Los europeos ya com¨ªan algas hace 8.000 a?os
El an¨¢lisis del sarro dental de restos humanos del pasado muestra que el consumo de plantas acu¨¢ticas en Europa era habitual hasta la Edad Media
Desde hace milenios, si no antes, los antiguos europeos de las zonas costeras ten¨ªan a las algas y plantas acu¨¢ticas en su dieta. El an¨¢lisis del c¨¢lculo dental o sarro de los dientes de decenas de restos humanos muestra se?ales del consumo de vegetales marinos y de agua dulce desde Lituania, en el norte, hasta el sureste de Espa?a desde hace 8.000 a?os y al menos hasta la Edad Media. Por razones que los autores del trabajo solo pueden aventurar, las algas fueron abandonadas y, hasta la reciente moda de la comida japonesa, quedaron para los animales o ¨¦pocas de hambruna.
Los dientes son los restos del cuerpo que mejor aguantan el paso del tiempo en el registro f¨®sil. Hay especies humanas que se han descubierto por unas piezas dentales y poco m¨¢s. En el extremo de la conservaci¨®n est¨¢n los materiales org¨¢nicos, como la comida. Hasta no hace mucho el estudio del pasado era el de las cosas que, por duras, perduraban, como las herramientas y armas de piedra y hueso. Pero sin lo org¨¢nico, sin los tejidos con los que se vest¨ªan o calzaban, sin lo que com¨ªan, se oscurecen aspectos clave de la prehistoria humana. Saber de su comida, por ejemplo, ayudar¨ªa a entender qu¨¦ cazaban, que cultivaban, con qu¨¦ comerciaban o por qu¨¦ peleaban. De ah¨ª que los arque¨®logos se volvieran hacia los dientes para arrancarles toda la informaci¨®n que tuvieran. En los ¨²ltimos a?os, se ha recuperado de algunos de ellos prote¨ªnas de hace 1,7 millones de a?os o ADN de hace dos millones. ?Por qu¨¦ no estudiar tambi¨¦n el sarro? El c¨¢lculo dental no es otra cosa que placa bacteriana que se mineraliza. Pero al hacerlo, en un proceso de calcificaci¨®n, hace que las bacterias y lo que se estuvieran comiendo perdure durante a?os, siglos o milenios.
Lo han comprobado un grupo de arque¨®logos y antrop¨®logos. Con la ayuda de bi¨®logos moleculares, han podido analizar el sarro de 74 individuos de una treintena de yacimientos arqueol¨®gicos de toda Europa. En la mitad encontraron restos de comida (en forma de biomarcadores qu¨ªmicos) identificables. Seg¨²n relatan en la revista cient¨ªfica Nature Communications, encontraron residuos de grasas animales, de carbohidratos, pruebas inequ¨ªvocas de comida cocinada y, en un caso, prop¨®leo, una resina elaborada por las abejas. Pero hallaron algo m¨¢s. En 26 de las muestras encontraron se?ales de algas y plantas acu¨¢ticas o de ribera, como la llamada col marina, alimento ya recogido por el historiador romano Plinio el Viejo en sus escritos.
La profesora de arqueolog¨ªa prehist¨®rica de la Universidad de Glasgow (Reino Unido) Karen Hardy, primera autora del estudio, cuenta que en los sitios que han muestreado, ¡°las algas estaban ampliamente presentes, en particular en [los yacimientos] cercanos a la costa, mientras que las plantas de agua dulce se consum¨ªan en el interior¡±. De tierra adentro es la muestra m¨¢s antigua. En un yacimiento en la actual Lituania y a 100 kil¨®metros de cualquier mar, identificaron en el sarro de uno de los excavados la presencia de una planta de la familia de las ninf¨¢ceas, la misma que la de los nen¨²fares o los lirios de agua. Sus dientes son de hace unos 8.400 a?os, en pleno Mesol¨ªtico. El siguiente rastro es de algas (no han podido identificarlas) en los dientes de una mujer de entre 35 y 40 a?os encontrada en el enterramiento de Casa Corona (Alicante), que debi¨® vivir en las cercan¨ªas de la actual ciudad alicantina de Villena hace entre 7.800 y 8.000 a?os. Trabajos anteriores ya hab¨ªan identificado el consumo de moluscos. Es probable que tambi¨¦n consumieran pescado, pero sus raspas no aguantan bien el paso del tiempo y los estudios de is¨®topos no lograban diferenciar el origen marino. Ahora, el estudio del sarro dental, a?ade las algas a la dieta de los habitantes de la costa mediterr¨¢nea.
Stephen Buckley, arque¨®logo de la Universidad de York (Reino Unido) y tambi¨¦n coautor del trabajo de Hardy destaca que ¡°las muestras biomoleculares de este estudio son m¨¢s de 3.000 a?os anteriores a la evidencia hist¨®rica del Lejano Oriente¡±. Quiz¨¢ se com¨ªan algas antes en Europa que en Asia. En un correo Buckley se?ala que el an¨¢lisis qu¨ªmico del sarro ¡°tiene el potencial de revelar una amplia variedad de alimentos y, aunque puede que no proporcione una imagen completa de la dieta de un individuo, porque algunos alimentos son m¨¢s susceptibles a la degradaci¨®n que otros, a¨²n puede ofrecer informaci¨®n importante sobre las dietas antiguas que pueden informarnos de antiguas redes comerciales, la disponibilidad de algunos productos en la antig¨¹edad e incluso la identidad religiosa y pol¨ªtica, ya que los l¨ªderes siempre han usado los alimentos como s¨ªmbolos de estatus¡±.
