Aqu¨ª viene todo el mundo
La Feria del Libro de Guadalajara, en M¨¦xico, recibe miles de visitantes pese a la crisis econ¨®mica
?Crisis? Las librer¨ªas est¨¢n llenas, el p¨²blico entra a chorros, y las actividades de la Feria del Libro de Guadalajara (FIL) est¨¢n a rebosar, para hablar de literatura, de artes marciales o de periodismo: se llena todo. ?Por qu¨¦? Porque a la gente le interesa, y adem¨¢s paga un euro y medio por ello.
Ya eso es sabido, dir¨¢n ustedes. Lo extraordinario es que se mantiene, a?o tras a?o, durante 22 a?os. Y sin desmayo. Ahora el mundo vive una crisis galopante, que afecta no s¨®lo al bolsillo, sino al ¨¢nimo de las personas, y a la feria de Guadalajara parece que no llega ese eco. ?Y eso?
Un d¨ªa dijo Fernando Henrique Cardoso, el ex presidente de Brasil, que a su pa¨ªs le iba bien "porque no sabemos c¨®mo vamos". El p¨²blico s¨ª sabe en M¨¦xico c¨®mo le va al pa¨ªs, pero quiere cultura y jolgorio, y esa combinaci¨®n la da a manos llenas la feria del Libro en Guadalajara. Hay como dos mundos, el de las actividades que llenan de energ¨ªa las salas -en el homenaje a Carlos Fuentes de anoche hab¨ªa cerca de 2.000 personas-, y el de los conciertos, que llenan de decibelios las noches de la capital tapat¨ªa.
En un solo d¨ªa, anteayer mismo, en M¨¦xico mataron a cuarenta 44 personas. Por nada: como en el viejo Oeste de las pel¨ªculas, un tipo mira a otro, ¨¦ste no le mira bien y le descerraja un tiro. ?Qu¨¦ pasa? Carlos Monsiv¨¢is, el gran ensayista mexicano que hizo delirar al p¨²blico (como Sergio Ram¨ªrez) con su divertid¨ªsimo discurso en torno a su memoria con Carlos Fuentes, nos dec¨ªa anoche que la Procuradur¨ªa General de la Rep¨²blica ha documentado 700.000 puestos de venta de drogas en la capital mexicana. Y esos asesinatos tienen relaci¨®n directa, en todo el pa¨ªs, con esa mancha terrible que no son capaces ni los gobiernos ni la sociedad de atajar del todo. Un periodista de Culiac¨¢n sali¨® el otro d¨ªa a la calle con una pancarta contra la droga; la polic¨ªa investig¨® a ver si detr¨¢s de esa pancarta hab¨ªa algo, y como se vio que no, regres¨® a sus cuarteles el tiempo suficiente como para que el hombre fuera asesinado... por los narcos.
Con ser dram¨¢tica la realidad, son peores las declaraciones, entiendan la paradoja: el presidente de M¨¦xico dijo el otro d¨ªa que el 51% de la poblaci¨®n policial es corrupta. Y en algunos lugares nueve de cada diez polic¨ªas lo son. ?Qu¨¦ sociedad puede soportar eso? Soportar viene de sopor, y en ese sopor viven muchas sociedades, soportando. Esta sociedad mexicana tiene, para contrarrestar esos datos, e incluso esas declaraciones, un ant¨ªdoto que est¨¢ en la calle, en los bares, y hasta en las universidades, y por supuesto est¨¢ aqu¨ª en Guadalajara: la alegr¨ªa. T¨² vas al hotel donde sesudos estudiosos o retranqueados escritores est¨¢n decidiendo el sexo de los ¨¢ngeles o la amplitud de sus anticipos, y son a¨²n las ocho de la ma?ana, y ah¨ª escuchas corridos, boleros, a todo trapo. Lo que en Europa ser¨ªa un desayuno tan silencioso como Garc¨ªa M¨¢rquez en los actos p¨²blicos, aqu¨ª es algarab¨ªa.
Un d¨ªa Jorge Luis Borges fue requerido por un periodista mexicano para una entrevista. Encantado, dijo el ya viejo genio argentino, "me apasionan los mexicanos. Son cultos, saben lenguas, escriben muy bien, son muy inteligentes". El periodista se sinti¨® atacado en su orgullo nacional, a favor, y le pregunt¨® a su entrevistado: "?Y conoce usted a muchos mexicanos?" "No. S¨®lo conozco a Alfonso Reyes, pero imagino que todos ser¨¢n como ¨¦l".
No todos los mexicanos son como aquel gran sabio pol¨ªgrafo, y mujeriego, ni mucho menos; aqu¨ª hay sabios, pol¨ªgrafos y mujeriegos, y en lo primero ayer estuvimos ante uno de ellos, aparte de Monsiv¨¢is y Fuentes, que ya han sido citados: Jos¨¦ Emilio Pacheco. Un tipo formidable, que se r¨ªe hasta de su sombra y que acaso por eso es el poeta excelso que es. Pero no todos son Monsiv¨¢is, Fuentes, Pacheco, como es natural, aunque a Borges le hubiera gustado.
Pero estos que no son Alfonso Reyes y que est¨¢n aqu¨ª tienen una ansiedad por saber y por disfrutar que conmueve cuando uno piensa que al tiempo que pasa esto, y que es verdad, por las venas de la sociedad quiere pasar una gangrena que la gente combate a veces con inconciencia pero tambi¨¦n con alegr¨ªa. Es decir, con cultura, con la ansiedad de mantenerla.
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