¡®Otis¡¯ gana por cuarta vez el concurso del oso m¨¢s gordo de Alaska
El ¡®grizzly¡¯, campe¨®n de la popular prueba que se realiza antes de que los animales entren en hibernaci¨®n, es un veterano de 25 a?os
Es dif¨ªcil decir si les hubiera parecido tan simp¨¢tico como a nosotros el concurso del oso m¨¢s gordo al trampero Hugh Glass, el personaje real que encarn¨® Leonardo di Caprio en 2015 en El renacido (previamente Richard Harris en 1971 en El hombre de una tierra salvaje), o al activista ecol¨®gico y documentalista Timothy Treadwell (al que le dedic¨® un documental el cineasta Werner Herzog, Grizzly Man, 2005). A Glass, notable mountain man e indio pawnee honorario, lo atac¨® una osa y lo dej¨® tan maltrecho que sus compa?eros lo hubieran enterrado de no verse sorprendidos por una banda de arikaras y salir pies en polvorosa. Al segundo lo despedaz¨® el 5 de octubre de 2003 un oso, un macho enorme, que tambi¨¦n mat¨® a su novia, Amie Huguenard, y, solo o acompa?ado por un colega, se comi¨® a ambos (en el interior del animal, denominado oso 141, se encontraron parte de los restos de la pareja). A Treadwell, al que, eso s¨ª, se le ha criticado (p¨®stumamente) haberse pasado por el forro las normas de seguridad en el trato con osos (v¨¦ase el imprescindible, sobre todo en seg¨²n qu¨¦ excursiones, Bear attacks, de Erin McCloskey, Lone Pine, 2009: a retener lo esencial, hacerte el muerto, meterte debajo de la mochila, proteger en la medida de lo posible los ¨®rganos vitales y tratar de no parecer una amenaza para el bicho), lo devoraron precisamente en el Parque Nacional de Katmai, en Alaska, que es donde se ha celebrado estos d¨ªas la Semana del Oso Gordo (Fat Bear Week).
Se trata de una competici¨®n anual, diametralmente opuesta a las semanas de la moda, para establecer qu¨¦ plant¨ªgrado se va a la cama, por as¨ª decirlo, con mayor acumulaci¨®n de grasa para pasar la hibernaci¨®n. El ganador de la singular prueba, iniciada el 30 de septiembre y decidida hoy mismo por votaci¨®n popular (mediante im¨¢genes en internet), ha sido el oso 480 Otis, un veterano del campeonato que ya ha vencido en tres ocasiones anteriores.
Otis no es un animal particularmente impresionante (para ser un oso grizzly): es mayor (tiene 25 a?os), le faltan dientes ¡ªGlass y Tradwell lo considerar¨ªan un rasgo favorable¡ª y los guardias del parque lo tienen por rematadamente vago. Pero ha sabido capturar una vez m¨¢s el coraz¨®n de la audiencia y se ha llevado la mayor¨ªa de los votos ante osos quiz¨¢ m¨¢s impresionantes como 747, apodado ominosamente Bear Force One y ganador el a?o pasado.
En ¡°la batalla de los osos m¨¢s fornidos¡±, como la ha bautizado con aliento ¨¦pico The Washington Post, Otis, el Behemoth de Alaska o m¨¢s prosaicamente ¡°the chunkiest champ¡± (el campe¨®n m¨¢s fornido), ha ganado al segundo clasificado, 151 Walker (Bar¨®n Beardonkadonk, culo grande) por m¨¢s de 6.000 votos. Algunos participantes han denunciado tongo, pero la verdad es que el viejo oso Otis (en libertad viven entre 25 y 30 a?os) aparec¨ªa como destacado favorito en los mensajes de internet y las conversaciones de Facebook ¡ªOtis tiene p¨¢gina propia¡ª, y en las semifinales el pasado d¨ªa 4 de octubre ya venci¨® al oso 812 por m¨¢s de 26.000 votos. Han votado este a?o 793.000 personas, rompiendo el r¨¦cord de 650.000 del a?o pasado.
Otis fue identificado por primera vez por los guardias del parque en 2001 cuando era un jovencito de cuatro a?os. El oso ya gan¨® la primera edici¨®n de la Semana del Oso Gordo en 2014, y luego en 2016 y 2017. Este a?o han participado en la contienda 12 osos. La valoraci¨®n de su corpulencia se ha hecho a ojo de buen cubero, pues cualquiera se les acerca a pesarlos.
Los osos de Katmai, una poblaci¨®n estimada en 2.200, que compiten en el concurso son osos marrones (Ursus arctos), animales enormes de hasta 600 kilos y tres metros de altura de pie (espect¨¢culo pasmoso que no es recomendable observar personalmente, aunque hayas le¨ªdo con provecho Bear attacks) que son conocidos tambi¨¦n como grizzlys (considerados a veces como la subespecie Ursus arctos horribilis, que ya es definici¨®n) y kodiaks, y son un icono de las feroces latitudes del salvaje norte. Hay unos 35.000 en EE UU, el 90% en Alaska, y 29.000 en Canad¨¢. Intolerantes a la presencia humana, a menudo reaccionan agresivamente en encuentros que irrumpan en su espacio vital, que es grande, como lo son sus garras (10 cent¨ªmetros). Omn¨ªvoros y oportunistas en cuanto a la alimentaci¨®n, aunque de base vegetariana (especialmente bayas, ra¨ªces y bulbos), no hacen ascos al alce, al carib¨² y a cualquier bestezuela grande o peque?a, incluso ardillas. Tambi¨¦n comen termitas, hormigas, basura humana y cestas de merienda, como Yogui. Se han dado casos de grizzlys que han devorado osos polares cuando coinciden sus h¨¢bitats. Les gusta la carro?a.
Los osos de Katmai utilizan especialmente los salmones del r¨ªo Brook para aumentar de peso e incrementar su acopio de grasa de cara a la hibernaci¨®n: esos peces, muy abundantes en los r¨ªos del parque nacional, pueden aportarles cada uno hasta 4.500 calor¨ªas, muy necesarias para el largo sue?o invernal en el que los plant¨ªgrados pierden hasta una tercera parte de su peso corporal. Usualmente, los osos compiten por los mejores sitios para pescar salmones. No as¨ª Otis, que tiene un lugar privado aparte en el que se sienta pacientemente a esperar a que vengan los peces. Lo han bautizado como ¡°su oficina¡±. Este a?o, Otis lleg¨® al r¨ªo muy tarde y bajo de peso, pero rompi¨® la b¨¢scula pronto.
M¨¢s all¨¢ de que la competici¨®n del oso m¨¢s gordo har¨ªa levantar las cejas hasta a Jack London, que describi¨® concursos tan curiosos como el de arrastre de trineos cargados que gan¨® Buck en el Yuk¨®n, la prueba sirve para aproximar a la gente a la biolog¨ªa y comportamiento de los osos. ¡°Es bonito ver c¨®mo las personas expresan su amor por los osos a trav¨¦s de la competici¨®n¡±, ha se?alado con satisfacci¨®n a USA Today el creador de la Semana del Oso Gordo, Mike Fitz. El concurso no tiene premio y es improbable que Otis sea consciente de su fama, pero esperemos que salga en forma de la hibernaci¨®n para volver a luchar por su trono, y no se duerma en los laureles.
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