Nueva York proh¨ªbe la venta en tiendas de cachorros de perro y gato y conejos procedentes de criaderos

El negocio de los animales de compa?¨ªa en EE UU registr¨® en 2020 una cifra de ventas cercana a los 100.000 millones de d¨®lares. Influy¨® la pandemia y el tiempo extra que los estadounidenses tuvieron para compartir su vida con otros seres vivos, pero la pasi¨®n por los animales dom¨¦sticos nunca ha conocido l¨ªmites en el pa¨ªs. Son los reyes no solo de la casa, sino, en el caso de los perros, tambi¨¦n de los parques: vestidos muchas veces como si fueran beb¨¦s o mu?ecos, en cochecitos con vista panor¨¢mica los m¨¢s ancianos, pertrechados hasta el ¨²ltimo detalle (patucos de neopreno) cuando llueve o nieva¡­ nadie parece escatimar ni un d¨®lar en su mascota. Precisamente la protecci¨®n del bienestar animal est¨¢ detr¨¢s de una iniciativa reci¨¦n aprobada por el Estado de Nueva York que prohibir¨¢ la venta en tiendas de cachorros de perro, gato y conejos de criaderos, por las sospechas que suscitan las condiciones de la cr¨ªa.

La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, firm¨® el d¨ªa 15 un proyecto de ley destinado a limitar la cr¨ªa en instalaciones conocidas como ¡°granjas de cachorros¡±, a las que persigue la fama de ofrecer malas condiciones de vida a los animales, descuidar su salud e incurrir en ocasiones en el maltrato, seg¨²n denuncian los grupos animalistas. La ley entrar¨¢ en vigor no obstante en diciembre de 2024, un a?o despu¨¦s de lo previsto en el borrador inicial, para dar tiempo a los negocios a reestructurarse.

¡°Los perros, gatos y conejos de Nueva York merecen hogares cari?osos y un trato humano¡±, dijo Hochul en un comunicado. ¡°Esta legislaci¨®n supone un paso significativo para reducir el maltrato y proteger el bienestar de los animales en todo el Estado¡±. Cuando entre en vigor, las tiendas comerciales de animales podr¨¢n ofrecer sus vitrinas a los innumerables refugios de la ciudad, para que expongan animales en adopci¨®n. Algunas, como la gran cadena Petco, que cotiza en bolsa, ya lo hacen, facilitando la exhibici¨®n de gatos o perros rescatados por protectoras locales. Semanalmente, decenas de cachorros en jaulas, con su ficha sanitaria a la vista y una esmerada higiene pese a la mirada de tristeza de los bichos, visitan los locales de la cadena para fomentar el h¨¢bito de adoptar, que en EE UU, como en otros muchos pa¨ªses, gana adeptos.

La otra cara de la moneda es la situaci¨®n de los animales en las tiendas que venden ejemplares de cr¨ªa, algunos de pedigr¨ª. Un comercio en el distrito de Astoria exhib¨ªa este jueves dos hileras de vitrinas mal iluminadas donde dormitaba sobre un lecho de papel trizado una treintena de cachorros, la mayor¨ªa perros. ¡°La gente quiere pedigr¨ª y sobre todo, razas que est¨¢n de moda, o bien el capricho de tener el animal que se tuvo en la infancia, o razones similares. Esta demanda las protectoras no la pueden satisfacer, porque tienen s¨®lo animales rescatados de la calle, que suelen ser mestizos¡±, apunta uno de los empleados de la tienda, cuyo nombre comercial pide no identificar. En el escaparate, un cartel ofrece ¡°l¨ªnea de financiaci¨®n¡± para la compra. ?Cu¨¢nto vale un cachorro? ¡°El gatito persa tiene un precio de mil d¨®lares, pero podemos dejarlo en 800. Es de pura raza, nieto de campeones de torneos nacionales¡±, explica el empleado, mientras el minino, un precioso ejemplar color miel, restriega su hocico y luego el lomo en el cristal al ver al visitante.

La tienda s¨®lo vende animales, algo de pienso y unos trasportines para facilitar el viaje de la mascota a su futuro hogar. Nada de accesorios o juguetes, como la mayor¨ªa de los comercios del ramo. El paladar sibarita de los neoyorquinos, apunta el empleado, ha permitido hasta ahora no s¨®lo la viabilidad, sino el ¨¦xito de un comercio dudoso desde el punto de vista de los derechos del animal. Pero la nueva legislaci¨®n le aboca al cierre, subraya el trabajador. ¡°No hacemos da?o a nadie. Hay clientes que quieren mascotas exclusivas y nosotros se las proporcionamos. Esa demanda seguir¨¢ existiendo, con ley o sin ley. Estamos preparando un plan alternativo [para sobrevivir]¡±, a?ade sin dar m¨¢s detalles.

La patronal del sector estima que hasta 80 tiendas pueden cerrar en el Estado si se aplica la ley, ¡°un precio muy alto, porque la norma no afectar¨¢ a los criaderos de fuera del Estado, que seguir¨¢n funcionando¡±, afirma una portavoz de People United to Protect Pet Integrity (Unidos para proteger la integridad de las mascotas), que re¨²ne a los empresarios del sector y defiende el derecho a elegir entre adoptar o comprar. El proyecto de ley de Hochul es ¡°contraproducente¡± para el prop¨®sito que persigue, pues ya exist¨ªan medidas para proteger a las mascotas sin cerrar tiendas, recuerda. La Ley de Bienestar Animal, por ejemplo, exig¨ªa que esos comercios se abastecieran de criadores autorizados por el Departamento de Agricultura.

De raza o mestizos

Seg¨²n la Sociedad Estadounidense para la Prevenci¨®n de la Crueldad contra los Animales (APSCA, en sus siglas inglesas), ya existen leyes similares a la de Nueva York en varios Estados, como California y Maryland, y en m¨¢s de 300 municipios y condados de todo el pa¨ªs. Los defensores de la iniciativa, incluida la ASPCA, afirman que promover¨¢ formas m¨¢s sensibles de adquirir animales de compa?¨ªa al excluir a las tiendas que hacen negocios con criadores comerciales de otros Estados. Muchos cachorros que se venden en la ciudad proceden de granjas en Misuri, Iowa, Ohio y Pensilvania, entre otros lugares.

¡°La mayor¨ªa de las tiendas de mascotas adquieren sus animales en criaderos de cachorros de otros estados, donde no podemos regular sus pr¨¢cticas¡±, dijo la dem¨®crata Linda Rosenthal, promotora de la ley, tras ser aprobada. ¡°Pero s¨ª podemos decidir lo que queremos que se venda en el Estado de Nueva York. Ya no permitiremos que f¨¢bricas de cachorros abastezcan nuestras tiendas de animales y se lucren a costa de la crueldad animal y de consumidores incautos. Hay cientos de miles de gatos, perros y conejos adoptables en los refugios¡±, a?adi¨® la asamble¨ªsta. Mestizos, s¨ª, pero tan adorables como los que tienen pedigr¨ª. Quien no quiera asumir la responsabilidad de introducir una vida en la suya, tiene en los parques una panoplia de posibilidades: verlos jugar o incluso hacerse el encontradizo, pues los perros siempre responden. O frecuentar los cat-caf¨¦s, donde por 10 d¨®lares los 30 minutos, el humano que a?ore el ronroneo de un gato puede ser feliz durante un rato.

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