La viruela del mono llevaba a?os circulando entre los humanos antes del brote epid¨¦mico de 2022
El ADN de decenas de muestras desvela que una enzima humana ha acelerado la tasa de mutaci¨®n del virus hasta ¡°niveles preocupantes¡± para los cient¨ªficos
El 29 de abril de 2022, a un ciudadano brit¨¢nico le sali¨® un sarpullido mientras estaba de viaje en Nigeria (?frica). Al regresar al Reino Unido, decidi¨® ir al hospital al empeorar la erupci¨®n, inflamarse sus ganglios linf¨¢ticos y subirle la fiebre. All¨ª confirmaron que se trataba de la viruela del mono (o mpox, como la rebautiz¨® la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, OMS). Se trata de una enfermedad de origen zoon¨®tico provocada por un virus que salta ocasionalmente desde algunos animales y al que hasta entonces le costaba transmitirse entre humanos. Pero en apenas un mes, hab¨ªa miles de casos en Espa?a, Portugal, Estados Unidos, Colombia, Singapur... La OMS se vio obligada a declarar una emergencia de salud p¨²blica internacional. Ahora, un trabajo de vir¨®logos de primer nivel ha descubierto que la cepa causante del brote llevaba varios a?os circulando entre los humanos. Tambi¨¦n han comprobado que una enzima humana con actividad antiviral habr¨ªa acelerado la tasa de mutaci¨®n del pat¨®geno y esto preocupa a los cient¨ªficos, que temen que la mpox se quede entre nosotros.
En la actualidad, la amenaza del virus se ha visto reducida. Aunque sigue habiendo nuevos contagios, la OMS retir¨® en verano su alerta. Pero el pat¨®geno sigue ah¨ª y sigue sin saberse de donde surgi¨®. En el pasado, los brotes siempre han tenido las mismas caracter¨ªsticas, un salto de animal a humano, habitualmente un roedor (su reservorio mejor conocido) o un simio, a lo que le segu¨ªan unos pocos contagios entre humanos. El virus no se adaptaba bien al entorno humano. Pero algo debi¨® de cambiar en 2022, cuando en apenas unos meses se contagiaron miles de personas (a finales de octubre de 2023, ya eran m¨¢s de 91.000 personas). La mayor¨ªa nunca hab¨ªan viajado a los pa¨ªses donde la mpox es end¨¦mica, como Nigeria o Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, as¨ª que se estaba produciendo una transmisi¨®n entre humanos sostenida en el tiempo, algo que no encaja con una enfermedad zoon¨®tica.
Ahora, un amplio y reputado grupo de cient¨ªficos, entre los que est¨¢n algunos de los que primero caracterizaron al SARS-Cov-2 tras la pandemia de coronavirus, han secuenciado el genoma de casi un centenar de muestras del virus, con algunas que se remontan a los a?os 60 del siglo pasado. Quer¨ªan saber d¨®nde y cu¨¢ndo emergi¨® el linaje que provoc¨® el brote de 2022, nombrado B.1. Este mpox se agrupa en el llamado clado IIb, cuyo origen se encuentra en la regi¨®n del ?frica occidental. Por fortuna, su letalidad es 10 veces menor que la de los virus del clado I, end¨¦mico del centro del continente africano.
Los resultados de esta investigaci¨®n, publicada hoy en la prestigiosa revista cient¨ªfica Science, se?ala que las muestras de 2022 no son las primeras del brote: comparten hasta 42 mutaciones en su ADN, cuyo rastreo les llev¨® hasta un caso de 2015, que ya contaba con uno de estos cambios. Al a?o siguiente, las autoridades de Nigeria reportaron algunos casos de mpox en humanos, pero entonces se pens¨® que eran de origen zoon¨®tico, saltos desde animales, y no relacionados entre s¨ª. Se equivocaban. Ya entonces, en 2016, concluyen los investigadores en su trabajo, ¡°el virus circulaba de forma sostenida entre los humanos¡±.
¡°No est¨¢ claro qu¨¦ llev¨® a la propagaci¨®n global de B.1. No parece haber nada particularmente diferente en este virus, en este linaje¡±?ine O¡¯Toole, vir¨®loga de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido)
Para sostener esta conclusi¨®n se apoyan en el origen de aquellos 42 cambios en el ADN viral. Se concentran en los nucle¨®tidos, los cuatro elementos fundamentales del ADN, conocidos por las letras A, T, G y C. Comprobaron entonces que la pr¨¢ctica totalidad de estas mutaciones aparecen relacionadas con la acci¨®n de una enzima, la APOBEC3. Presente en casi todos los mam¨ªferos, los roedores, los supuestos reservorios del virus, solo cuentan con una copia que expresan en el bazo y la m¨¦dula ¨®sea y no en otros tejidos. En los humanos forma parte del sistema inmunitario. Su misi¨®n es retirar porciones del ADN del virus que le complican su replicaci¨®n. En todos los casos de 2017 en adelante aparecen estas modificaciones gen¨¦ticas, lo que descartar¨ªa que los cambios se hubieran producido antes de que el virus saltara de animales a humanos.
