Estampas de C¨¢diz a Sevilla

De un C¨¢diz que canta y baila por tanguillos y alegr¨ªas a una Sevilla elegante con bata de cola pasando por el baile m¨¢s racial de Jerez, Lebrija y Utrera. Anoche se present¨® en el Teatro de la Maestranza De la mar al fuego, un espect¨¢culo montado para conmemorar el festival de Mont de Mars¨¢n, en las Landas francesas, y que en Sevilla ha tenido su estreno en Espa?a. Cada uno de los lugares del viaje flamenco presenta su cuadro y para hilarlos, el jerezano Tomasito ejerce de entretenedor m¨¢s que de narrador o maestro de ceremonias. Entretenedor, porque entretiene al p¨²blico con sus bromas y jugueteos a comp¨¢s de siempre pero sin ir m¨¢s all¨¢, mientras el escenario se prepara para recibir al siguiente cuadro.

La noche fue larga y llena de sentimiento flamenco. Cada uno de los artistas que pis¨® el escenario se entreg¨® desde el primer momento. La combinaci¨®n refleja a la perfecci¨®n la intenci¨®n del montaje, mostrar lo m¨¢s representativo de cada casa.

Antes de arrancar por C¨¢diz, una luna llena proyectada al fondo llen¨® la escena en la que Pepa de Benito cant¨® una nana. Y tras ella, el cielo se ti?¨® de azul, para dejar entrar el olor a sal con los tanguillos recitados con mucho arte por Mariana Cornejo, que hizo un recorrido por su vida llenando el escenario con su voz y su presencia, poniendo adem¨¢s un toque de carnaval con picard¨ªa y un punto de chuler¨ªa gaditana. David Palomar le cant¨® al bailaor El Junco por alegr¨ªas, que ¨¦ste bail¨® elegante, con fuerza, preciso en los pies y acentuando los gestos, las mu?ecas conforme avanzaba en los pasos.

Lu¨ªs el Zambo tom¨® el relevo por Jerez y se marc¨® una seguiriya hiriente, que fue seguida de una sole¨¢ por buler¨ªas que bail¨® Andr¨¦s Pe?a, adornada convenientemente con un taconeo profuso.

Lebrija y Utrera recuperaron el cante m¨¢s tradicional, tanto In¨¦s Bac¨¢n como Pepa de Benito lo hicieron como se ha hecho siempre por tientos y fandangos. Concha Vargas y Carmen Ledesma pusieron la raza en el baile, la tensi¨®n, la expresividad, el momento, la una por tientos, la otra por sole¨¢. Ledesma adem¨¢s sali¨® al escenario con un mant¨®n para su sole¨¢ que supo mover con br¨ªo y al comp¨¢s.

El momento de mayor intensidad lo puso el cante de Jos¨¦ de la Tomasa. Una ton¨¢ susurrante en las notas m¨¢s agudas, modulada, poderosa, intensa. Milagros Meng¨ªbar complet¨® el cuadro sevillano con una ca?a con bata de cola manejada con destreza y maestr¨ªa, al comp¨¢s. Meng¨ªbar ofreci¨® un baile elegante y estilizado, concentrado en el braceo sin descuidar el movimiento de la cola.

Un viaje compuesto de estampas locales bien retratadas que reuni¨® en un cierre por buler¨ªas a todo el elenco en el escenario que casi se convirti¨® en una segunda sesi¨®n. Las voces de Luis el Zambo, Jos¨¦ de la Tomasa y Jos¨¦ Valencia se turnaron para cantarle a Concha Vargas, que tras una primera pata¨ªta de todos los bailaores se hizo due?a del escenario para homenajear a Mario Maya.