Se recalientan 'los problemas'
Un extraordinario debut revela las miserias de la paz en Irlanda del Norte
Una disecci¨®n del libro Los fantasmas de Belfast, de Stuart Neville (Editorial Plata Negra)
TEL?N DE FONDO
The Troubles (Los Problemas) es el eufemismo usado en Gran Breta?a para los treinta a?os de matanzas en Irlanda del Norte, protagonizadas por republicanos (afiliados al IRA y grupos similares), unionistas (tambi¨¦n conocidos como lealistas, protestantes empe?ados en mantener la supremac¨ªa sobre los cat¨®licos), polic¨ªas del Ulster y soldados del Ej¨¦rcito de S. M. Isabel II. A partir de 1998, los principales actores han renunciado a la violencia y han llegado a un fr¨¢gil acuerdo para compartir el poder . Cualquier burrada capaz de alterar el actual statu quo hace temblar a los acomodados pol¨ªticos cat¨®licos y protestantes: han descubierto que la Rep¨²blica de Irlanda no tiene mucho inter¨¦s por sus belicosos primos del norte, mientras que el Reino Unido considera esos seis condados como un lastre del que se desprender¨ªa ?pero ya! si pudiera hacerlo limpiamente. Adem¨¢s, la paz resulta muy rentable: Gran Breta?a y la Uni¨®n Europea han invertido toneladas de dinero fresco y el atormentado Belfast parece ahora un para¨ªso para yuppies.
CU?NTAME EL ARGUMENTO
Gerry Fegan, afamado ejecutor del IRA, purg¨® 12 a?os de c¨¢rcel por sus haza?as, una condena abreviada por la amnist¨ªa producto del acuerdo de Viernes Santo de 1998. Le han compensado con un trabajo comunitario que le permite cobrar sin presentarse y disfruta de respeto en el Belfast cat¨®lico. Sin embargo, es un alcoh¨®lico que sufre alucinaciones: le persiguen los fantasmas de las 12 personas que liquid¨®. Para librarse de ese tormento, decide ajusticiar a los antiguos compa?eros que propiciaron los asesinatos. Le intentan parar los brit¨¢nicos, los pol¨ªticos del Sinn Fein y la rama g¨¢ngsteril del IRA. En la vor¨¢gine, Gerry descubre el amor: Marie McKenna, tambi¨¦n renegada del bando republicano, con una hija de padre misterioso.
?NDICE DE VEROSIMILITUD
Los fantasmas del t¨ªtulo resultan insoportables: exigen la venganza de forma machacona. La enormidad de la tarea que imponen a Fegan hacen que la novela sea un sin vivir de encuentros mortales, pasados y presentes.
EL AUTOR ES UN TIPO ESPABILADO
Los fantasmas de Belfast es el debut de Stuart Neville, que hasta el pasado a?o se ganaba la subsistencia con una modesta empresa de dise?o de p¨¢ginas web. El impacto del libro le ha lanzado a la literatura a tiempo completo. Su pr¨®ximo t¨ªtulo parece indicar que profundizar¨¢ en el fil¨®n de Los Problemas: Collusion podr¨ªa referirse a la connivencia entre la polic¨ªa y los grupos paramilitares, que facilitaba las ejecuciones sectarias. Uno sospecha/teme que reaparecer¨¢n algunos de los personajes de Los fantasmas de Belfast.
EN HOLLYWOOD LES ENCANTAR?
El reducto de Bull O'Kane, en la frontera con la Rep¨²blica, donde se celebran peleas de perros. O'Kane es el villano perfecto: un patriarca inflexible cuyas actividades republicanas apenas esconden sus negocios sucios.
SEXO...
?Por favor, son irlandeses! Dicen que en los a?os de m¨¢xima violencia, algunos habitantes de los seis condados se lanzaron a una promiscuidad sin freno, convencidos del no future. Las aguas han vuelto a su pudoroso cauce y el sexo es tan raro como pecaminoso. Un ejemplo: el sue?o er¨®tico de Gerry Fegan con Marie desemboca en una pesadilla sangrienta.
El ¨²nico que parece disfrutar del sexo es Edward Hargreaves, Ministro de Estado para Irlanda del Norte: tiene un apa?o con una prostituta de origen extranjero. Es castigado, claro: en un descuido, ella saquea su apartamento londinense. ?He dicho que este es un libro profundamente cat¨®lico? Culpa, castigo, redenci¨®n...
DROGAS...
El alcohol. El whisky favorito de Fegan es el Jameson's, pero no le hace ascos a la cerveza negra.
...Y BLUES
Aunque Stuart Neville ha sido m¨²sico, evita ese tic del maestro Ian Rankin que consiste en alfombrar su texto con nombres de canciones o artistas. Gerry Fegan hered¨® una guitarra destartalada de un compa?ero de prisi¨®n, un protestante:
"La radio sobre el aparador murmuraba una suave m¨²sica de blues. Fegan no entend¨ªa esos acordes mon¨®tonos y esas voces melanc¨®licas, pero hab¨ªa decidido aprender a tocar la guitarra C.F. Martin cuando terminara de restaurarla. Ronnie Lennox le hab¨ªa dicho que era una pieza de coleccionistas, pero las guitarras no eran para coleccionarlas, sino para tocarlas. Cuando la m¨²sica ces¨® y el locutor dijo que iban a dar el bolet¨ªn de noticias, Fegan apag¨® la radio."
