El Nobel que llor¨® y que hizo llorar
El discurso de Vargas Llosa quebr¨® su voz y provoc¨® las l¨¢grimas en sus allegados - El escritor evoc¨® las palabras de su esposa: "Para lo ¨²nico que sirves es para escribir"
Mario Vargas Llosa convirti¨® una carta de batalla sobre su vida en un discurso emocionante que les llev¨® a las l¨¢grimas a ¨¦l; a su mujer, Patricia; a sus hijos; a los amigos que le acompa?an en Estocolmo y a su agente, Carmen Balcells, que lleva sus asuntos desde hace medio siglo.
El Nobel fue el primero que llor¨®, y ya, en el folio d¨¦cimo de su discurso, el auditorio le sigui¨®; lo que hasta entonces era el recuento combativo de toda una vida se ti?¨® de una emoci¨®n de cuya intensidad ¨¦l mismo se sorprendi¨®. "?Y yo que nunca lloro!", nos dijo, al bajar del atril.
La emoci¨®n del Nobel prorrumpi¨® cuando dijo estas palabras en el tramo final de su discurso: "El Per¨² es Patricia, la prima de nariz respingada y car¨¢cter indomable...". A partir de "indomable", Vargas no se pudo contener, as¨ª que fue leyendo a trompicones, entre l¨¢grimas e hipidos, hasta que alcanz¨® la cuesta final de este p¨¢rrafo que convierte su discurso en algo especial, no tan frecuente en ocasiones as¨ª. "Ella hace todo y todo lo hace bien", dijo, a duras penas, "administra la econom¨ªa, pone orden en el caos, mantiene a raya a los periodistas y a los intrusos, defiende mi tiempo, decide las citas y los viajes, hace y deshace las maletas, y es tan generosa que, hasta cuando cree que me ri?e, me hace el mejor de los elogios: 'Mario, para lo ¨²nico que t¨² sirves es para escribir".
Ese p¨¢rrafo que ahora ser¨¢ tan famoso como algunos de sus mejores escritos despert¨® en Patricia, y en toda su familia, y en los que estaban alrededor, una emoci¨®n extraordinaria, pero en ella, adem¨¢s, acab¨® una extra?eza: "?Por qu¨¦ Mario no me deja leer su discurso?", hab¨ªa preguntado. Lo hab¨ªa le¨ªdo ?lvaro, el hijo mayor, y hubo una versi¨®n que ley¨® Gonzalo, el hijo siguiente, y no se sabe si Morgana, la menor, lo ley¨® tambi¨¦n. Pero a Patricia, su marido le prohibi¨® leerlo, "y eso produjo una cierta reyerta familiar en la casa". "Ahora ya mi madre sabe por qu¨¦ mi padre no quiso que lo leyera", dijo ?lvaro. Para ¨¦ste, "este es el espejo de su alma, la esencia de Mario Vargas Llosa, el reflejo de su pensamiento ¨¦tico y sentimental". Se le ha visto mucho en p¨²blico, toda su vida, pero, como dice el hijo, "aqu¨ª se entreg¨®, y es bonito que lo haya hecho al borde de los 75 a?os".
La madre estaba "conmovida hasta los huesos"; ahora ya sabe por qu¨¦ para ella tambi¨¦n era un discurso secreto hasta que lo empez¨® a pronunciar. Antes de que empezara a leer, Carmen Balcells, que se emociona cuando le tocan de cerca, nos hab¨ªa dicho: "Si no lloro, me echa", porque era evidente que la nombrar¨ªa. Pero esta vez la agente, sentada en primera fila, en su silla de ruedas, temblando como una Magdalena, rodeada de los parientes de Mario, llor¨® sobre todo cuando ese p¨¢rrafo empez¨® a hacer llorar a su propio autor. Luego nos dijo: "Es la mejor manera de acabar mi vida de agente". Ella es as¨ª tambi¨¦n cuando exagera, dijo alguien, mientras Carmen Balcells segu¨ªa ba?ada en l¨¢grimas.
Un compa?ero de pupitre (carpeta, dicen en Per¨²) de la adolescencia de Mario Vargas Llosa en Lima, el escritor Jos¨¦-Miguel Oviedo, nos dijo: "Es el discurso. Le he escuchado hablar de pol¨ªtica, de literatura, de la vida, y jam¨¢s le hab¨ªa escuchado una pieza tan perfecta. Y tan emocionante. Yo tambi¨¦n he llorado, c¨®mo no".
Llor¨® todo el mundo. Su traductor al sueco tambi¨¦n. Nos dijo Peter Landelius: "Emocionante y cristalino, profundamente humano y pol¨ªtico en el mejor sentido de la palabra. Cuando lo traduje no esperaba que ¨¦l mismo llorara, pero lo comprendo perfectamente". El secretario perpetuo de la Academia Sueca, Peter Englund, nos confirmaba la noticia del d¨ªa: Vargas Llosa era el primer Nobel que lloraba en Estocolmo. El discurso cubri¨® la pol¨ªtica, los nacionalismos (en contra), su evoluci¨®n del marxismo a la democracia liberal, su desencanto con la revoluci¨®n en Cuba, su intento de llegar a la presidencia de Per¨², su ni?ez, el descubrimiento de la lectura ("la cosa m¨¢s importante que me ha pasado en la vida"), el descubrimiento del padre... Hasta entonces fue una combinaci¨®n de libros y vida; cuando asom¨® su entra?a (su "buena entra?a") como dice ¨¦l se le inundaron los ojos de l¨¢grimas y la gente se dispuso a recordar otro discurso. El del amor de Mario Vargas Llosa por la gente que le ha permitido ser el escritor que ha ganado el Nobel.
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