La dif¨ªcil supervivencia de los grandes estudios de grabaci¨®n
Las bajas ventas de discos y la proliferaci¨®n de LP caseros amenazan la forma industrial de producir m¨²sica.- S¨®lo se salvan algunos de los que se especializan
A mediados de febrero, los mel¨®manos de medio mundo recibieron con estupor la noticia de que la compa?¨ªa discogr¨¢fica EMI pretend¨ªa vender los estudios Abbey Road, donde los Beatles grabaron la mayor¨ªa de sus canciones y con cuyo nombre bautizaron a uno de sus discos m¨¢s conocidos. Aunque el proyecto de venta qued¨® finalmente paralizado, las intenciones iniciales de EMI pusieron de relieve uno de los problemas que conlleva la situaci¨®n cr¨ªtica de la industria musical y al que pocas veces se presta atenci¨®n: la p¨¦rdida de rentabilidad de los grandes estudios de grabaci¨®n est¨¢ conduciendo a la desaparici¨®n de muchos de ellos. La era de los presupuestos descomunales para grabaciones que se prolongan durante meses ha pasado a la historia.
La era de los presupuestos descomunales para grabaciones que de meses ha pasado a la historia
?ngel Quintanilla: "Creo que es la vez que m¨¢s incidencia ha tenido la crisis en la industria de la grabaci¨®n"
Carlos Mart¨ªnez: "Si las cosas siguen as¨ª, todos los estudios est¨¢n en peligro inminente de extinci¨®n"
No a todos los estudios profesionales les va mal, hay excepciones notables
"La crisis de la industria se traslada a todos sus sectores, por lo que los estudios tambi¨¦n se han visto afectados. En los ¨²ltimos a?os han cerrado algunos de los m¨¢s importantes de Espa?a", se?ala Antonio Guisasola, presidente de la Asociaci¨®n de Promotores de M¨²sica en Espa?a (Promusicae). Los cierres y el descenso de la demanda tambi¨¦n se est¨¢n traduciendo en una p¨¦rdida de empleo. Seg¨²n un informe de Tera Consultants publicado en marzo, 10.600 personas perdieron su trabajo en el sector audiovisual espa?ol en 2008. "Se ha pasado de tener bastante personal al uso de free-lances, con lo que las plantillas se reducen a m¨ªnimos", explica ?ngel Quintanilla, director del Centro de Arte y Tecnolog¨ªa Aplicada (CATA), propiedad de la SGAE. "Infinidad de t¨¦cnicos cualificad¨ªsimos se han tenido que buscar la vida donde han podido, en televisiones o en el mundo del directo", remata Emilio Santamar¨ªa, presidente de la Asociaci¨®n de Representantes T¨¦cnicos del Espect¨¢culo.
Existen distintas circunstancias que afectan de forma muy negativa al sector profesional de la grabaci¨®n. Las ventas de discos se han reducido dr¨¢sticamente en los ¨²ltimos a?os. Seg¨²n un informe de Promusicae, en la primera mitad de 2010 se ingresaron 77 millones de euros, la cifra m¨¢s baja de la historia. Este hecho incide directamente sobre los presupuestos de los que disponen los artistas para grabar. "Es evidente que con la reducci¨®n de los retornos todo se ajusta al m¨¢ximo, incluyendo los costes de grabaci¨®n", asegura Guisasola. Tambi¨¦n Santamar¨ªa cree que los presupuestos de las discogr¨¢ficas est¨¢n muy por debajo de los que se manejaban hace un par de d¨¦cadas. "Hablando de producci¨®n nacional de primeras figuras, te pod¨ªas mover tranquilamente en 15 o 20 millones de pesetas. Ya no hay esos presupuestos para ser feliz durante un mes en el estudio", explica.
Y no solo los presupuestos son menores, tambi¨¦n se hacen menos discos. En este contexto, los grandes estudios graban menos que antes y cobran menos por cada producci¨®n. "Creo que es la vez que m¨¢s incidencia ha tenido la crisis en la industria de la grabaci¨®n. Hace casi inviable que un porcentaje muy grande pueda continuar", opina Quintanilla.
En la crisis de este sector tambi¨¦n influyen los avances tecnol¨®gicos, que permiten montar estudios caseros que ofrecen muy buenos resultados por una inversi¨®n muy peque?a. La que requiere poner en marcha un estudio profesional es descomunal: inmueble, acondicionamiento de las salas, equipamiento tecnol¨®gico... "Con un mill¨®n de euros te montas un estudio de primera", asegura Quintanilla. En el caso de CATA, por ejemplo, el gasto en equipamiento puede estar en torno a los 500.000 euros. Carlos Mart¨ªnez, productor y propietario de los estudios madrile?os M-20, cuenta que el acondicionamiento de su local cost¨® en su d¨ªa 40 millones de pesetas: "A los precios actuales, en total, estar¨ªamos hablando de unos 600.000 o 700.000 euros, sin incluir el inmueble".
