¨ªstica que vaya a ser favorecida por la selecci¨®n natural, s¨ª que se obtiene cuando ponemos en acci¨®n las caracter¨ªsticas prosociales que s¨ª han sido seleccionadas positivamente a lo largo de la evoluci¨®n. Nuestra fortaleza no es individual, es siempre como grupo. Eso nos permite acoger y compensar y proteger debilidades o fragilidades individuales. El m¨¢s d¨¦bil no es el f¨ªsicamente fr¨¢gil o el que est¨¢ enfermo, sino el que est¨¢ solo. La selecci¨®n natural est¨¢ favoreciendo muchas caracter¨ªsticas que favorecen esa conexi¨®n. Por ejemplo, la longevidad: vivimos m¨¢s a?os no para tener hijos, sino para cuidar de los dem¨¢s. La selecci¨®n natural favorece que seamos una especie longeva para cuidar a individuos que son altamente dependientes, que necesitan de los otros desde muy pronto y hasta muy tarde. Lejos de ser una desventaja o una debilidad, la dependencia es el motor o la raz¨®n gracias a la cual vivimos tantos a?os.

P. ?Estamos programados para proteger a los vulnerables?

R. Esta es nuestra se?a de identidad y nuestra particularidad como especie hipersocial. La consecuencia de una de nuestras armas m¨¢s ¨²tiles para salir adelante, que es la empat¨ªa. Nuestro cerebro nos permite algo tan incre¨ªble como vivir nuestra vida e imaginarnos la de los dem¨¢s. Algo que nos proporciona grandes ventajas en nuestra supervivencia, porque as¨ª podemos reconocer amigos y anticipar enemigos. Eso se refleja, por ejemplo, en el cuidado de los vulnerables. La mayor¨ªa de nuestras caracter¨ªsticas, incluso las negativas, est¨¢n siempre llev¨¢ndonos a buscar la aceptaci¨®n por el grupo. Formar parte de una familia, de un colectivo, de un club, de una tribu, es realmente donde nos sentimos m¨¢s protegidos y m¨¢s realizados. Yo creo que ese retrato del ser humano como despiadado, oportunista, ego¨ªsta, no es la realidad de nuestra naturaleza. La selecci¨®n natural favorece para nuestro ¨¦xito los comportamientos altruistas y prosociales. Y son los que nos est¨¢n sacando las casta?as del fuego. Hay que quitarse un poco ese clich¨¦ de que el ser humano es malo, ego¨ªsta. El individualismo tiene un recorrido muy corto en esta especie.

P. Y otras especies desaparecidas, como neandertales o denisovanos, ?fracasaron por falta de empat¨ªa?

R. En el caso de los neandertales no creo que hubiera sido eso, porque era un grupo social compasivo, enterraba sus muertos, ten¨ªa pensamiento simb¨®lico, ten¨ªa tambi¨¦n una capacidad de comportamiento sofisticada, controlaba la caza, conoc¨ªa su entorno. En el caso de los neandertales ha sido una cuesti¨®n demogr¨¢fica. Eran muchos menos en un ambiente tan duro y tan ¨¢rido para vivir como era la Europa de los hielos. Ten¨ªa grandes capacidades, estaba bien adaptado, pero muy aislado y fue decayendo. En cambio, nosotros est¨¢bamos en un momento ¨¢lgido, en plenitud del desarrollo de nuestras capacidades, y entramos en Europa cuando ellos ya estaban de capa ca¨ªda precisamente por algo que es fundamental en la especie humana: la diversidad. Los neandertales, al ser un grupo que estaba aislado, era tambi¨¦n un grupo probablemente muy homog¨¦neo gen¨¦ticamente. Tienen menos de d¨®nde tirar cuando aparecen nuevas amenazas, como las infecciones. Sin embargo, los sapiens eran m¨¢s diversos. La diversidad y flexibilidad de comportamiento es la clave de la fortaleza de una especie, porque tienes mayor repertorio con el que enfrentarte a un mayor n¨²mero de peligros.

P. En el libro comenta que el 90% de las personas que han vivido ha tenido un modo de vida de cazador-recolector, ?es determinante?

