Un enorme agujero negro en las aguas internacionales
La pugna por el reparto de los beneficios potenciales de los recursos gen¨¦ticos marinos y el bajo inter¨¦s pol¨ªtico dejan a las aguas internacionales sin protecci¨®n
El accidente del lunes entre el buque granelero OS35 y el metanero Adam LNG, que ha ocasionado un vertido en el Estrecho de Gibraltar, ha puesto de nuevo el foco sobre la fragilidad de los mares. El Estrecho es un punto de alt¨ªsimo tr¨¢nsito mar¨ªtimo y de pr¨¢cticas poco respetuosas con el medio ambiente desde hace d¨¦cadas, a pesar de que es una zona capital para la biodiversidad. ¡°Llevamos padeciendo este problema mucho tiempo, pero los intereses pol¨ªticos y la falta de cooperaci¨®n entre los pa¨ªses hace que no se resuelva¡±, lamenta Jos¨¦ Luis Garc¨ªa Varas, responsable del programa marino de WWF.
Ese mismo an¨¢lisis, explica, tambi¨¦n puede servir para comprender el en¨¦simo fracaso a la hora de establecer un tratado global para poder proteger las aguas internacionales. Se esperaba que se hubiera cerrado hace una semana en la sede de la ONU en Nueva York, pero el acuerdo volvi¨® a naufragar. Los problemas para asegurar un reparto justo de los potenciales beneficios de los recursos gen¨¦ticos marinos y la poca implicaci¨®n de los ministros en la cita est¨¢n tras el fiasco.
Como en el caso del Estrecho, la imposibilidad de cerrar ese tratado de los oc¨¦anos ¡ªque bloquea a su vez la puesta en marcha de ¨¢reas de protecci¨®n marina¡ª no es algo nuevo. ¡°Llevamos 20 a?os intent¨¢ndolo y, mientras, la alta mar est¨¢ desregulada, a pesar de que representa la mitad de nuestro planeta¡±, resume Alejandro Lago, experto en oc¨¦anos y antiguo negociador de acuerdos medioambientales. La falta de este tratado es uno de los grandes agujeros negros de la gobernanza global.
Cuando se habla de alta mar o de aguas internacionales se hace referencia a los espacios marinos que no est¨¢n incluidos en las ¨¢reas econ¨®micas exclusivas de los pa¨ªses. Ocupan la mayor parte del oc¨¦ano (un 64%) y aunque existen normas y entes sectoriales para regular algunos aspectos, como el tr¨¢fico mar¨ªtimo o la pesca, no hay ning¨²n instrumento internacional centrado en la protecci¨®n de la biodiversidad marina. El objetivo que se persigue es que el 30% de estas aguas est¨¦n bajo alguna figura de conservaci¨®n para 2030.
Pero sin el tratado es imposible. ¡°Ahora mismo, varios pa¨ªses pueden decidir crear una ¨¢rea marina protegida, pero si otro decide ignorarla, sin un tratado internacional, no tiene consecuencias¡±, se?ala R¨¦mi Parmentier, hist¨®rico defensor del oc¨¦ano y la vida submarina. Es lo que ocurre, por ejemplo, en el Atl¨¢ntico noroeste con el acuerdo OSPAR, impulsado por varias naciones europeas. ¡°Es solo v¨¢lido para sus firmantes¡±, a?ade Parmentier.
Este experto se muestra decepcionado por el resultado de la ¨²ltima ronda de negociaciones en la ONU, que se cerr¨® a finales de agosto sin acuerdo. Pero evita la palabra fracaso: ¡°es mejor intentar tener un acuerdo m¨¢s ambicioso y no precipitar el pacto¡±. La previsi¨®n es que en el primer trimestre de 2023 se celebre otra reuni¨®n internacional para, esta vez s¨ª, firmar el tratado.
Pero las dificultades que impidieron el acuerdo siguen sobre la mesa. Y la principal, que bloque¨® las negociaciones hasta el final, se refiere a los futuros recursos gen¨¦ticos marinos que puedan descubrirse y explotarse en las aguas internacionales, un incipiente campo de investigaci¨®n, pero en el que muchos pa¨ªses y compa?¨ªas se est¨¢n posicionando ante sus potenciales beneficios futuros. ¡°Conocemos m¨¢s del espacio que de nuestra alta mar, hay much¨ªsimos secretos¡±, sostiene Gladys Mart¨ªnez, directora de la Asociaci¨®n Interamericana para la Defensa del Ambiente y miembro de la Alianza de Alta Mar, una asociaci¨®n de la que forman parte 40 ONG y la Uni¨®n Internacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza (UICN). ¡°?Qu¨¦ pasa si se encuentra la cura del c¨¢ncer?¡±, se pregunta Mart¨ªnez. Lago responde: ¡°En estos momentos es la jungla, el primero que llega es el que se lleva los recursos. Pero, ?deben ser del primero que llega o de todos?¡±.