La diferencia en la inversi¨®n se nota. Por muy buenos que sean los resultados que se puedan conseguir en un home studio, no pueden igualar la calidad que ofrece uno profesional, especialmente si se sale del terreno de los sonidos electr¨®nicos. Carlos Escobedo, cantante de los rockeros S?ber y due?o de los estudios Cube, lo tiene claro: "Cualquiera en su casa puede hacer cosas que suenen bastante bien, pero la gente se da cuenta de que los discos tienen que tener alma. La persona al mando hace una labor de producci¨®n. Incluso grupos con mucha experiencia necesitan que alguien les dirija". El problema es que el p¨²blico actual no es demasiado exigente desde el punto de vista cualitativo. "Nosotros ofrecemos alta calidad, pero la mayor¨ªa de la gente escucha la m¨²sica en mp3", afirma Carlos Mart¨ªnez.
Los oasis de la crisis
A pesar del pesimismo con el que muchos representantes de la industria ven el futuro del sector de la grabaci¨®n, todo tiene su cara y su cruz. Por un lado, es indiscutible que muchos artistas se han beneficiado de las ventajas de las nuevas tecnolog¨ªas. Por otro, no a todos los estudios profesionales les va mal, hay excepciones. Por ejemplo, Cube o Sadman, especializados en las distintas vertientes del rock m¨¢s duro y el metal, tienen una clientela muy fiel y llevan a?os funcionando a pleno pulm¨®n. Ambos trabajan con grupos profesionales, como S?ber, Hamlet, Los Suaves o Ska-P, pero tambi¨¦n con bandas menos conocidas que buscan una buena grabaci¨®n. Escobedo asegura que en Cube no han notado que la demanda se redujera con la crisis. S¨ª que han notado, sin embargo, un cambio en el tipo de trabajo: "Ahora estamos haciendo cosas que antes se hac¨ªan en estudios bastante m¨¢s grandes".
Tampoco ha notado la crisis Carlos Santos, el m¨²sico y productor que hace cinco a?os se lanz¨® en solitario a la aventura de poner en marcha Sadman. "Ahora mismo estoy dando fechas para el verano que viene", afirma. Sin llegar a las inversiones de los grandes estudios, tanto Sadman como Cube disponen de una infraestructura que les coloca muy por encima de cualquier home studio. Santos cifra su proyecto, en pesetas, en "unos 30 o 40 kilos, 17 o 18 solo en material". Escobedo calcula que la inversi¨®n en Cube es de cerca de 120.000 euros.
Es dif¨ªcil determinar por qu¨¦ unos estudios funcionan mejor que otros. Seg¨²n Santos, el factor fundamental es el precio. "Los grandes estudios quieren recuperar sus inversiones y los precios siguen siendo altos. Aunque los bajen, muchos han tenido que cerrar", explica. Un grupo puede grabar un disco en Cube o en Sadman en un mes y por unos 7.000 euros de media. "Tienes que adecuarte a la gente para la que trabajas. Yo lo hago con estudiantes, gente que lleva poco tiempo currando y que no tiene mucha pasta", dice el due?o de Sadman. Escobedo pone el acento en otro factor: la especializaci¨®n. "Es importante que la gente se vaya especializando, que no tengas que contarle qu¨¦ tipo de m¨²sica haces cuando realmente lo entiende igual que t¨² o mejor. Hay grandes estudios que no est¨¢n ligados a un sonido o un concepto en concreto", opina el responsable de Cube.
Adem¨¢s de los precios y la especializaci¨®n, hay que tener en cuenta que al no atender exclusivamente a artistas de primera l¨ªnea, la cantidad de grupos que acude a estos estudios es mucho mayor. Pero en un contexto tan econ¨®micamente complejo como el de la industria musical, ni siquiera estos factores garantizan la supervivencia. Las cifras de Cube y Sadman son similares a las que ofrece M-20, que tambi¨¦n tiene un gran prestigio y lleva much¨ªsimos a?os especializado en rock duro y heavy. Sin embargo, al estudio de Carlos Mart¨ªnez no le van tan bien las cosas. Mientras Santos trabaja cada vez con grupos de mayor nivel y ya tiene en mente abrir un estudio m¨¢s grande, mejor equipado y con m¨¢s gente trabajando en ¨¦l, el due?o de M-20 reconoce que en su estudio ha llegado a faltar trabajo y que han recurrido a becarios para cubrir plazas que antes eran fijas.
"Si las cosas siguen as¨ª, todos los estudios est¨¢n en peligro inminente de extinci¨®n", dice Mart¨ªnez. Son las dos caras de un negocio de futuro incierto que, como el resto de los sectores de la industria musical, necesita buscar f¨®rmulas con las que reinventarse si no quiere sucumbir a las nuevas formas de consumo.
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