El Club de los 27 existe, aunque la maldici¨®n de que los grandes artistas mueren a esa edad sea irreal
Un estudio sobre el mito de los fallecimientos de famosos con los mismos a?os analiza c¨®mo se generan creencias populares a partir de eventos aleatorios y estad¨ªsticamente improbables
Los famosos, principalmente cantantes, no mueren a los 27 a?os. Es una evidencia estad¨ªstica incuestionable, pero la coincidencia de los fallecimientos de Brian Jones, Jimi Hendrix, Janis Joplin y Jim Morrison en dos a?os de la d¨¦cada de los setenta a esa misma edad gener¨® un mito sobre una falsa maldici¨®n que resucit¨® con la muerte en 2011 de Amy Winehouse. Un nuevo estudio publicado en PNAS sobre el llamado Club de los 27 (ya public¨® uno hace 13 a?os BMJ, antiguo British Medical Journal) admite que se trata de una creencia popular sin fundamento emp¨ªrico, como demuestran Mick Jagger (81) o Paul McCartney (82), pero concluye: ¡°Si bien a los 27 a?os no tienen un mayor riesgo de mortalidad las personas notables, los que murieron a esa edad son un grupo excepcionalmente destacado en comparaci¨®n con los que murieron a otras edades tempranas¡±.
El autor principal de la nueva investigaci¨®n es Zackary Okun Dunivin, experto de la Universidad de Indiana en computaci¨®n y sociolog¨ªa cultural, dos ramas que le han permitido analizar miles de datos para llegar a la conclusi¨®n del estudio: el Club de los 27 es una ¡°realidad¡±, una construcci¨®n social generada a partir de ¡°un evento efectivamente aleatorio [la muerte de cuatro grandes m¨²sicos a la misma edad]¡± y ¡°estad¨ªsticamente improbable¡±. Pero no es una maldici¨®n. En su opini¨®n, la fat¨ªdica edad ha permitido crear ¡°una narrativa que da forma a sucesos que, de otro modo, no estar¨ªan relacionados¡± y permite interpretar la historia.
El investigador detalla que la creencia social se alimenta con datos que van m¨¢s all¨¢ del n¨²mero 27. ¡°La m¨ªstica de estas muertes se vio reforzada por otros paralelismos asombrosos, como la participaci¨®n en la escena musical contracultural y el circuito de festivales, la relaci¨®n de las drogas con las muertes y la ocurrencia del cuarto fallecimiento [Morrison] en el segundo aniversario del primero [Jones], as¨ª como el encendedor blanco encontrado en el escenario de las muertes¡±.
El mito creci¨® con los fallecimientos posteriores a la creaci¨®n del club de Jean-Michel Basquiat, Kurt Cobain y Amy Winehouse o anteriores, como el de Robert Johnson. En total, el grupo lo conforma un centenar de personas famosas que perdieron la vida a la misma edad e incluye al escritor Mariano Jos¨¦ de Larra o la cantante Cecilia, entre otros espa?oles.
El estad¨ªstico Martin Wolkewitz ya abord¨® este siniestro club en el estudio de BMJ y concluy¨® que, obviamente, ¡°no existe un pico en el riesgo de muerte para los m¨²sicos a los 27 a?os¡±, aunque admiti¨® que s¨ª hay ¡°alguna evidencia¡± de m¨¢s fallecimientos de personas de este ¨¢mbito que ten¨ªan entre 20 y 40 a?os durante los setenta y principios de los ochenta. Pero despu¨¦s, a pesar de la existencia de un gran n¨²mero de artistas, ¡°no hubo m¨¢s muertes en ese grupo de edad¡±, algo que atribu¨ªa a la mejora de los tratamientos de la drogodependencia y a cambios en la escena musical, ¡°del hard rock de los setenta al pop de los ochenta¡±.