El investigador del departamento de Prehistoria, Arqueolog¨ªa e Historia Antigua de la Universidad de Valencia, Domingo Salazar, ha investigado con detalle la dieta de los habitantes de Casa Corona y otros de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica. Sobre el consumo de moluscos, advierte de que ¡°no est¨¢ claro si lo hac¨ªan como alimento o como elemento decorativo¡±. Salazar valora el uso del an¨¢lisis del sarro del nuevo trabajo ¡°ya que es una t¨¦cnica que detecta compuestos no detectable por otras, como la de los is¨®topos¡±. El problema es cualitativo y lo explica: ¡°Con el estudio de los is¨®topos, si alguien come pescado 10 veces al a?o, eso no se va a reflejar en el col¨¢geno de la persona, es una t¨¦cnica que necesita de un consumo regular y continuado. Pero si alguien se lleva un alga a la boca, puede quedar atrapada en la placa bacteriana, aunque no fuera a com¨¦rsela¡±.
De hacer caso a la proporci¨®n de muestras positivas de esta investigaci¨®n, un 70%, el consumo de vegetales acu¨¢ticos era muy elevado entre los europeos del pasado. Hardy recuerda que esto vale solo para los yacimientos que ellos han estudiado, casi todos situados en la costa o cerca de ella. Hay muchos otros lugares excavados en el interior donde no han estudiado el sarro de sus restos humanos. Pero, como recuerda Juan Francisco Gibaja, que investiga la sociolog¨ªa de las comunidades del pasado en la Instituci¨®n Mil¨¢ y Fontanals de Investigaci¨®n en Humanidades, del CSIC, ¡°las del Mes¨®litico son las ¨²ltimas sociedades de cazadores recolectores¡±. Gibaja, no relacionado con el trabajo de Hardy, a?ade: ¡°En la pen¨ªnsula Ib¨¦rica y en toda la zona atl¨¢ntica, estos grupos se asientan, viven, cerca de la costa, porque tienen muchos recursos disponibles. Y hay mucho consumo de recursos marinos¡±.
En febrero de este a?o, la cient¨ªfica de la Universidad de York Mar¨ªa Fontanals public¨® otra investigaci¨®n demostrando que los habitantes de la costa mediterr¨¢nea ib¨¦rica ya consum¨ªan productos del mar, en particular pescado y mariscos, hace 9.500 a?os. Fontanals recuerda que los alimentos de origen marino eran muy importantes para los paleol¨ªticos y mesol¨ªticos, ¡°que eran cazadores recolectores¡± El problema es que hasta no hace mucho, las tecnolog¨ªas disponibles no permit¨ªan detectarlo. ¡°Hasta ahora, las t¨¦cnicas isot¨®picas solo nos permit¨ªan ver la base diet¨¦tica de los individuos. Si el consumo de recursos marinos era inferior al equivalente de un 20% en la dieta, no nos permit¨ªan ver este consumo, explica la investigadora. Pero los avances biomoleculares, como los usados con el sarro, empiezan a desvelar la importancia del mar en la paleodieta.
¡°Cuando llega el Neol¨ªtico, ese consumo desciende en toda Europa¡±, dice Gibaja. Idea en la que coincide Fontanals: Pasamos de estar todo el d¨ªa buscando recursos para comer, a plantar nuestros recursos alimenticios. Esto hizo que pas¨¢ramos de una dieta heterog¨¦nea y variada a una dieta homog¨¦nea basada ¨ªntegramente en recursos terrestres¡±. Los autores del trabajo con el sarro coinciden con la transici¨®n y tambi¨¦n se?alan a la revoluci¨®n neol¨ªtica el inicio del fin del consumo de algas en Europa. Sin embargo, recuerdan, que este declive fue muy lento. De hecho, su estudio incluye muchas muestras del Neol¨ªtico y la Edad de Bronce, la ¨¦poca romana y hasta la Edad Media. En su Historia Natural (a?os 77 a 79 de la era actual), el procurador imperial romano Plinio el Viejo ya cantaba las alabanzas de la col marina, de la que escribe: ¡°Se mantendr¨¢ verde y fresca incluso durante un viaje largo, si se tiene cuidado de no dejar que toque el suelo desde el momento en que se corta¡±.
Buckley concluye que la introducci¨®n de la agricultura ¡°ciertamente debi¨® tener un profundo impacto en las dietas antiguas, pero nuestra investigaci¨®n sugiere que tal vez el abandono de las algas y las plantas acu¨¢ticas de agua dulce no fue tan completo como han sugerido los arque¨®logos e historiadores¡±. Su compa?era de estudio a?ade: ¡°El pan de laver, que se elabora con algas, todav¨ªa se consume en Gales [Reino Unido]. Solo podemos especular sobre por qu¨¦ las algas dejaron de consumirse m¨¢s ampliamente. Sin embargo, los textos hist¨®ricos sugieren que fueron minusvaloradas de forma gradual hasta quedar como alimento durante las hambrunas y forraje para los animales¡±
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