Un d¨ªa en Bicimad se convierte en una novela de Kafka
En un recorrido de EL PA?S por las estaciones de bicicletas p¨²blicas de Madrid, los usuarios sufren falta de bicis, fallos del sistema, informaci¨®n ca¨®tica, cobros indebidos, bloqueo de cuentas y mucha frustraci¨®n
A las nueve de la ma?ana del jueves, la estaci¨®n de Bicimad ¡ªel sistema de bicis p¨²blicas de Madrid¡ª de la glorieta de Embajadores solo tiene tres bicis: dos tienen la luz verde (se pueden usar), pero una est¨¢ en rojo (no funciona). De ellas, una tiene el sill¨ªn girado hacia atr¨¢s, un aviso en clave entre usuarios para saber que da problemas. Pruebo con la otra, que es una bici antigua y blanca; con la tarjeta de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) se libera. Este era el ¨²nico sistema que funcionaba hasta marzo: un tipo de estaciones y un tipo de bicis, que se pod¨ªan desanclar con la tarjeta o con una aplicaci¨®n. Pero desde entonces coexisten dos tipos diferentes, dos tipos de aplicaciones y dos tipos de estaciones que deber¨ªan ser compatibles, pero que en realidad casi nunca lo son.
Lo compruebo en una estaci¨®n en el paseo de Yeser¨ªas que resulta ser de las nuevas. Para dejar una bici antigua en una estaci¨®n nueva, se supone que basta con aparcarla junto a la base y cerrar el candado trasero que incorporan estos veh¨ªculos. Pero el candado no cierra, y no se puede abandonar sin m¨¢s: podr¨ªan robarla. Hago la primera llamada del d¨ªa a la EMT, gestora de Bicimad. Me explican que si el candado no cierra tengo que llevar la bici a una estaci¨®n antigua. ?Pero d¨®nde est¨¢n? La operadora no lo sabe, no aparece en la app, el Ayuntamiento no lo dice y yo lo desconozco. Han desaparecido centenares de bicis, cuyo precio es de 2.400 euros. En la primera semana EL PA?S comprob¨® que las bicicletas perdidas superaban las 500. El Ayuntamiento, que ha invertido 48 millones de euros en la reforma, no da datos pero sostiene que la mayor¨ªa se han recuperado, aunque en muchas calles siguen apareciendo veloc¨ªpedos abandonados.
Mientras decido qu¨¦ hacer llega Carlos L¨®pez, de 39 a?os. ¡°Llevo a?os usando el servicio, pero ahora no hay bicis en ning¨²n sitio¡±. L¨®pez prueba a sacar una bici azul, sin ¨¦xito. ¡°Me voy a tener que ir en metro otra vez¡±, dice resignado. Yo tambi¨¦n me resigno y empiezo a dar vueltas con la bici en busca de una estaci¨®n antigua. Tras 15 minutos, la encuentro en la calle Toledo. Un trayecto de ocho minutos se convierte en 30.
Para probar las bicis nuevas, azules, vuelvo a la estaci¨®n anterior. Intento desanclarla con la app antigua, que da diferentes errores: no tiene la cuenta activada, la bici no existe, hay un problema con la red, no se puede conectar¡ Pruebo con la app nueva y se suceden otros 10 fallos. Llamo otra vez a la EMT. ¡°Hay problemas con el sistema nuevo. No sabemos por qu¨¦ ocurre ni podemos mirar nada¡±. Pido hablar con el soporte t¨¦cnico. Aqu¨ª arranca el soniquete que m¨¢s veces ha vivido cualquier usuario de Bicimad este mes: ¡°Todos nuestros operadores se encuentran ocupados¡±, dice una voz mec¨¢nica, seguida luego por una musiquilla repetitiva como de ascensor que se te mete en el cerebro.
Tras 10 minutos a la espera, decido coger el metro, porque tengo una cita m¨¦dica y voy a llegar tarde. No est¨¢ Bicimad como para confiarle tu salud. Me voy en metro sin colgar el tel¨¦fono. A los 36 minutos de espera me canso y desisto. El Ayuntamiento se niega a revelar cu¨¢ntas llamadas se quedan sin responder, pero las quejas de los usuarios hacen intuir que deben de ser miles. El primer d¨ªa del nuevo sistema me cobraron dos trayectos que deb¨ªan ser gratuitos y no he conseguido que me devuelvan el dinero.
Busco una bici en la estaci¨®n nueva de la calle Quintana, cerca de Arg¨¹elles. Lo intento con una app y con la otra, muchas veces, sin ¨¦xito. Leonardo Bris, de 55 a?os, consigue dejar una. ¡°Antes usaba el servicio todos los d¨ªas y ahora es imposible, no te puedes fiar de que funcione. Llamas y no te cogen el tel¨¦fono. Es un desprop¨®sito¡±, se queja. Le pido ayuda para desbloquear una bici azul. ¡°Lo normal es tener que intentarlo muchas veces¡±. Tras otros diez intentos, consigo sacar una, que dejo en Lavapi¨¦s. M¨¢gicamente, el candado esta vez s¨ª funciona.
Para el siguiente recado, voy a la estaci¨®n de ronda de Atocha, que era vieja y acaban de sustituir por una nueva. No hay ninguna bici. Camino diez minutos hacia otra base, cerca de Atocha: en sus 27 espacios solo hay una bici nueva. No se desbloquea. Llamo por tercera vez a la EMT. ¡°Todos nuestros operadores est¨¢n ocupados¡±. Y otra vez esa musiquilla infernal. Francisco Collado, de 32 a?os, deja una bici: ¡°En Atocha hay cuatro estaciones y ninguna tiene bicis. Llamas y no te cogen el tel¨¦fono, no dan soluciones¡±, se lamenta. Sigo intentando desbloquear la bici y lo consigo 15 minutos despu¨¦s. Sumando el paseo y la tortura, media hora para un trayecto de diez minutos. No me han cogido el tel¨¦fono.