Pero Dunivin apela, para defender su tesis, al Teorema de Thomas (del soci¨®logo William I. Thomas) que afirma: ¡°Si los hombres definen las situaciones como reales, son reales en sus consecuencias¡±. De esta forma, el investigador de Indiana sostiene que, ¡°dada la leyenda persistente del Club de los 27, este se ha cosificado (hecho real) como un fen¨®meno cultural y medible en sus consecuencias, incluso cuando las tasas de mortalidad emp¨ªricas no lo respaldan¡±. Es la raz¨®n por la que aquellos famosos que mueren con 27 a?os reciben m¨¢s atenci¨®n.
El estudio no tiene como objetivo aportar evidencias estad¨ªsticas a la existencia del fat¨ªdico club, sino ¡°mostrar c¨®mo un mito, una creencia o una narrativa con una base limitada en los hechos, puede formarse en un per¨ªodo relativamente corto y tener consecuencias culturales reales¡±.
¡°Es obvio que los j¨®venes de 27 a?os no tienen m¨¢s probabilidades de morir que los de 26 o 28 a?os. Lo que me motiv¨® de esta historia es que el mito es real¡±, explica Dunivin. Y a?ade: ¡°Debido a que destacamos a los que mueren a los 27 a?os, realmente parece que hay m¨¢s personas que fallecen a esa edad. Como esta historia es tan conocida, un mito global, me pareci¨® significativo escribir sobre este extra?o efecto y explorar algunos conceptos de la complejidad en el contexto del cambio cultural. Se me ocurri¨® la idea de escribir el art¨ªculo de repente, despu¨¦s de ver una pel¨ªcula sobre Jean-Michel Basquiat¡±.
El elemento clave de un mito es la poes¨ªa, no la verosimilitud. Las historias que contamos son las que se sienten misteriosas, trascendentales o hermosas. Son historias divertidas para contar y especularZackary Okun Dunivin, autor principal del estudio
De esta forma, Dunivin analiza la existencia del Club de los 27 como un fen¨®meno cultural sujeto a eventos improbables e impredecibles. ¡°Las cuatro muertes originales fueron una casualidad, pero no es sorprendente que un evento tan notable con alta visibilidad p¨²blica inspirara un mito¡±, defiende el autor en la investigaci¨®n. Tambi¨¦n cree que hay un mecanismo de contagio que lleva a que se aumente el n¨²mero de registros en este club, que no existe para ning¨²n otro rango de edad, difundiendo el conocimiento cultural espec¨ªfico. Esta transmisi¨®n termina por convertir el club en un ¡°fen¨®meno real¡±.
Para el estudio, se tuvieron en cuenta datos de 344.156 personas famosas en los ¨¢mbitos de la cultura, el deporte y la sociedad fallecidas entre 1900 y 2015. Tras el an¨¢lisis de los datos de un fen¨®meno particular y preciso, la conclusi¨®n es que ¡°las fuerzas sociales y su interacci¨®n son aplicables en el desarrollo no s¨®lo del folclore, sino tambi¨¦n de los patrones culturales¡±.
¡°Creo que el elemento clave de un mito es la poes¨ªa, no la verosimilitud. Las historias que contamos son las que se sienten misteriosas, trascendentales o hermosas. Son historias divertidas para contar y especular. A menudo transmitimos mitos que sabemos que no son ciertos, solo porque la historia es convincente¡±, detalla el investigador.
