Sanidad empieza en diciembre el primer gran estudio estatal para ver c¨®mo nos afectan las sustancias qu¨ªmicas cotidianas
La primera fase es enviar 14.000 cartas para reclutar a 3.000 voluntarios a los que medir sus niveles de mercurio, plaguicidas y bisfenoles, entre otras sustancias. Un estudio similar en EEUU ayud¨® a prohibir el plomo en la gasolina
El Ministerio de Sanidad, en colaboraci¨®n con otros tres ministerios y varias entidades cient¨ªficas, tiene previsto arrancar en diciembre el primer gran estudio estatal para ver c¨®mo nos afectan las sustancias qu¨ªmicas a las que estamos expuestos de forma cotidiana. La iniciativa se enmarca dentro de la nueva estructura nacional de biomonitorizaci¨®n humana y pretende medir los niveles de contaminantes en miles de voluntarios como primer paso para tomar luego medidas de salud p¨²blica basadas en la ciencia. Otros pa¨ªses del entorno, como Francia o Alemania, ya cuentan con este tipo de estructuras, mientras en EE UU un trabajo similar ayud¨® a prohibir el plomo en la gasolina. Hasta ahora, tan solo se hab¨ªan hecho estudios parciales (a adolescentes, madres y trabajadores).
Cada d¨ªa, estamos en contacto con sustancias qu¨ªmicas presentes en todo tipo de objetos, desde los embalajes a los cosm¨¦ticos, de los textiles a los envases alimentarios e incluso a los alimentos (que pueden contener restos de pesticidas y herbicidas). Aunque, en general, son seguras, algunas de ellas funcionan como disruptores endocrinos, es decir, afectan a las hormonas y, con los a?os, pueden provocar problemas de reproducci¨®n, c¨¢ncer de mama, diabetes, obesidad¡ Este tipo de estudios sirven para identificar fuentes de exposici¨®n a diferentes contaminantes, estudiar su relaci¨®n con la enfermedad, identificar grupos vulnerables, fijar prioridades en investigaci¨®n o determinar la efectividad de las pol¨ªticas de salud p¨²blica.
Una portavoz del departamento de M¨®nica Garc¨ªa se?ala que, en primer lugar, est¨¢ previsto mandar 14.000 cartas a otras tantas familias, a partir de un muestreo realizado por el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE). Si se cumplen los plazos, ese env¨ªo comenzar¨¢ en diciembre. ¡°Se le pide a un adulto mayor de 18 a?os de esa familia que participe. Enviamos muchas cartas para que la muestra final est¨¦ en torno al 25%, es decir, unas 3.000 personas¡±, se?ala.
Despu¨¦s, quienes deseen participar deber¨¢n acercarse a un centro de salud ¡ªaunque esto podr¨ªa ser distinto en algunas comunidades¡ª para que le extraigan muestras de sangre, pelo y orina. Si todo va seg¨²n lo previsto, esta fase empezar¨¢ a comienzos de 2025. Esas muestras se enviar¨¢n a laboratorios de entidades cient¨ªficas de toda Espa?a para analizar los restos de alrededor de 40 sustancias contaminantes.
Argelia Casta?o es la presidenta de la Comisi¨®n Permanente de la Comisi¨®n Interministerial de Biomonitorizaci¨®n Humana (CIBMH), que coordina el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), dependiente del Ministerio de Ciencia, Innovaci¨®n y Universidades: ¡°Llevamos 15 a?os peleando para que se establezca en Espa?a un programa de vigilancia nacional como tienen muchos pa¨ªses de nuestro entorno. Hasta ahora, se hab¨ªa hecho un trabajo muy bueno por parte de los investigadores, pero faltaba el apoyo institucional. Ahora, por fin, se pone en marcha una estructura estable de biomonitorizaci¨®n humana¡±.
Los trabajos comenzaron en 2022, con el acuerdo entre Sanidad y Transici¨®n Ecol¨®gica, a los que luego se sumaron Agricultura y Consumo, as¨ª como diferentes entidades p¨²blicas y cient¨ªficas. El a?o siguiente se constituyeron el pleno y la comisi¨®n permanente, y el primer gran proyecto empieza a ver la luz. ¡°Estamos ahora mismo en la fase de empezar ese primer estudio, y en cuanto se empiece a rodar se podr¨¢ ampliar al ¨¢mbito auton¨®mico¡±, dice Casta?o. Sanidad confirma que ha destinado al programa una partida de cinco millones de euros, y otro mill¨®n y medio para las comunidades que deseen ampliar los datos en sus territorios.
?Para qu¨¦ sirve? ¡°Este tipo de estudios son imprescindibles para conocer la exposici¨®n ambiental a la que se ve expuesta a la poblaci¨®n¡±, se?ala Marta Esteban, jefa del ?rea de Toxicolog¨ªa Ambiental del Centro Nacional de Sanidad Ambiental (CNSA) ¡ªdel que Casta?o ha sido directora siete a?os¡ª del ISCIII y coordinadora t¨¦cnica del proyecto. ¡°La idea es que el trabajo sea peri¨®dico, se realice a lo largo de los a?os y cubra una poblaci¨®n representativa de todo el pa¨ªs. Eso aporta unos datos fundamentales a la hora de establecer diferencias temporales, geogr¨¢ficas, y posibles asociaciones con los efectos en la salud¡±, contin¨²a.