La primera autora de la investigaci¨®n, la vir¨®loga de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) ?ine O¡¯Toole lo cuenta: ¡°Desde que se extendi¨® a la poblaci¨®n humana (estimamos que fue al menos en 2016), las huellas de la edici¨®n de APOBEC3 se ven como cicatrices en el genoma del virus¡±. Cuando estos virus inician su replicaci¨®n, dejan al descubierto su ADN, ocasi¨®n que aprovecha esta enzima para cambiarle unas letras por otras. En la mayor¨ªa de las ocasiones, esto interfiere en su maquinaria replicadora, pero en otras, el pat¨®geno logra replicarse, ya con la marca de la APOBEC3. Para lo que no tiene respuesta O¡¯Toole es para el momento del brote, ?por qu¨¦ estall¨® en mayo de 2022, cuando llevaba al menos seis a?os ya circulando? ¡°No est¨¢ claro qu¨¦ llev¨® a la propagaci¨®n global de B.1. No parece haber nada particularmente diferente en este virus, en este linaje; lo m¨¢s probable es que haya tenido la oportunidad de propagarse ampliamente porque entr¨® en determinadas redes de la poblaci¨®n¡±.
Antonio Alcam¨ª, vir¨®logo del Centro de Biolog¨ªa Molecular Severo Ochoa (CMB/CSIC), destaca lo importante que es saber cu¨¢ndo empez¨® a circular: ¡°Se cre¨ªa que era reciente, pero ya desde 2016 y en humanos, el virus tiene la misma marca que el del brote de 2022¡å. Para Alcam¨ª, no relacionado con el trabajo publicado en Science, sus hallazgos son muy relevantes. ¡°Se pensaba que el mpox no se adaptaba a los humanos, pero si ahora vemos que lleva infectando a personas desde hace a?os, esto ser¨ªa un aviso de que se est¨¢ adaptando a los humanos¡±.
¡°Cuanto m¨¢s tiempo lleve circulando entre los humanos, mayor probabilidad de que el virus se haga m¨¢s humano¡±Ra¨²l Rivas, catedr¨¢tico de microbiolog¨ªa y gen¨¦tica de la Universidad de Salamanca
Una de las claves podr¨ªa residir en que la APOBEC3 ha acelerado el ritmo de mutaci¨®n del virus. Por lo que se sab¨ªa de otros orthopoxvirus, como el de la viruela humana, y muestras anteriores, la tasa de cambio del mpox era muy baja. Sin embargo, en dos o tres a?os acumul¨® 42 cambios en su ADN, lo que equivale a una tasa 28 veces m¨¢s r¨¢pida del linaje B.1 que los precedentes. ¡°Lo clave aqu¨ª es saber si estas mutaciones afectan a la mayor transmisibilidad entre humanos¡±, subraya el catedr¨¢tico de microbiolog¨ªa y gen¨¦tica de la Universidad de Salamanca, Ra¨²l Rivas, que tambi¨¦n destaca la dataci¨®n de los primeros casos con estas mutaciones: ¡°Cuanto m¨¢s tiempo lleve circulando entre los humanos, mayor probabilidad de que el virus se haga m¨¢s humano¡±.
Los autores aclaran y los expertos consultados confirman que el hecho de que esta enzima antiv¨ªrica est¨¦ detr¨¢s de las mutaciones presentes en el linaje B.1 no significa que la APOBEC3 est¨¦ aumentando la capacidad del virus para replicarse y transmitirse entre humanos. Lo destaca Fernando Gonz¨¢lez, catedr¨¢tico de la Universidad de Valencia y dedicado a la filogen¨®mica y evoluci¨®n de los virus: ¡°La APOBEC3 no es la causante, pero es mutag¨¦nica y entre las mutaciones que han surgido algunas han permitido una mayor transmisibilidad del virus¡±. Lo que queda por hacer es conectar la enzima antiviral con esta mayor capacidad de contagio. Y esto es algo que urge.
En sus conclusiones, los autores del estudio plantean que, de encontrarse un nexo entre la APOBEC3 y la persistencia del mpox durante a?os entre los humanos, se estar¨ªa ante un cambio de paradigma. En esto coincide Oriol Mitj¨¤, del Hospital Germans Trias i Pujol de Barcelona y que particip¨® en el descubrimiento de una forma fulminante de la viruela del mono en personas con VIH avanzado. ¡°En el futuro, habr¨¢ nuevos brotes zoon¨®ticos, pero si se mantiene esta transmisi¨®n entre humanos, podr¨ªamos decir que ya es un virus humano. Es, como sucedi¨® con el VIH [tambi¨¦n zoon¨®tico inicialmente], un cambio de paradigma¡±, a?ade.
Para los expertos consultados, lo descubierto ahora a?ade urgencia a la preocupaci¨®n que ya exist¨ªa desde que diagnosticaran a aquel se?or brit¨¢nico en abril de 2022. La inmensa mayor¨ªa de los m¨¢s de 91.000 contagiados hasta ahora son menores de 50 a?os. Es decir, no fueron vacunados contra la viruela, erradicada del planeta en 1980. Existe el riesgo de que el mpox ocupe el nicho de su pariente viral y lo haga entre una poblaci¨®n no inmunizada. A¨²n podr¨ªa ser peor. Si el linaje B.1 logra transmitirse entre humanos, tambi¨¦n podr¨ªan hacerlo los virus del clado I, que matan a 10 personas de cada 100 contagiadas.
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