La batalla por las aceras: peatones frente a patinetes, motos aparcadas, terrazas, ¡®riders¡¯ y furgonetas de Amazon que paran ¡°un minutito¡±
Los expertos en movilidad y urbanismo piden repensar las capitales para poner al viandante en el centro, mientras las asociaciones peatonales acusan a los ayuntamientos de no frenar los incumplimientos


Las aceras, que deben ser espacios tranquilos para pasear y sentarse, son ahora el escenario de una dura batalla que enfrenta a peatones con patinetes, motos aparcadas, riders en bici y furgonetas de Amazon ¡ªy otras empresas¡ª que suben al bordillo ¡°un minutito¡±. La guerra por este espacio p¨²blico ha llevado a Par¨ªs a prohibir los patinetes el¨¦ctricos de alquiler ¡ªalgo que ya hacen Barcelona o Valencia¡ª, pero va mucho m¨¢s all¨¢: estos nuevos actores de la movilidad urbana y las terrazas, que no dejan de expandirse, suponen un ataque a los caminantes, que hace un siglo perdieron su derecho a usar la mayor parte de la urbe ¡ªentregada a los coches¡ª. Los expertos en movilidad y urbanismo piden repensar las capitales para poner al paseante en el centro, mientras las asociaciones peatonales acusan a los ayuntamientos de no frenar los incumplimientos.
¡°A inicios del siglo XX, la llegada de los coches a las urbes espa?olas fue un choque abrupto para los ciudadanos: iban muy r¨¢pido, la gente no estaba acostumbrada y hab¨ªa muchos atropellos mortales. Se crearon las aceras y fue necesario disciplinar a los caminantes, que antes pod¨ªan andar por toda la ciudad, a que solo se movieran por ese espacio reducido¡±, explica Nuria Rodr¨ªguez Mart¨ªn, profesora de Historia Contempor¨¢nea en la Complutense de Madrid (UCM). ¡°Hay un paralelismo con la situaci¨®n actual: aparecen nuevos veh¨ªculos, patinetes, bicis el¨¦ctricas, motos, y empiezan a competir por el espacio peatonal, que ya de por s¨ª es peque?o. Y eso altera la convivencia¡±, prosigue esta experta en historia urbana.

¡°El espacio p¨²blico es un espacio en disputa que representa a los poderes de la ciudad¡±, tercia Zaida Mux¨ª, urbanista y profesora en la Escuela de Arquitectura de Barcelona (ETSAB-UPC). ¡°El peat¨®n siempre es el ¨²ltimo, el que menos importa, pese a que todos somos peatones en alg¨²n momento¡±, contin¨²a. Rodr¨ªguez Mart¨ªn retoma: ¡°Desde los inicios, los peatones hemos estado desorganizados, mientras que el Real Autom¨®vil Club de Espa?a (RACE) se cre¨® en 1903. Los conductores tienen apoyo de fuertes grupos de presi¨®n y se cree que aportan dinero (impuestos, multas), mientras el paseante parece que no aporta nada¡±. De hecho, la profesora ha constatado que en los a?os veinte se culpaba a los peatones de los atropellos e incluso se publicaban caricaturas en la que los paseantes atropellaban a los coches.
David Lois, profesor de Psicolog¨ªa Social en la UNED, aporta otra idea: ¡°Las aceras tienen dos funciones, la de tr¨¢nsito, porque facilitan los desplazamientos a pie, y la estancial, pues permiten descansar. Lo que hace una acera agradable es un ancho generoso, que est¨¦ reverdecida, que tenga ¨¢rboles, que permita un aislamiento suficiente del tr¨¢fico rodado, de los ruidos, de la contaminaci¨®n¡¡±.
?En qu¨¦ se traduce? ¡°En cuanto a lo primero, deben ser accesibles y facilitar rutas directas y bien conectadas; si la gente las percibe as¨ª, eso hace que caminen m¨¢s. Respecto a lo segundo, el espacio peatonal hace que la gente se encuentre con sus vecinos, y eso fortalece los v¨ªnculos con el barrio e incrementa la confianza social; para ello hacen falta bancos dise?ados para el reposo¡±, contin¨²a el tambi¨¦n experto en movilidad de Transyt-UPM.

