La limpieza de Palomares, pendiente de Biden 55 a?os despu¨¦s del accidente nuclear

Tras cuatro oscuros a?os de mandato de Donald Trump para el medio ambiente, la Administraci¨®n del dem¨®crata Joe Biden pretende dar un giro de 180 grados con medidas como la reincorporaci¨®n inmediata al Acuerdo de Par¨ªs que este mismo mi¨¦rcoles ha puesto en marcha el nuevo presidente de EE UU. Pero Biden y su equipo tienen por delante un enorme trabajo para recuperar de nuevo las regulaciones clim¨¢ticas y ambientales que Trump ha desmontado ¡ªm¨¢s de un centenar de estas normas han sido anuladas en estos cuatro a?os, seg¨²n los c¨¢lculos de The New York Times¡ª y para que su pa¨ªs vuelva a ser un actor internacional fiable y clave en este tipo de asuntos.

A m¨¢s de 6.400 kil¨®metros de Washington, en un municipio de la provincia espa?ola de Almer¨ªa, tambi¨¦n aguardan un cambio de actitud del nuevo Gobierno federal para que se termine de resolver un problema que el Ej¨¦rcito de EE UU gener¨® hace 55 a?os: la contaminaci¨®n por plutonio y uranio de varias parcelas de Palomares tras un accidente de aviaci¨®n que caus¨® la ca¨ªda de cuatro bombas nucleares hace m¨¢s de medio siglo. ¡°Ya toca¡±, dice Antonio Fern¨¢ndez Liria, el alcalde de Cuevas de Almanzora, la pedan¨ªa almeriense a la que pertenece Palomares.

El regidor dice estar ¡°convencido¡± de que con la nueva Administraci¨®n dem¨®crata ¡°se va a retomar¡± el protocolo que en octubre de 2015 firmaron los Gobiernos espa?ol y estadounidense para la limpieza de las ¨¢reas que todav¨ªa tienen presencia de plutonio y uranio. ¡°Hay mejores condiciones que nunca¡±, dice esperanzado. Tras a?os de negociaciones infructuosas, en 2015 se logr¨® cerrar aquel memorando, que supon¨ªa que Espa?a se har¨ªa cargo de la limpieza y EE UU se llevar¨ªa las tierras contaminadas.

Sin embargo, aquel papel no pas¨® de ser una declaraci¨®n de intenciones y no se lleg¨® a materializar; primero por la inestabilidad electoral en Espa?a y luego por la llegada de Trump, que reneg¨® del protocolo. Y, una vez m¨¢s, el problema se qued¨® sin resolver y las tierras contaminadas ¡ªunos 50.000 metros c¨²bicos en total¡ª sin limpiar.

El Ministerio de Asuntos Exteriores asegura que desde la firma de aquella declaraci¨®n de intenciones en 2015, Espa?a ha mantenido su ¡°objetivo de lograr un acuerdo jur¨ªdicamente vinculante que permita la rehabilitaci¨®n integral de la zona¡± y que as¨ª se lo han trasladado a la Administraci¨®n norteamericana en los ¨²ltimos a?os. Sin embargo, el Gobierno de Trump se desentendi¨® de aquel memorando que se hab¨ªa firmado bajo la Administraci¨®n de Barack Obama. Ahora, con Biden, Exteriores sostiene que ¡°se mantiene la voluntad del Gobierno de lograr avanzar en la resoluci¨®n de la cuesti¨®n de Palomares¡±. La declaraci¨®n de intenciones la firmaron hace seis a?os el exministro de Asuntos Exteriores Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa-Margallo (PP) y el ex secretario de Estado de EE UU John Kerry, al que Biden ahora tiene intenci¨®n de nombrar su enviado especial contra el cambio clim¨¢tico.

El accidente

Palomares qued¨® marcado para siempre la ma?ana del 17 de enero de 1966. Un bombardero B-52 y un avi¨®n de reabastecimiento, ambos de EE UU, colisionaron en el aire durante la operaci¨®n de repostaje que sol¨ªan hacer en esta zona de la costa almeriense. El B-52 transportaba cuatro bombas termonucleares. Por suerte, las armas no explotaron, pero dos se rompieron y esparcieron casi una decena de kilos de plutonio y uranio por la pedan¨ªa de Cuevas de Almanzora.

El Ej¨¦rcito de EE UU puso entonces en marcha una operaci¨®n Broken Arrow (Flecha Rota en ingl¨¦s), el nombre que reciben los accidentes con armas nucleares. Cientos de soldados junto con operarios de la Junta de Energ¨ªa Nuclear (JEN) acudieron a la zona y realizaron unas labores de limpieza. En marzo de aquel a?o la dictadura dio por resuelto el asunto con el famoso ba?o de Manuel Fraga y con los certificados que el r¨¦gimen y el Ej¨¦rcito de EE UU repartieron a los vecinos de Palomares y Villaricos (otra de las pedan¨ªas afectadas) en los que se aseguraba que sus terrenos estaban descontaminados.

Se emitieron cerca de 900 certificados de este tipo y el Ej¨¦rcito norteamericano se llev¨® 4.810 bidones ¡ªde 242 litros cada uno¡ª llenos de tierras y residuos radiactivos. Pero atr¨¢s se dejaron m¨¢s desechos enterrados en zanjas y un rastro de contaminaci¨®n que a¨²n perdura hoy en varias parcelas, que ocupan unas 40 hect¨¢reas de superficie y que fueron valladas en 2007.

Un informe de 2010 del Ciemat (Centro de Investigaciones Energ¨¦ticas, Medioambientales y Tecnol¨®gicas) establec¨ªa que exist¨ªan alrededor de 50.000 metros c¨²bicos de tierras afectadas. Sin embargo, la declaraci¨®n de intenciones firmada en 2015 por EE UU y Espa?a reduce a 28.000 metros c¨²bicos la tierra a descontaminar, seg¨²n critica Jos¨¦ Ignacio Dom¨ªnguez, el abogado medioambiental que junto a Ecologistas en Acci¨®n ha demandado al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). La causa se abri¨® en 2017 en la Audiencia Nacional y est¨¢ pendiente del fallo. ¡°Pedimos que no se espere a los estadounidenses, que se limpie y se almacenen las tierras contaminadas hasta que se las lleve EE UU. Esas tierras no pueden estar al aire¡±, denuncia Dom¨ªnguez.

¡°La Audiencia Nacional deber¨ªa, al menos, obligar al CSN a poner una fecha para la limpieza¡±, a?ade Dom¨ªnguez. El retraso en descontaminar las parcelas afectadas no solo se debe a las negociaciones estancadas entre los dos pa¨ªses. Tambi¨¦n al ¡°olvido y la dejadez durante a?os por parte de muchos Gobiernos¡±, lamenta el alcalde de Cuevas de Almanzora. De hecho, fuentes del CSN sostienen que nunca se ha aprobado un programa de limpieza de la zona, que tendr¨ªa que ser impulsado por la Administraci¨®n central. Solamente existe aquel informe del Ciemat de 2010 llamado ¡°proyecto preliminar de rehabilitaci¨®n¡± en el que se cifraba en 50.000 metros c¨²bicos las tierras afectadas, pero que nunca se transform¨® en un plan concreto de limpieza. Es una situaci¨®n similar a la que ha ocurrido hasta ahora con la declaraci¨®n de intenciones que EE UU y Espa?a firmaron en 2015 y que algunos esperan que se reactive con la llegada de Biden.

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