La sopa (de letras) primordial
Al igual que la vida, las palabras surgen de una sopa (de letras) primordial y una combinatoria inagotable
Si el verdadero nombre de Dios fuera una secuencia de cuatro letras, dos vocales y dos consonantes, tal como especul¨¢bamos la semana pasada a partir del conocido relato de Arthur C. Clarke Los nueve mil millones de nombres de Dios, y acept¨¢ramos cualquier secuencia de cuatro letras que cumpliera esa condici¨®n, el n¨²mero de posibilidades no es dif¨ªcil de calcular. Habr¨ªa nombres de seis tipos: VVCC, VCVC, VCCV, CVVC, CVCV, CCVV (donde V es una vocal y C una consonante). Como en el alfabeto espa?ol hay 5 vocales y 22 consonantes, en cada uno de estos tipos habr¨¢ 5 x 5 x 22 x 22 = 12.100 posibilidades, y en total 12.100 x 6 = 72.600, una insignificancia en comparaci¨®n con los nueve mil millones de posibles nombres divinos seg¨²n los monjes tibetanos (un n¨²mero poco convincente: ?puedes calcular el n¨²mero exacto -o cuando menos su orden de magnitud- a partir de las indicaciones dadas la semana pasada?).
Pero, como se?ala Jos¨¦ Moya, tal vez habr¨ªa que tener en cuenta las reglas morfol¨®gicas y fon¨¦ticas del castellano, y en ese caso el n¨²mero es significativamente menor, a la vez que el c¨¢lculo se complica. Por ejemplo, la Q solo puede ir delante de los diptongos UE y UI y, en principio, pocas consonantes admiten la geminaci¨®n: la C con sonido primero fuerte y luego d¨¦bil (como en ¡°acci¨®n¡±), la L para dar lugar a un fonema distinto (la elle), la N (como en ¡°innombrable¡±) y la R con sonido fuerte entre vocales (como en ¡°carro¡±). Pero la inclusi¨®n en el vocabulario espa?ol de palabras extranjeras, sobre todo nombres y apellidos, ha dado lugar, de hecho, a la incorporaci¨®n de otras geminaciones, que, por otra parte, no ofrecen ninguna dificultad de pronunciaci¨®n: Abba, Emma, Zappa, Lasso, Botto¡ Y lo mismo vale para otras reglas, como la de la Q, que nos saltamos alegremente al escribir ¡°quark¡±. Cabe, pues, plantear el metaproblema de definir con precisi¨®n las condiciones morfol¨®gicas y fon¨¦ticas del verdadero nombre de Dios antes de calcular el n¨²mero de posibilidades.
Sopa de letras con sabor a lengua
Puestos a contar y revolver letras en busca de palabras reales o posibles, podemos plantearnos algunas preguntas interesantes, o cuando menos curiosas:
De las aproximadamente 93.000 palabras de la lengua espa?ola, ?cu¨¢ntas son de cuatro letras? Sugiero buscar una aproximaci¨®n ¡°fermiana¡±.?
?Cu¨¢ntas nuevas palabras de cuatro letras se podr¨ªan formar sin forzar la morfolog¨ªa ni la fon¨¦tica? Una vez m¨¢s, no se pide un c¨¢lculo exacto, solo el orden de magnitud.
?Hay alguna palabra tris¨ªlaba de tres letras?
?Hay alguna palabra bis¨ªlaba de nueve letras?
Si fuera cierto el adagio latino in nomen omen (en el nombre est¨¢ el destino), ?a qu¨¦ oficio estar¨ªa predestinado un ecuatoriano?
Y una vuelta de tuerca para pasar de la combinatoria a la l¨®gica autorreferencial:
?Cu¨¢ntas letras hay en la respuesta correcta a esta pregunta?
?Cu¨¢ntas letras tiene esta pregunta si restamos las de su respuesta?
1. Como ya saben las/os lectoras/es habituales, Fermi sol¨ªa plantear -y resolver- problemas sobre los que no hab¨ªa informaci¨®n suficiente mediante ingeniosos m¨¦todos aproximativos que, aunque no daban la respuesta exacta, permit¨ªan hallar valores veros¨ªmiles. Algunas de las preguntas aparentemente disparatadas que hac¨ªa a sus alumnos se han hecho famosas, como, por ejemplo: ¡°?Cu¨¢ntos afinadores de pianos hay en Chicago?¡±. Invito a mis sagaces lectoras/es a calcular el n¨²mero de afinadores de la ciudad en la que viven.
Puedes seguir a MATERIA en Facebook, X e Instagram, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.