?Es nueva la producci¨®n de alimentos en macrogranjas?
La ganader¨ªa intensiva puede criar desde miles de ejemplares en caso de cerdos y vacas hasta decenas de miles en el caso de aves
Realmente, no, no es nueva. Las macrogranjas empezaron a instalarse en la d¨¦cada de los a?os sesenta. Llevamos muchos a?os consumiendo productos de origen animal que provienen de macrogranjas. No es nuevo. Pero para que entiendas lo que ha ocurrido recientemente y por qu¨¦ ahora se habla de ellas tengo que explicarte, primero, lo que son.
Se trata de sistemas de producci¨®n muy intensivos. Eso quiere decir que hay una gran densidad de animales en cada una de estas granjas, desde miles en el caso de cerdos y vacas, hasta decenas de miles en el caso de aves. Adem¨¢s, son animales muy seleccionados gen¨¦ticamente para que den una alt¨ªsima producci¨®n. Esto conlleva algunos problemas ambientales como la contaminaci¨®n del suelo por las heces y la contaminaci¨®n del aire por la emisi¨®n de CO?, amoniaco y, en el caso de las vacas, tambi¨¦n metano.
El amoniaco procede de las heces y la orina de los animales; el CO? de su respiraci¨®n y el metano lo expulsan los rumiantes por la boca, no por las ventosidades, como se dice frecuentemente, debido a la fermentaci¨®n de los alimentos en su rumen, que es una de las partes del aparato digestivo de los rumiantes.
El problema es que estos gases son contaminantes y afectan negativamente al cambio clim¨¢tico. Y a la vez, la enorme cantidad de heces que producen las macrogranjas son perjudiciales para el suelo porque no hay suficientes plantas que lo aprovechen como nutrientes.
La ventaja de las macrogranjas y lo que ha hecho que se extiendan cada vez m¨¢s es que producen una comida muy barata. Actualmente, en los pa¨ªses desarrollados tenemos carne, huevos y leche a unos precios muy asequibles, cuando hace cincuenta a?os la carne era solo para los domingos. Ha llegado a ser tan barata que se ha producido una anomal¨ªa: es m¨¢s cara el agua mineral que la leche. Y siempre es m¨¢s cara cualquier leche vegetal que la leche de vaca.
Eso es una aberraci¨®n porque los vegetales tienen un ciclo energ¨¦tico muy corto, la energ¨ªa del sol va al vegetal y con los nutrientes de la tierra, se transforma en materia org¨¢nica. Mientras que la carne y la leche tiene que pasar por un animal, lo que hace que el gasto energ¨¦tico sea much¨ªsimo mayor. Y a pesar de eso, es m¨¢s barato el kilo de pollo que el kilo de tomates.
?Y por qu¨¦ ahora las macrogranjas se han convertido en un problema cuando antes nos parec¨ªan bien? La raz¨®n est¨¢ en que estos sistemas intensivos se utilizaban en muy pocos pa¨ªses, solo en los industrializados. En el resto de los pa¨ªses se segu¨ªa comiendo una dieta mucho m¨¢s vegetariana porque la carne y los productos de origen animal eran un lujo.
Pero cuando grandes pa¨ªses como China, India, Sud¨¢frica o Brasil, todos ellos muy poblados, han empezado a consumir m¨¢s productos de origen animal producidos de la misma forma, con sistemas intensivos, se ha vuelto insostenible. No solo por la contaminaci¨®n de la que te hablaba antes, sino que todos estos animales son tan productivos porque adem¨¢s de haber sido gen¨¦ticamente seleccionados para que crezcan mucho y den mucha leche y huevos, su alimentaci¨®n est¨¢ basada casi exclusivamente en ma¨ªz y soja.
No hay espacio en la Tierra para producir tanto ma¨ªz y soja como necesitar¨ªan las macrogranjas que producir¨ªan los alimentos de origen animal para dar de comer a todos los pa¨ªses tal y como nos hemos estado alimentando en el mundo industrializado hasta ahora. El sistema no se puede mantener si la dieta en la que priman los productos de origen animal que seguimos ahora un 20% de la poblaci¨®n mundial se expande al 60% de los habitantes de la Tierra. Es decir, que cuando las macrogranjas eran pocas, no planteaban los problemas que plantean ahora que est¨¢n extendi¨¦ndose por el resto del mundo.
Mar¨ªa Teresa Paramio es catedr¨¢tica en el Departamento de Ciencia Animal y de los Alimentos de la Universitat Aut¨°noma de Barcelona.
Pregunta enviada por Luis Fernando
Coordinaci¨®n y redacci¨®n: Victoria Toro
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