Uno de los laboratorios que opta a evaluar las muestras es el de la Universidad de Murcia, donde trabaja el toxic¨®logo Miguel Motas (que ya particip¨® en un trabajo similar con adolescentes): ¡°Se vigilar¨¢n sustancias como el plomo, el mercurio o el cadmio, adem¨¢s de plaguicidas y sustancias emergentes procedentes de los pl¨¢sticos, como bisfenoles, ftalatos y perfluorados. Lo importante es conocer qu¨¦ llega al ser humano, en qu¨¦ cantidad, y qu¨¦ efectos puede provocar a largo plazo, para a partir de ah¨ª tomar medidas¡±.
Los resultados pueden ayudar a tomar medidas de salud p¨²blica. ¡°En Estados Unidos se vio que el plomo generaba un problema en la poblaci¨®n, pero no se sab¨ªa hasta qu¨¦ punto ten¨ªa que ver con la gasolina con plomo¡±, apunta Motas. ¡°Consiguieron prohibir el plomo en la gasolina y en su estudio de biomonitorizaci¨®n descubrieron que se hab¨ªa logrado una bajada espectacular del plomo en la poblaci¨®n, de alrededor del 80%. As¨ª que estos trabajos sirven para demostrar que una medida epidemiol¨®gica es eficiente¡±, a?ade. En Espa?a, diferentes papers sobre el efecto del mercurio en beb¨¦s y embarazadas desembocaron en la recomendaci¨®n de que esta poblaci¨®n reduzca al m¨ªnimo el consumo de at¨²n, pues este pescado contiene altos niveles de ese metal.
Encuesta epidemiol¨®gica
Cada muestra ir¨¢ acompa?ada de una encuesta epidemiol¨®gica con todo tipo de datos, desde lugar de residencia o h¨¢bitos alimentarios hasta tipo de ropa que usa o deporte que practica. ¡°Estamos seleccionando los indicadores y desde nuestro centro gestionaremos las bases de datos que se creen, los analizaremos, codificaremos y almacenaremos para que los puedan consultar los cient¨ªficos¡±, comenta Jos¨¦ Luis Pe?alvo, director del Centro Nacional de Epidemiolog¨ªa (CNE), que destaca que el estudio ¡°es pionero y muy ambicioso¡±.
En su opini¨®n, cuando haya muestras ¡°se podr¨¢n medir exposiciones ambientales generales y mapear zonas donde los niveles de exposici¨®n a ciertas sustancias son m¨¢s altas, para luego investigar de d¨®nde vienen o saber si afectan a poblaciones vulnerables¡±. As¨ª, ¡°ser¨¢ una base cient¨ªfica s¨®lida y objetiva para generar pol¨ªticas preventivas de los niveles de salud¡±, de forma complementaria a las Encuestas Nacionales de Salud.
Tanto las muestras como las encuestas ser¨¢n anonimizadas, aunque si en alg¨²n caso se detecta una sustancia peligrosa inusualmente alta se aconsejar¨¢ al ciudadano (siempre que d¨¦ permiso) que acuda a su m¨¦dico. ¡°Dirig¨ª un programa de biomonitorizaci¨®n de adolescentes con el ISCIII y en C¨¢diz encontramos altos niveles de mercurio por el consumo de at¨²n¡±, cuenta Motas. ¡°Sin embargo, hab¨ªa tambi¨¦n un caso en Albacete que no ven¨ªa del pescado. Con permiso de la familia, fuimos a entrevistarlos y, al final, entramos en la habitaci¨®n del ni?o, que ten¨ªa una colecci¨®n de minerales que inclu¨ªa cinabrio, que tiene mercurio. Le dijimos que lo sacaran de la habitaci¨®n y en poco tiempo le bajaron los niveles de ese metal¡±, prosigue.
Los resultados tardar¨¢n, al menos, dos a?os. A partir de ah¨ª, las administraciones p¨²blicas contar¨¢ con datos cient¨ªficos para tomar medidas. ¡°El bisfenol A se ha prohibido en determinados alimentos y recipientes pl¨¢sticos, pero estamos ya buscando el bisfenol F y Z, que son los sustitutos que la industria est¨¢ usando¡±, dice Motas. Y a?ade: ¡°Tambi¨¦n podremos dar recomendaciones. Por ejemplo, yo aconsejar¨ªa sacar de la cocina todos los materiales de pl¨¢stico negro (esp¨¢tulas, cubiertos), porque se hacen con elementos reciclados pero no se les han quitado los perfluorados, que son disruptores endocrinos¡±.
Argelia Casta?o resume: ¡°Esperamos que este trabajo pionero nos ofrezca una foto de c¨®mo los espa?oles estamos expuestos a los contaminantes. Habr¨¢ unos que nos afecten m¨¢s que otros, quiz¨¢ salgan sorpresas. En cualquier caso, se trata de ayudar a las administraciones para que sean capaces de ajustar mejor las pol¨ªticas de control de productos qu¨ªmicos¡±.
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