Bruselas lanza la batalla contra el ecoblanqueo de las empresas y refuerza la reparaci¨®n de productos
La Comisi¨®n Europea propone ¡°criterios comunes¡± para combatir el lavado de imagen verde y la publicidad enga?osa. La propuesta trata de alentar que se arreglen los aparatos en vez de que sean desechados
En un mundo cada vez m¨¢s concienciado con la importancia de combatir el cambio clim¨¢tico, muchos son los que buscan, a la hora de hacer la compra, productos respetuosos con el medio ambiente. Pero no es verde todo lo que se proclama como tal. Seg¨²n datos de la Comisi¨®n Europea, m¨¢s de la mitad de las afirmaciones ecol¨®gicas de empresas y productos, desde ropa a detergentes o hasta alimentos, son ¡°vagas, enga?osas o sin fundamento¡±. Hasta un 40% incluso carecen totalmente de base para venderse como productos respetuosos con el medio ambiente. Para combatir este greenwashing o lavado de imagen verde y de paso proteger tanto a consumidores como a las empresas que s¨ª cumplen los est¨¢ndares, Bruselas ha presentado este mi¨¦rcoles una propuesta para unificar los criterios ¡°contra el greenwashing y las afirmaciones medioambientales enga?osas¡±.
La propuesta, que todav¨ªa tendr¨¢ que ser revisada y validada por el Parlamento y el Consejo europeos antes de entrar en vigor en toda la UE, busca responder a una situaci¨®n en la que ¡°las empresas est¨¢n siendo cada vez m¨¢s sofisticadas en su lavado [de imagen] verde¡±. As¨ª lo explica en entrevista con EL PA?S el comisario de Medio Ambiente, Oc¨¦anos y Pesca, Virginijus Sinkevicius. Los ejemplos, se?ala, est¨¢n a la orden del d¨ªa en todo tipo de comercios: ¡°Hay camisetas en el mercado que afirman que est¨¢n hechas con botellas de pl¨¢stico recicladas. Pero cuando se lee con cuidado [la etiqueta], se ve que solo el 1% de esa camiseta lo es¡±.
Para ser verde de verdad y recibir una calificaci¨®n como tal ¡ªque luego suele traducirse en publicidad positiva y hasta precios m¨¢s elevados por ese producto que los consumidores concienciados est¨¢n dispuestos a pagar¡ª debe comprobarse que ¡°toda la cadena de valores del producto es fuertemente verde, para que no haya un greenwashing o, b¨¢sicamente, se est¨¦ enga?ando al consumidor¡±, subraya Sinkevicius. En la mira de Bruselas est¨¢n, entre otras, afirmaciones con las que los clientes se topan en su d¨ªa a d¨ªa en tiendas y supermercados como ¡°embalaje hecho con 30% de pl¨¢stico reciclado¡± o ¡°protector solar respetuoso con el oc¨¦ano¡±. Tambi¨¦n quiere asegurarse de que, cuando una compa?¨ªa asegura que hace una entrega ¡°con compensaci¨®n de emisiones CO?¡å, la afirmaci¨®n es rigurosamente cierta.
Para ello, la directiva que ha lanzado ahora el Ejecutivo europeo propone que, cuando las empresas decidan hacer una ¡°afirmaci¨®n verde¡± sobre sus productos o servicios¡ªalgo que, recuerda Sinkevicius, es totalmente voluntario, nadie los obliga a hacerlo¡ª, deber¨¢n respetar un ¡°m¨ªnimo de normas¡± sobre c¨®mo corroborar dichas afirmaciones y, tambi¨¦n, c¨®mo comunicarlas. El objetivo es doble, destaca el comisario: tanto garantizar que el consumidor pueda hacer una compra informada, como que las empresas que s¨ª cumplen lo que afirman logren una ventaja competitiva y mayor protecci¨®n frente a otras que se limitan a hacer greenwashing. Solo las empresas peque?as ¡ªde menos de 10 empleados o de un volumen de ventas menor a los dos millones de euros¨D estar¨¢n exentas, salvo si quieren someterse por voluntad propia a estas normas.
As¨ª, las afirmaciones verdes deber¨¢n estar ¡°fundadas en evidencia cient¨ªfica ampliamente reconocida, identificando los impactos medioambientales relevantes¡±, algo que deber¨¢ recibir una ¡°verificaci¨®n independiente¡±. Adem¨¢s, si un producto es comparado con otro, esto debe hacerse de manera ¡°justa¡± bas¨¢ndose en informaci¨®n y datos ¡°equivalentes¡±. La directiva busca, por el contrario, prohibir etiquetas que usen ¡°puntuaci¨®n agregada¡± del impacto medioambiental del producto, salvo que est¨¦ ya especificado en la normativa europea.
De hecho, otro de los objetivos declarados es garantizar que los sistemas de etiquetado son ¡°s¨®lidos y fiables¡±, por lo que busca ¡°controlar su proliferaci¨®n¡±. Actualmente, se?ala, existen 230 etiquetas diferentes, algo que, advierte la Comisi¨®n, crea ¡°confusi¨®n y desconfianza¡± del consumidor.