R. Cuando miramos atr¨¢s a la historia evolutiva de Homo sapiens, desde que apareci¨® en la Tierra hace 200.000, casi 300.000 a?os, vemos que lleva mucho m¨¢s tiempo viviendo como especie cazadora-recolectora que en las ciudades y los pueblos como ahora. Es una novedad. Nuestra biolog¨ªa se ha labrado durante cientos de miles de a?os para adaptarse a un estilo de vida que de repente, en este ¨²ltimo pellizco de los ¨²ltimos 10.000 a?os, ha cambiado radicalmente. Pero la biolog¨ªa tiene otros ritmos de cambio y se produce un desajuste porque nuestra adaptaci¨®n va mucho m¨¢s lenta que la velocidad a la que nosotros somos capaces de transformar el mundo. Hemos creado un mundo completamente nuevo, de rutinas, de dieta, de interacciones, de relaciones sexuales, de exposici¨®n a nuevos t¨®xicos que no tienen nada que ver con lo que ha sucedido en el 90% de nuestra historia como especie.

P. ?Hacemos lecturas interesadas de nuestro pasado?

R. Siempre ha habido mucho sesgo. Por ejemplo, siempre digo que no damos la versi¨®n neandertal de los hechos. Cuando estudiamos el cerebro de sapiens y neandertales, inmediatamente pensamos en qu¨¦ cosas podemos hacer nosotros y los neandertales no ten¨ªan. Estos pobres neandertales se extinguieron porque ten¨ªan menos memoria operativa que los Homo sapiens, decimos. Y digo yo, si ellos ten¨ªan el mismo tama?o cerebral, habr¨¢ algo que ellos s¨ª ten¨ªan m¨¢s desarrollado que nosotros y no sabemos para qu¨¦ sirve. A lo mejor eran mucho m¨¢s agudos visualmente, a lo mejor eran m¨¢s emp¨¢ticos, m¨¢s expresivos. A lo mejor se comunicaban con mayor matiz y con mayor expresi¨®n. Nos cuesta mucho imaginar qu¨¦ es lo que ellos pod¨ªan tener que nosotros no ten¨ªamos. Uno de los grandes sesgos es ponernos a nosotros como prototipo de especie perfecta que tiene las cosas que los dem¨¢s no tienen. Contamos nuestra historia en clave de ¨¦xito siempre.

La selecci¨®n natural favorece para nuestro ¨¦xito los comportamientos altruistas y prosociales

P. Leemos la evoluci¨®n como si nuestro destino fuera convertirnos en los reyes de la creaci¨®n.

R. La selecci¨®n natural da una lecci¨®n de humildad: las mismas normas de evoluci¨®n se aplican a nosotros, a la coliflor, a los pinos y a los virus. No creo que estemos mejor adaptados que los tulipanes en Holanda o que un ¨¢guila volando en el cielo. Son diferentes tipos de adaptaciones a mundos diferentes. No nos va mal, pero todav¨ªa quedan muchos ajustes y las enfermedades son un reflejo de que todav¨ªa hay muchas tuercas que apretar a lo largo de la evoluci¨®n.

P. ?Hemos aprendido muchas cosas nuevas del sapiens?

R. En los ¨²ltimos a?os ha cambiado la imagen que ten¨ªamos de nosotros como un caj¨®n uniforme, un linaje perfecto que triunfante avanzaba y colonizaba el mundo. Y ahora vemos que la clave del ¨¦xito de nuestra especie est¨¢ en tener sitio para excepciones, para renglones torcidos, para asteriscos. Eso le ha permitido adaptarse a ambientes tan diferentes. No hemos salido adelante como una especie uniforme, sino todo lo contrario. Y eso incluye nuestra mezcla con otras especies.

P. Entonces, volviendo a la receta del sapiens, somos m¨¢s bien como unas croquetas que se han hecho con comida de aqu¨ª y de all¨¢.

R. Pues s¨ª, y eso es muy bonito a nivel evolutivo. Descubrir que somos una mezcla y que esa mezcla nos ha dado ventajas. La mayor¨ªa de los genes que se han seleccionado positivamente de nuestra mezcla con los neandertales tienen que ver con el sistema inmune. Somos una croqueta con mucho abolengo, pero tambi¨¦n con mucho sabor y con mucha historia, la verdad. Pero no por eso est¨¢ resesa. [r¨ªe]

Puedes escribir a javer@esmateria.com, seguir a MATERIA en Facebook, Twitter e Instagram, o apuntarte para recibir nuestro bolet¨ªn semanal.