Los genes relacionados con tener m¨¢s hijos tambi¨¦n lo est¨¢n con vivir menos
Un estudio comprueba una hip¨®tesis que explicar¨ªa el envejecimiento, pero observa que los cambios sociales compensan este efecto de la selecci¨®n natural
Casi todos los animales envejecen. Con el paso del tiempo, los cuerpos funcionan peor, es m¨¢s dif¨ªcil reproducirse y aumentan las probabilidades de que el pr¨®ximo d¨ªa sea el ¨²ltimo. Desde el punto de vista evolutivo, hace falta una explicaci¨®n, porque parece que la selecci¨®n natural deber¨ªa favorecer mutaciones que prolonguen la esperanza de vida y los a?os f¨¦rtiles. En 1952, el cient¨ªfico Peter Medawar propuso su teor¨ªa de la acumulaci¨®n de las mutaciones. Como el objetivo principal de un organismo es la reproducci¨®n, la selecci¨®n natural hace todo lo posible para que nos mantengamos vivos hasta que somos capaces de reproducirnos. Despu¨¦s, la presi¨®n evolutiva para evitar que aparezcan fallos en el organismo desciende y las mutaciones da?inas se empiezan a acumular. Un ni?o nacido con variantes gen¨¦ticas que le maten con seguridad a los 60 a?os no tiene desventajas evolutivas frente a uno que viva sin problemas hasta los 80, porque para entonces sus hijos ya deber¨ªan estar buscando la forma de perpetuar sus genes. En 1957, George Williams, entonces en la Universidad de Michigan, a?adi¨® en otro art¨ªculo un aspecto adaptativo al planteamiento de Medawar. Las mutaciones relacionadas con el envejecimiento, que son mortales en la edad provecta, podr¨ªan tener una selecci¨®n positiva si hacen que el individuo se reproduzca antes o en mayor n¨²mero durante su juventud.
En humanos se han visto casos de este tipo de compensaci¨®n. Por ejemplo, las variantes gen¨¦ticas que favorecen la aparici¨®n de enfermedad coronaria se suelen asociar a un mayor n¨²mero de descendientes, y tambi¨¦n se ha observado una correlaci¨®n negativa entre n¨²mero de hijos y esperanza de vida en mujeres dentro del estudio Framingham del Coraz¨®n. Sin embargo, hay estudios que cuestionan la hip¨®tesis y no es f¨¢cil establecer v¨ªnculos gen¨¦ticos claros que la prueben, porque la esperanza de vida y el n¨²mero de descendientes, adem¨¢s de por aspectos sociales en el caso de los humanos, est¨¢n influidos por muchas variantes gen¨¦ticas que tienen peque?os efectos.
Recientemente, Erping Long y Jianzhi Zhang, de la Universidad de Michigan, han publicado un art¨ªculo en la revista Science Advances en el que han puesto a prueba la hip¨®tesis empleando datos gen¨¦ticos, reproductivos y sobre mortalidad recogidos en el Biobanco del Reino Unido, en el que se puede acceder a este tipo de informaci¨®n de m¨¢s de 276.000 personas. Con esa muestra, los autores observaron que, en lo que respecta a los rasgos, los que ten¨ªan una puntuaci¨®n alta en los factores polig¨¦nicos que favorecen la reproducci¨®n ten¨ªan menos probabilidades de sobrevivir hasta los 76 a?os. Adem¨¢s, mirando las variantes gen¨¦ticas asociadas a un mayor n¨²mero de descendientes y menor esperanza de vida, observaron que han aumentado, algo que, seg¨²n los autores, es una pauta consistente con que exista una selecci¨®n positiva, como predice la hip¨®tesis de Williams.
Una de las explicaciones para este fen¨®meno puede encontrarse, seg¨²n se explica en el art¨ªculo de Science Advances, en otra teor¨ªa sobre el envejecimiento. Esta plantea que los organismos tienen recursos limitados y una mayor inversi¨®n en reproducci¨®n se hace a costa de invertir menos en la reparaci¨®n de ADN, algo que facilita la acumulaci¨®n de mutaciones que acaban produciendo el envejecimiento. Recientemente, un art¨ªculo publicado en la revista Nature, encontr¨® una correlaci¨®n inversa entre el ritmo de mutaciones som¨¢ticas de 16 especies de mam¨ªferos y su esperanza de vida, algo que puede apoyar esta hip¨®tesis de los recursos limitados como explicaci¨®n a que m¨¢s descendencia se relacione con una vida m¨¢s corta.
Aunque los autores consideran que su an¨¢lisis apoya la hip¨®tesis de que lo que favorece la fertilidad reduce la esperanza de vida, reconocen que en el caso humano ¡ªy en particular durante las ¨²ltimas d¨¦cadas¡ª el efecto social es mucho mayor que el gen¨¦tico. Aunque hay casos en los que lo ambiental y lo biol¨®gico se entrelazan y producen efectos que no cuadran bien con la hip¨®tesis. Por ejemplo, una mutaci¨®n que mermase las habilidades de aprendizaje de una persona pueden reducir simult¨¢neamente su capacidad reproductiva y su esperanza de vida. Adem¨¢s, hay situaciones en las que se observan diferentes efectos en distintas culturas: en China, las mujeres con m¨¢s hijos viven menos, pero sucede lo contrario entre los amish. Y en el propio estudio se incluyen datos que muestran la complejidad de este fen¨®meno: quienes ten¨ªan dos hijos, tambi¨¦n ten¨ªan m¨¢s probabilidades de supervivencia que los que ten¨ªan tres, pero viv¨ªan m¨¢s que los que no ten¨ªan ninguno.
Durante las ¨²ltimas d¨¦cadas, la esperanza de vida se ha multiplicado en casi todas las regiones del planeta y ya supera los 72 a?os de media, casi tres d¨¦cadas m¨¢s que los 46 de 1950. En ese tiempo, tambi¨¦n se ha producido un descenso importante en la natalidad, por un amplio abanico de razones, desde sociales a tecnol¨®gicas. Ambas tendencias unidas suponen un empuj¨®n en la direcci¨®n opuesta de la selecci¨®n natural de variantes gen¨¦ticas detectada por el estudio de los investigadores de la Universidad de Michigan.
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