La ceremonia del Nobel habla espa?ol
Mario Vargas Llosa recibe el premio Nobel de Literatura de manos del rey Carlos Gustavo de Suecia
Nada m¨¢s acabar la ceremonia de la entrega de los Premios Nobel, hace unos minutos, la ministra espa?ola de Cultura, ?ngeles Gonz¨¢lez Sinde, nos dijo: "Qu¨¦ hermoso, en la ceremonia se ha hablado espa?ol".
Como si fuera simb¨®lico, inmediatamente despu¨¦s sali¨® del lugar de la ceremonia el traductor al sueco de Mario Vargas Llosa, Peter Landelius. "?Fant¨¢stico. Vargas Llosa ha hecho que en la ceremonia se hable espa?ol!". Despu¨¦s han salido del Concert Hall, detr¨¢s de la ministra y del traductor, el vicedirector de la Academia Espa?ola, Jos¨¦ Antonio Pascual, y la directora del Instituto Cervantes, Carmen Cafarel. Para ellos, como para el ministro peruano de Cultura, Juan Ossio, y para los peruanos y espa?oles que han seguido en este teatro y en los hoteles de la ciudad el desarrollo de la jornada, los ojos estuvieron fijos en Mario Vargas Llosa, peruano y espa?ol, que fue quien produjo esa incursi¨®n del espa?ol en la ceremonia del Nobel. Fue a las cinco y media en punto de la tarde. El acad¨¦mico, presidente del Comit¨¦ Nobel, y miembro de la Academia Sueca, Per W?stberg, fue quien dijo: "Estimado Mario Vargas Llosa. Usted ha encapsulado la historia de la sociedad del siglo XX en una burbuja de imaginaci¨®n. Esta se ha mantenido flotando en el aire durante 50 a?os y todav¨ªa reluce. La Academia Sueca le felicita".
La sobriedad de la ceremonia, su hospitalaria puntualidad, no impidi¨® que los aplausos espa?oles marcaran con una emoci¨®n especial el instante en que el Nobel de 2010 subrayara la obra " po¨¦tica y total" del autor de La ciudad y los perros.
En esta entrega de los Nobel, que milimetrada como un cristal sueco, con una perfeccion que raya con la paranoia, hubo un momento de emoci¨®n especial, cuando el rey Carlos Gustavo de Suecia tuvo que entregar el premio Nobel de Medicina al hombre que hizo posible la resurrecci¨®n de millones de ilusiones de mujeres que no pod¨ªan tener hijos y que en 1978 cuando descubri¨® que se pod¨ªa fertilizar in vitro, abri¨® el camino para muchas parejas que ya le dieron a ¨¦l el premio de su gratitud. Este m¨¦dico es el doctor Robert Edwards, brit¨¢nico, que ahora est¨¢ gravemente enfermo; el premio lo recibi¨® su mujer, Ruth Fowler Edwards, quien le ayud¨® en sus investigaciones.
Este, sin duda alguna es, en la panoplia de premios Nobel, la dimensi¨®n que buscaba Alfred Nobel en el testamento que puso en marcha estos galardones en 1901.
Nobel quer¨ªa que estos premios fueran reservados a aquellos que hubieran hecho "un bien a la humanidad". El presidente de la Academia Nobel, Marcus Storch, record¨® ese testamento, y tambi¨¦n los ataques nacionalistas que le reprocharon al inventor que abriera estos premios a todas las nacionalidades posibles. Hoy adem¨¢s del de Literatura se han entregado los Nobel de Econom¨ªa a los estadounidenses Peter Diamond, Dale Mortensen y al griegoChristopher Pissarides al modelizar las fricciones para casar oferta y demanda del mercado laboral; el de F¨ªsica a los rusos Andre Geim y Konstantin Novoselov por la obtenci¨®n de un nuevo material, el grafeno; de Qu¨ªmica a Richard F. Heck, Ei-ichi Negishi y Akira Suzuki (Jap¨®n) por el desarrollo de herramientas clave de la qu¨ªmica org¨¢nica; y el de Medicina a Robert Edwards.
El momento de mayor tensi¨®n, resuelto con la educada frialdad sueca, fue cuando el presidente de la Fundaci¨®n lament¨® la ausencia del Nobel de la Paz. Fue escueto, pero en el aire flot¨® el estupor que en Suecia ha causado el rechazo chino y de otros pa¨ªses a este Nobel de la Paz que se entreg¨® en Oslo. No se movi¨® ni un alma, el silencio recogi¨® el nombre del activista Liu Xiaobo; algunos asistentes dijeron luego que un aplauso hubiera te?ido de solidaridad la ceremonia.
Babelia
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