En general, los centros hist¨®ricos de la mayor¨ªa de las urbes espa?olas han vivido procesos de peatonalizaci¨®n progresivos ¡ªen gran parte impulsados por el turismo y la gentrificaci¨®n¨D, lo cual no siempre quiere decir m¨¢s espacio para caminar. Un paseo por la calle Atocha de Madrid, reformada en 2018 para ¡°ampliar el espacio peatonal¡±, ejemplifica muchos de estos males: en la esquina con el paseo del Prado, decenas de motos aparcadas impiden el paso; tambi¨¦n hay bicis de riders que esperan para recoger pedidos, uno de los cuales pedalea por la acera. Dos patinetes de una empresa de alquiler permanecen tirados en el suelo, mientras un joven con auriculares, montado en otro, pasa toda velocidad entre los viandantes. Una furgoneta de reparto se sube al bordillo y su conductor se baja a entregar un peque?o paquete en un domicilio cercano. El espacio peatonal obtenido tras la reforma lo ocupan en su mayor¨ªa las terrazas de varios bares y restaurantes de la zona. La gente camina con prisa, no tiene ganas de pararse aqu¨ª. El ¨²nico banco instalado en esta parte baja de la v¨ªa no tiene respaldo, as¨ª que nadie lo ocupa.
S¨ªntoma de desigualdad
¡°Las aceras son un gran s¨ªntoma de desigualdad¡±, critica el urbanista Antonio Giraldo. ¡°Pertenecen a todos los ciudadanos, pero no todos las pueden disfrutar en la misma proporci¨®n: en general, hay aceras anchas y muy cuidadas en los barrios c¨¦ntricos o ricos, pero en la periferia muchas veces tienen que conformarse con aceras estrechas, muy deterioradas, que no cumplen con los criterios de accesibilidad b¨¢sicos¡±, a?ade el ahora candidato del PSOE al Ayuntamiento de la capital.

?Cu¨¢les son esos criterios? Seg¨²n la Orden TMA/851/2021 del Ministerio de Transportes, para ser accesibles, todas las aceras urbanas deben tener como m¨ªnimo 1,80 metros de ancho y no se puede aparcar sobre ellas. Esa anchura no se cumple en muchas calles peque?as, normalmente porque se prefiere mantener un carril para coches y una banda de aparcamiento en lugar de sustituirlas por opciones peatonales o de plataforma ¨²nica ¡ªdonde calzada y acera est¨¢n a la misma altura y los coches deben circular como mucho, a 20 por hora¡ª.
Muchos ayuntamientos ¡ªcomo los de Madrid, Barcelona, Valencia o Zaragoza¡ª permiten estacionar a las motos cuando el espacio peatonal supera la anchura de tres metros. Sin embargo, las que aparcan en sitios m¨¢s estrechos no siempre son sancionadas. Otro tanto ocurre con el aparcamiento de bicis y patinetes el¨¦ctricos. No es sencillo obtener datos sobre incumplimientos en las aceras, dado que en los grandes consistorios sus competencias est¨¢n repartidas entre varias concejal¨ªas (movilidad, obras, seguridad, comercio...).

