Lobos y humanos, vidas en conflicto
Una soci¨®loga sueca recorre zonas rurales de Espa?a para estudiar la dif¨ªcil coexistencia con el carn¨ªvoro
Como una viajera rom¨¢ntica del siglo XVIII o una curiosa hispanista, la soci¨®loga sueca Hanna Pettersson ha recorrido algunas zonas rurales de Espa?a en las que el regreso del lobo ib¨¦rico ha supuesto o puede suponer un conflicto entre los humanos. ¡°La noticia corr¨ªa r¨¢pido. En muchos lugares ya sab¨ªan que ven¨ªa una sueca de ojos azules a hacer preguntas¡±, explica en un castellano casi perfecto. Primero, se sentaba en un bar del pueblo a hablar con los vecinos; esos vinos y caf¨¦s han sido la semilla que la est¨¢ llevando a completar su tesis doctoral en la brit¨¢nica Universidad de Leeds sobre el futuro del conflicto y la coexistencia entre humanos y carn¨ªvoros en Europa.
Pettersson (V?nersborg, 29 a?os) estudia la ecolog¨ªa humana, la interacci¨®n de las personas con la naturaleza. En los ¨²ltimos meses, ha recorrido las sierras de la Culebra (Zamora) y de Gredos, los Picos de Europa o la comarca cacere?a de La Vera. ¡°El despoblamiento y otros factores hacen que grandes carn¨ªvoros vuelvan a tener contacto con los humanos en toda Europa¡±, dice. Y ese contacto genera en ocasiones conflictos. En los campos abandonados, en la Espa?a vac¨ªa, el lobo avanza desde sus principales reductos en el noroeste. As¨ª que la Pen¨ªnsula suma los factores para un caso de estudio perfecto: despoblaci¨®n, ganader¨ªa extensiva (pastoreo) y grandes carn¨ªvoros, los lobos. ¡°Me interesa entender por qu¨¦ en algunos lugares hay buena coexistencia con los lobos y en otros no¡±. Y quiere hallar soluciones.
En todo el planeta est¨¢ cayendo dram¨¢ticamente el n¨²mero de grandes animales salvajes (un 68% menos en medio siglo, seg¨²n la organizaci¨®n ecologista WWF) en relaci¨®n con los dom¨¦sticos, pero a nivel local las cosas resultan m¨¢s complejas. Por ejemplo, durante el confinamiento manadas de jabal¨ªes se adentraban en zonas urbanizadas. ¡°Cuando la gente desaparece, avanza el bosque¡±, incide la soci¨®loga. Para unos, el lobo supone una amenaza; para otros, un valor ecol¨®gico; para otros m¨¢s, una atracci¨®n tur¨ªstica... Despierta simpat¨ªas por su belleza, su misterio, su independencia, su categor¨ªa casi m¨ªtica, pero tambi¨¦n miedo y odio, porque ataca al ganado.
¡°Los conflictos del lobo simbolizan muchos otros conflictos: la desconexi¨®n entre el mundo urbano y rural, una polarizaci¨®n que se ve en otros aspectos de la sociedad, las fricciones entre la Administraci¨®n y el campo, o la precariedad de los ganaderos tradicionales¡±, detalla Pettersson. Con su trabajo, quiere desmontar estereotipos: ni todos los urbanitas y ecologistas son defensores a ultranza del lobo, ni todos los ganaderos desean su exterminio. ¡°Los medios presentan este conflicto como algo muy pasional, pero est¨¢ lleno de matices¡±, advierte.
Adem¨¢s, el lobo es en muchos lugares una fuente de riqueza tur¨ªstica y un importante agente en la estabilidad de los ecosistemas. ¡°Si los ganaderos no tuviesen m¨¢rgenes de beneficio tan estrechos, no resultar¨ªan tan vulnerables a los ataques del lobo y podr¨ªan pagar protecci¨®n o afrontar las p¨¦rdidas¡±, opina la soci¨®loga, hija de un ganadero, lo que facilit¨® que trabase confianza con ellos. ¡°Los ganaderos tambi¨¦n tienen cari?o a sus animales. Habr¨ªa que evitar los ataques por todos los medios. En ciertas zonas, pueden usarse mastines y en otras buscar diferentes soluciones¡±, a?ade.
Pero no hay soluciones m¨¢gicas. ¡°Es preciso incentivar y reconocer aquellos lugares donde hay una buena coexistencia y no solo centrarse en donde hay conflicto, que es donde se suelen enfocar los recursos y la atenci¨®n¡±, considera. Tras mucha observaci¨®n y casi cien entrevistas, visitar escuelas, asistir a reuniones y manifestaciones, entrar en cocinas a comer y salir con bolsas de verduras y contactos, ha llegado a apreciar c¨®mo se preservan las tradiciones en zonas rurales. ¡°En mi pa¨ªs, casi todas las costumbres y saberes vinculados con el campo est¨¢n desapareciendo. Est¨¢ todo muy industrializado¡±, lamenta.
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