Otros mitos sin base
Esta creaci¨®n de realidades sin fundamento se extiende en todos los ¨¢mbitos. De acuerdo con la creencia popular, el asedio romano al fuerte de Masada, escenario de la conocida como Gran Revuelta Jud¨ªa en el primer siglo de nuestra era, se prolong¨® durante tres a?os. El cerco finaliz¨® cuando los rebeldes consideraron inminente la derrota y decidieron matarse entre ellos para evitar ser hechos prisioneros y esclavizados. Sin embargo, un estudio reciente, reduce el acecho a unas semanas. ¡°Calculamos objetivamente cu¨¢nto tiempo llev¨® construir todo el sistema de asedio: ocho campamentos y un muro de piedra que rodeaba la mayor parte del sitio. Descubrimos que la construcci¨®n dur¨® solo unas dos semanas. Sobre la base de los antiguos testimonios hist¨®ricos, est¨¢ claro que una vez que se complet¨® la rampa de asalto, los romanos lanzaron un ataque brutal, capturando finalmente la fortaleza en unas pocas semanas como m¨¢ximo¡±, explica Hai Ashkenazi, jefe de Geoinform¨¢tica de la Autoridad de Antig¨¹edades de Israel.
Otro mito cultural se?ala que los habitantes de la Isla de Pascua talaron todos sus ¨¢rboles para construir estatuas y que el desastre ecol¨®gico redujo la poblaci¨®n al m¨ªnimo. Sin embargo, una investigaci¨®n reciente cuestiona que el enclave estuviera densamente poblado en alg¨²n momento. ¡°Para empezar, la isla no pod¨ªa sostener a tanta gente debido a las limitaciones ecol¨®gicas. De hecho, la gente modific¨® sus paisajes para aumentar la cantidad de lo que pod¨ªan cultivar intensivamente y ese n¨²mero sigui¨® siendo muy peque?o. Este no es un ejemplo de cat¨¢strofe ecol¨®gica, sino de c¨®mo la gente sobrevivi¨® a pesar de los recursos naturales realmente limitados de una manera bastante sostenible durante mucho tiempo¡±, sostiene Dylan S. Davis, coautor de la investigaci¨®n.
Tambi¨¦n se pueden generar creencias generalizadas falsas en el ¨¢mbito de la salud con graves consecuencias. Una de ellas es que ¡°solo las chicas blancas, adineradas y delgadas desarrollan trastornos alimentarios¡±. Seg¨²n los autores de Eating Disorders: The Basics, este mito limita el tratamiento y diagn¨®stico de pacientes ajenos al estereotipo.
Los medios son tambi¨¦n responsables de la cadena de creaci¨®n de una creencia. Durante m¨¢s de dos d¨¦cadas, el Centro de Pol¨ªticas P¨²blicas de Annenberg, de la Universidad de Pensilvania, ha rastreado c¨®mo los informativos vinculan err¨®neamente la temporada navide?a y el fin de a?o con el suicidio. Sin embargo, un estudio concluye todo lo contrario: los meses de vacaciones de invierno suelen tener tasas medias de suicidios diarias bajas, siendo diciembre el m¨¢s bajo de todos. ¡°Ya sea que se trate de los medios de comunicaci¨®n, que est¨¢n influyendo en la opini¨®n popular, o de las creencias del p¨²blico que reflejan las noticias, es desafortunado ver que todav¨ªa hay impresiones err¨®neas persistentes sobre las fiestas y el suicidio¡±, lamenta Dan Romer, director de investigaci¨®n del centro.
Del mismo modo, el an¨¢lisis de los datos de docenas de sociedades recolectoras de todo el mundo muestra que las mujeres cazan en al menos el 79% de estas, lo que se opone a la creencia generalizada de que es una labor de los hombres y que las mujeres recolectan exclusivamente, seg¨²n un estudio dirigido por Abigail Anderson, de la Universidad Seattle Pacific, y publicado por PLOS ONE.
La lista es enorme, pero en todos los casos se manifiesta la hip¨®tesis del Club de los 27: una idea, una vez que forma parte del imaginario colectivo, independientemente del respaldo objetivo de los datos o por la coincidencia casual de los mismos conformando un relato singular, genera un mito, una realidad con consecuencias.
¡°Por lo general¡±, explica Dunivin, ¡°hay una interacci¨®n entre la arbitrariedad, la funci¨®n y la asimilaci¨®n hist¨®rica de los objetos culturales. Y puede ser muy dif¨ªcil desentra?arlas¡±.
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