Si tienes curiosidad por comprobar como suena el blues del Ulster, busca la m¨²sica de Eamon McClean, David Jacobs-Strain y, sobre todo, Rab McCullough , que alguna vez ha tocado en Espa?a.
SECUNDARIO FASCINANTE
Davy Campbell, nacido en Glasgow, es un soldado brit¨¢nico que, expulsado del Ej¨¦rcito, se ha ganado las simpat¨ªas de los republicanos. No se lo digan a nadie pero resulta un salto harto improbable: hay escasa simpat¨ªa entre escoceses y cat¨®licos norirlandeses. Campbell tiene una extraordinaria movilidad: lo mismo colabora con el IRA que con sus disidentes. En realidad, es un agente doble, un mercenario bien pagado por la Inteligencia brit¨¢nica.
Personajes como Campbell explican el adi¨®s a las armas del IRA: el grupo estaba penetrado hasta sus tu¨¦tanos, al igual que su rama pol¨ªtica, el Sinn Fein. Cualquier decisi¨®n de los republicanos era conocida inmediatamente en Londres. Entre la espada y la pared, los republicanos decidieron hacerse un lugar al sol, aunque eso supusiera renunciar a la sacrosanta fusi¨®n con la Rep¨²blica que tiene su capital en Dubl¨ªn.
EL DETALLE ESPA?OL
Gerry Fegan recorre el Belfast cat¨®lico en un Lincoln de lujo, el veh¨ªculo importado desde EEUU con que se desplaza su antiguo jefe del IRA, Paul McGinty. Este le explica que, tras el 11-S, los antiguos luchadores por la libertad no pueden volver a los m¨¦todos terroristas. Mientras, Fegan -que no es un animal pol¨ªtico- se dedica a observar "los murales que desfilaban ante la ventanilla, im¨¢genes y esl¨®ganes, retratos de h¨¦roes republicanos junto a expresiones de solidaridad con Palestina y Cuba. Otro mural declaraba que Catalu?a no formaba parte de Espa?a. Fegan no sab¨ªa si era cierto o no, pero a veces se preguntaba qu¨¦ diantres ten¨ªa que ver con la gente de Falls Road".
LO QUE CONVIENE SABER SOBRE IRLANDA DEL NORTE
Muchos de los idealistas de "Irlanda unida" o "somos parte de Gran Breta?a" terminaron pringados en drogas, prostituci¨®n, chantajes, chanchullos varios. Si alguna vez hubo una clara l¨ªnea entre Buenos y Malos, pronto todos quedaron manchados por torturas, asesinatos y crueldades apabullantes. Hargreaves, el ministro brit¨¢nico, no se hace ilusiones respecto a la poblaci¨®n a su cargo:
"No dejaba de asombrarle que la gente votara a favor de unos delincuentes sabiendo que lo eran. Dudaba que existiera un electorado m¨¢s c¨ªnico en el mundo. El plebeyo medio de Irlanda del Norte era capaz de leer entre l¨ªneas un discurso mejor que cualquier analista pol¨ªtico profesional, rechazando toda palabra enga?osa. Pero segu¨ªan votando de forma predecible elecci¨®n tras elecci¨®n."
TANGENTE
En la p¨¢gina 263 de la novela, Gerry Fegan vive un momento de calma y contempla la costa de Escocia: est¨¢ enfrente del hermoso Mull of Kintyre. Para el com¨²n de los mortales, el nombre de esa pen¨ªnsula evoca inmediatamente la buc¨®lica canci¨®n de Wings, el mayor ¨¦xito de Paul McCartney en solitario: Mull of Kintyre vendi¨® dos millones de copias, solo en el Reino Unido. El ex Beatle vivi¨® all¨ª durante muchos a?os, jugando a granjero y grabando en su estudio particular.
Sin embargo, para los bandos beligerantes de Irlanda del Norte, el Mull of Kintyre sugiere uno de los peores reveses sufridos por el enemigo com¨²n: all¨ª se estrell¨® un helic¨®ptero brit¨¢nico, con 29 militares y polic¨ªas. Esa noche, en la prisi¨®n de Maze, celebraron la noticia tanto republicanos como unionistas. Con una excepci¨®n: "mientras los prisioneros en otras celdas re¨ªan y vitoreaban, Fegan permanec¨ªa tumbado en su cama observando las grietas del techo".
MANUAL DE USO
Lectura grata, gracias a cap¨ªtulos breves, enriquecidos por usar el punto de vista de diferentes personajes. La traducci¨®n da alg¨²n susto: el coche bomba del IRA Aut¨¦ntico que estall¨® en Omagh en 1998, matando a 29 personas, incluyendo dos visitantes espa?oles, pasa a convertirse en "el desastroso bombardeo". No obstante, la reiteraci¨®n de salvajadas y los jodidos fantasmas hacen recomendable leerlo con pausas, en tres o cuatro d¨ªas.
VALORACI?N 7
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