Como ejemplo, en 2022 Madrid mult¨® a 138.750 veh¨ªculos de movilidad compartida por aparcar mal (11.273 menos que el a?o anterior): el 68,4% eran patinetes; el 20,4% eran motos y el 11,2%, bicicletas; Valencia sancion¨® a 11.914 veh¨ªculos (1.063 eran motos) y Bilbao hizo lo mismo en 3.435 ocasiones; M¨¢laga mult¨® a 4.554 veh¨ªculos (1.226 patinetes). Barcelona, Zaragoza y Sevilla no ofrecen datos.
Esos patinetes aparcados en cualquier lugar pertenecen casi siempre a grandes empresas. Los problemas generados en muchas urbes han llevado a algunos consistorios a no permitir su uso: es el caso de Barcelona, Valencia y Valladolid. ¡°Nosotros apostamos por caminar y la bici. El patinete es un medio sedentario, de puerta a puerta, y muchos de sus usuarios vienen del transporte p¨²blico. No nos interesa¡±, dice un portavoz del Ayuntamiento vallisoletano. En Madrid, en cambio, durante a?os han operado 18 empresas, pero desde el 3 de mayo tan solo tres tienen permiso para hacerlo.
Maltrato al peat¨®n
Mientras, el Reglamento General de la Circulaci¨®n, actualizado en 2022, proh¨ªbe que circulen por las aceras patinetes, bicicletas y cualquier otro veh¨ªculo. Algo que sigue ocurriendo. ¡°Las aceras actuales son una prueba evidente del maltrato que sufre el peat¨®n en el espacio p¨²blico, est¨¢n ocupadas por todo tipo de veh¨ªculos y por las terrazas, que suelen abarcar m¨¢s de lo que les permite la licencia¡±, denuncia Sonia Jichi, presidenta de Andando, que aglutina una veintena de asociaciones peatonales ib¨¦ricas. ¡°Esta situaci¨®n no es casual, sino fruto de unas pol¨ªticas que han permitido un dise?o urbano cochecentrista, basado en dar m¨¢s espacio al coche privado y menos al caminante. La accesibilidad universal peatonal recogida en la Constituci¨®n est¨¢ siendo despreciada por las administraciones¡±, prosigue.

El periodista Charles Montgomery aporta otra clave en su reciente Ciudad feliz (Capit¨¢n Swing): los coches circulando a toda velocidad en la calzada ejercen ¡°una penosa influencia en la psicolog¨ªa del espacio p¨²blico¡±. Un trabajo estudi¨® tres calles iguales en San Francisco pero con diferentes intensidades de tr¨¢fico (escaso, medio y alto), y comprob¨® que en la primera calle jugaban los ni?os en las aceras y la gente se paraba a charlar, mientras que en la segunda la actividad social menguaba, y en la tercera pr¨¢cticamente no hab¨ªa interacciones sociales.

La portavoz de Andando tambi¨¦n denuncia el poco control que hay en la mayor¨ªa de urbes espa?olas con las terrazas de bares y restaurantes: ¡°Las terrazas son una privatizaci¨®n del espacio p¨²blico, se extienden cada vez m¨¢s, y los ayuntamientos deber¨ªan vigilar su uso, cu¨¢ntas hay por calle, que dejen espacio para pasar c¨®modamente¡ Hay terrazas que ocupan paradas de autob¨²s, espacio para caminar, y que no permiten pasar por algunas calles¡±. Por ejemplo, en 2022 Madrid ha impuesto 1.820 sanciones a hosteleros por este motivo; Valencia, 1.585; Zaragoza, 300; M¨¢laga, 205 y Bilbao, 78. Barcelona no ofrece datos.
Zaida Mux¨ª cree que el cambio llegar¨¢, aunque cueste: ¡°Ha habido peatonalizaciones en centros hist¨®ricos de muchas ciudades; con el ¨¦xito que han tenido, sorprende que cueste tanto ampliar aceras en otras ¨¢reas urbanas¡±. Y pone ejemplos positivos: ¡°La ciudad que m¨¢s est¨¢ apostando por esto es Barcelona, que est¨¢ haciendo peatonalizaciones en el interior de las supermanzanas no solo en zonas tur¨ªsticas, sino en todo tipo de barrios, convirtiendo lo que era asfalto en espacios de juego, de estancia segura, con ¨¢rboles y sin contaminaci¨®n. Valencia tambi¨¦n ha ampliado aceras con urbanismo t¨¢ctico, y lo mismo est¨¢n haciendo en Par¨ªs, Viena, Copenhague¡ Al final se extender¨¢¡±. Para eso hace falta voluntad pol¨ªtica. Mientras llega, los paseantes deber¨¢n seguir luchando por su espacio.
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