Usuarios bloqueados
Llego a Puente de Vallecas, donde hay una estaci¨®n antigua, y dejo la bici nueva cerrando el candado trasero. Parece que funciona, pero aguardo a que se vea en la app por si acaso. No todo el mundo puede hacerlo: hay usuarios a los que no les aparece ya esta funci¨®n. Quienes dejen las bicis sin anclar, aunque sea por un fallo de Bicimad, pueden ser multados con cinco euros, y la segunda vez le bloquean la cuenta. Le ocurri¨® a Alejandro Cencerrado, de 36 a?os, tras usar el servicio durante meses: ¡°Me han bloqueado sin avisar por dejar una bici sin candado. Intent¨¦ explicarles que el candado no funcionaba, pero no me dan ninguna soluci¨®n. Es indignante¡±, dice. Lo mismo le pas¨® a Jos¨¦ Antonio Jim¨¦nez, de 53 a?os: ¡°Me han bloqueado sin explicarme el motivo y ya no me dejan coger bicis. He llamado varias veces y jam¨¢s me cogen el tel¨¦fono¡±, se queja.
Un rato despu¨¦s quiero coger otra bici en Puente de Vallecas. En la base hay ocho, cinco nuevas, dos viejas y una BicimadGo, que tiene otro sistema: se pueden dejar en cualquier sitio, ampliando la confusi¨®n. Si para los usuarios veteranos es dif¨ªcil de entender, para los nuevos ¡ªque han llegado con la promesa de la gratuidad¡ª es imposible. Intento desanclar la ¨²nica bici antigua con luz verde con las dos app. Sin ¨¦xito. Pruebo con la tarjeta de la EMT: se desancla, pero no se abre el candado trasero, as¨ª que no se puede usar. La perspectiva de escuchar otra vez la musiquilla me pone de los nervios. Busco otra estaci¨®n.
Camino diez minutos hasta la calle Cerro de la Plata. Solo hay tres bicis viejas disponibles. Las apps no funcionan, pero la tarjeta s¨ª, y parece que el veloc¨ªpedo tambi¨¦n. Comienzo a pedalear y me llevo otra sorpresa: el motor va mal y la bater¨ªa se para y no tiene casi fuerza, algo que ocurre a menudo con el modelo antiguo. Y estas bicis pesan mucho. Llego a la esquina del parque del Retiro, donde hay una estaci¨®n de las nuevas. Intento anclar mi bici vieja con su candado trasero, pero una vez m¨¢s no me deja.
Siguiente llamada a Bicimad. Esta vez no escucho la musiquilla infernal porque directamente me cuelgan. Lo intento otra vez y me vuelven a colgar. Mientras, hablo con Eduardo Rodr¨ªguez, de 31 a?os. ¡°He usado Bicimad a diario ocho a?os, pero ahora no puedo. El otro d¨ªa fui de Arg¨¹elles a Legazpi, casi una hora de camino, buscando bicis por unas 15 estaciones y ninguna funcionaba¡±. Al final, es incapaz de sacar una bici y se va andando a buscar otra base. Llamo al servicio t¨¦cnico otras tres veces y me cuelgan.
Con un cabreo importante, decido volver a casa. Llego a la ronda de Atocha. Sigue sin bicis. Intento dejar la m¨ªa y no se cierra el candado. As¨ª que paso de escuchar otra vez la m¨²sica infernal y directamente busco una estaci¨®n antigua. Montar en bici suele ser una experiencia agradable, pero hacerlo estos d¨ªas con Bicimad se ha convertido en una novela de Kafka.
Soluciones para el caos
Hace unos meses, Valladolid instaló un sistema igual sin mayor problema. “Teníamos un modelo antiguo que queríamos sustituir y extenderlo a toda la ciudad. Lo planificamos durante dos años. En la zona antigua, a veces colocábamos estaciones de dos sistemas en paralelo, y a veces sustituíamos unas por otras durante la noche”, señala Álvaro Fernández Heredia, que gestionó la EMT con Manuela Carmena y luego instaló este servicio en la urbe castellana. “Antes de arrancar, hicimos pruebas durante tres meses con un grupo de voluntarios, que nos reportaron los fallos que íbamos reparando. Y el 1 de febrero, apagamos el sistema antiguo y empezamos con el nuevo. A todos los usuarios se les liquidaron los saldos y al día siguiente ya podían darse de alta en el nuevo sistema. La tecnología es robusta y no dio ni un problema”.
Entonces, ¿qué ha fallado en Madrid? “El sistema de bicis de la empresa canadiense PBSC es de los más robustos del mundo, pero en Madrid se ha hecho con una falta total de planificación y tratando de compatibilizar dos sistemas incompatibles. Han intentado integrar dos plataformas distintas y ahora no saben dónde están las bicicletas, que se pierden. El resultado es un ridículo monumental”, critica Fernández Heredia, ahora candidato a concejal por Más Madrid. El experto señala que en Barcelona hicieron algo similar, cambiaron un sistema anterior por uno de PBSC y fueron planificando con tiempo qué estaciones sustituir: si había cuatro, dos se quedaban con el sistema antiguo y dos pasaban al nuevo. No dejaron de ofrecer servicio durante los cuatro meses de transición. PBSC no ha respondido a las cuestiones de este periódico, y tampoco lo ha hecho el Ayuntamiento. Ignacio Benito, portavoz de Movilidad del PSOE, abunda en las mismas críticas: “Es un sinsentido hacer una ampliación como esta sin tener trabajadores suficientes”.
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