Un estudio publicado en 2018 en la revista Science advert¨ªa de que una sola multinacional ¡ªla alemana BASF¡ª ha registrado el 47% de todas las patentes referidas a los recursos gen¨¦ticos marinos en el mundo. Adem¨¢s, se explicaba que solo 10 pa¨ªses acumulan el 98% de esas patentes. C¨®mo fijar en el futuro tratado que los beneficios de esos recursos gen¨¦ticos marinos se repartan y que no se los queden solo los pa¨ªses y empresas con m¨¢s capacidades fue el principal escollo en las negociaciones de agosto, seg¨²n explican todos los consultados para este reportaje. ¡°Los pa¨ªses m¨¢s peque?os quieren asegurarse un reparto equitativo¡±, resume Mart¨ªnez.
Oc¨¦anos como despensas
Pilar Marcos, quien tambi¨¦n ha estado siguiendo las negociaciones para Greenpeace, critica la visi¨®n ¡°extractivista¡± con la que muchas naciones se aproximan a este acuerdo. ¡°Se ven los oc¨¦anos solo como despensas¡±, advierte.
Marcos, a la hora de buscar las causas del naufragio de este acuerdo en la reuni¨®n de Nueva York, apunta tambi¨¦n a la poca representaci¨®n pol¨ªtica en la cumbre: ¡°solo dos ministros han participado, los de Francia y EE UU¡±. Y Marcos lo achaca a la falta de inter¨¦s en muchos casos en este tipo de temas: ¡°Los esfuerzos internacionales por la biodiversidad se han acelerado menos que otras luchas ambientales¡±, dice en referencia al cambio clim¨¢tico. Las cumbres clim¨¢ticas cuentan siempre con la participaci¨®n de un buen n¨²mero de ministros y l¨ªderes importantes, aunque lo que se negocie no sea de calado. Mart¨ªnez mira en la misma direcci¨®n: ¡°el tratado de alta mar necesita subir de nivel pol¨ªtico, como en el tema del cambio clim¨¢tico. Los ministros deben desbloquearlo¡±.
Normalmente, en este tipo de cumbres la primera semana de discusiones suele ser t¨¦cnica y la segunda tiene un perfil m¨¢s pol¨ªtico con la presencia de los ministros, que deben resolver los flecos que queden, algo que no ocurri¨® en Nueva York. ¡°Los negociadores profesionales son muy buenos a la hora de defender los intereses de sus pa¨ªses, pero rara vez tienen capacidad y herramientas para acercamientos de posturas cuando hay bloqueos¡±, detalla Parmentier. Por eso considera imprescindible que ¡°los ministros y las ministras tomen cartas en el asunto y acudan a la negociaci¨®n¡± para conseguir un tratado que ayude a tapar este gran agujero negro en la protecci¨®n del oc¨¦ano.
Lago, experto en negociaciones medioambientales, recuerda tambi¨¦n que ¡°tomar decisiones por consenso en la situaci¨®n geopol¨ªtica actual es muy complicado¡±. Parmentier a?ade: ¡°este clima enrarecido no es bueno para el multilateralismo¡±. Ambos se refieren a la guerra de Ucrania y sus consecuencias, que pueden ir m¨¢s all¨¢ del acuerdo sobre los oc¨¦anos. En diciembre se celebra una importante cumbre sobre biodiversidad en Canad¨¢. La cita deber¨ªa haber sido en China en 2020, pero tras varios aplazamientos por la covid, ser¨¢ en el pa¨ªs norteamericano. De la cumbre debe salir un pacto global de protecci¨®n de la biodiversidad, pero muchas ONG est¨¢n preocupadas. ¡°Ser¨¢ una cumbre complicada y rara¡±, vaticina Jos¨¦ Luis Garc¨ªa Varas, de WWF. Parmentier tambi¨¦n lo est¨¢. ¡°Pero a veces en situaciones tan intensas se da oportunidades para temas de gobernanza global¡±. Y pone como ejemplo el Tratado Ant¨¢rtico, que se firm¨® en 1959, en plena Guerra Fr¨ªa, y que congel¨® las reivindicaciones territoriales sobre esta zona sensible.
Puedes seguir a CLIMA Y MEDIO AMBIENTE en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.