Por ello, Bruselas alienta a la creaci¨®n de ¡°sistemas de etiquetado europeos¡±. Por el contrario, considera que no se deber¨ªan permitir nuevos sistemas p¨²blicos de etiquetado ¡°salvo que se desarrollen a nivel europeo¡±. En el caso de los etiquetados privados, la normativa prev¨¦ que solo se permitan ¡°si demuestran una ambici¨®n medioambiental m¨¢s grande que la existente¡±, y siempre bajo condici¨®n de lograr una aprobaci¨®n oficial previa. En cualquier caso, subraya, las etiquetas medioambientales deben ser ¡°transparentes, verificadas por terceros y revisadas regularmente¡±.
La medida no afectar¨¢ al s¨ªmbolo ya aprobado a nivel europeo de EU Ecolabel, la etiqueta que obtienen los productos que respetan ya exigencias medioambientales muy precisas.
De los Estados miembros, se requerir¨¢ que efect¨²en ¡°comprobaciones regulares¡± de las afirmaciones y, en caso de constatar irregularidades, obligar a la empresa infractora a ¡°adoptar acciones efectivas y r¨¢pidas para remediar la infracci¨®n¡±, con la posibilidad de imponer sanciones ¡°eficientes, proporcionadas y disuasorias¡± en caso contrario.
Refuerzo del ¡°derecho de reparaci¨®n¡±
La lucha contra el greenwashing forma parte del impulso a la econom¨ªa circular que lleva a?os haciendo Bruselas, y que este mi¨¦rcoles ha a?adido una iniciativa m¨¢s: ahondar en el ¡°derecho de reparaci¨®n¡±, con nuevas reglas comunes para alentar la reparaci¨®n de productos en vez de su reemplazo prematuro por otros nuevos, algo en lo que Europa lleva ya un a?o trabajando y que ahora quiere profundizar.
Los motivos saltan a la vista: cada a?o, solo en la UE se tiran 35 millones de toneladas de aparatos que podr¨ªan ser reparados. Algo que crea gases de efecto invernadero ¡°innecesarios¡±, hasta 261 millones de toneladas anuales. Y no afecta solo al medio ambiente: Bruselas calcula que los consumidores pierden cada a?o hasta 12.000 millones de euros al comprar nuevos electrodom¨¦sticos en vez de reparar los estropeados.
Desde hace un a?o, Bruselas trabaja para garantizar que haya cada vez m¨¢s productos reparables y que el consumidor pueda tener informaci¨®n fiable al respecto. Ahora da un paso m¨¢s, ¡°la ¨²ltima pieza del puzle¡±, como la ha definido el comisario de Justicia, Didier Reynders, en rueda de prensa, al reforzar el ¡°derecho a reparar¡± con una serie de nuevas reglas comunes que buscan ¡°promover la reparaci¨®n¡± en vez del reemplazo de aparatos como lavadoras, televisiones, equipos de sonido o tel¨¦fonos y tabletas.
La nueva normativa se centra en la fase de preventa: se prev¨¦ que, durante el periodo de garant¨ªa de dos a?os de un electrodom¨¦stico, el vendedor est¨¦ obligado a ofrecer la reparaci¨®n del producto si esta es m¨¢s barata o cuesta lo mismo que reemplazarlo, lo que es, hasta ahora, la opci¨®n privilegiada por la mayor¨ªa de los comerciantes. Adem¨¢s, pasada la garant¨ªa, los productores de bienes sometidos a normas europeas de reparabilidad, como televisiones o lavaplatos, estar¨¢n obligados a repararlos ¡ªhasta ahora pod¨ªan negarse a ello, independientemente del coste estimado¡ª durante los siguientes 5 a 10 a?os tras la compra, salvo que sea t¨¦cnicamente imposible.
La propuesta de Bruselas busca adem¨¢s la creaci¨®n de plataformas nacionales en internet de reparaci¨®n, para que los consumidores tengan la opci¨®n de buscar alternativas a la hora de arreglar un aparato. Estas plataformas tambi¨¦n podr¨¢n ser usadas, ha dicho Reynders, para la compraventa de productos reparados.
¡°Reparar es la clave para acabar con el modelo de ¡®compra, rompe y tira¡¯ que tanto da?a nuestro planeta, nuestra salud y nuestra econom¨ªa¡±, ha subrayado el vicepresidente de la Comisi¨®n y responsable del Pacto Verde europeo, Frans Timmermans. Se trata de darle al comprador la opci¨®n de tener m¨¢s poder de decisi¨®n sobre sus h¨¢bitos de compra ¡ªy ahorrar m¨¢s¡ª, a la par que ¡°env¨ªa un mensaje importante a las empresas: que los modelos de negocio sostenibles e invertir en reparaci¨®n es rentable¡±, ha agregado Reynders.
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