La alta costura desaf¨ªa a la crisis
La semana de Par¨ªs se plantea incluso aumentar su calendario en uno o dos d¨ªas ante el aumento de peticiones para participar en la cita
En el primer d¨ªa de desfiles de la semana de la alta costura de Par¨ªs se respiraba ayer algo parecido al optimismo. No est¨¢ claro si eso se debe a unas cifras de ventas al alza que las casas airean ¡ªy que resultan imposibles de contrastar¡ª o a la necesidad de la ciudad francesa de exhibir fortaleza. Porque las cuatro grandes capitales de la moda est¨¢n embarcadas en una pugna no del todo soterrada por convertirse en el gran centro de un mercado cada vez m¨¢s global. Las genuinas casas de alta costura que todav¨ªa figuran en un calendario atestado de desfiles de pr¨ºt-¨¤-porter enmascarados, defienden que la crisis ha favorecido sus ventas. Todas hablan de crecimientos en esta divisi¨®n en el a?o 2011. Eso s¨ª, oscilan entre un comedido 5% en Givenchy y un asombroso 80% en Valentino. Cada cual es libre de creerlo o no.
El presidente de la c¨¢mara francesa, Didier Grumbach, revel¨® a este diario el domingo que, ante el aumento de peticiones para participar en la cita, se est¨¢ planteando ampliarla en uno o, incluso, dos d¨ªas m¨¢s. Hace tiempo que la de la alta costura dej¨® de ser una aut¨¦ntica semana (esto es, siete d¨ªas). Ahora se celebra en tres jornadas, pero la saturaci¨®n en su convocatoria hermana de pr¨ºt-¨¤-porter ha hecho que muchos creadores ¡ªsobre todo, j¨®venes¡ª hayan acudido a repoblar el mermado calendario de alta costura. La antes exigente c¨¢mara francesa ha relajado sus exigencias para darles cabida y frenar as¨ª la decadencia de la convocatoria. Entre las incorporaciones de nombres que s¨ª producen genuinas piezas de alta costura est¨¢ el italiano Giambattista Valli que ayer present¨® su segunda incursi¨®n en el oficio. Lo hizo ya como miembro permanente de la c¨¢mara, una distinci¨®n que solo dos creadores antes que ¨¦l (Martin Margiela y Azzedine Ala?a) han obtenido antes de cumplir el plazo administrativo de cinco a?os.
"No siempre hay que ser tan burocr¨¢tico", afirma Grumbach. "Hemos hecho una excepci¨®n porque Valli ya ten¨ªa el bagaje y la clientela para ser considerado un dise?ador de alta costura de pleno derecho". El discurso de Grumbach evidencia hasta qu¨¦ punto ha cambiado la -antes f¨¦rrea- pol¨ªtica de la instituci¨®n que preside. Pero Nueva York y Mil¨¢n amenazan la hegemon¨ªa de Par¨ªs y los franceses saben que la alta costura es un gran activo: es lo que les distingue de sus rivales. Con todo, es de justicia reconocer el trabajo de Valli, que cre¨® su firma de pr¨ºt-¨¤-porter en 2005. Su colecci¨®n de anoche, sencillamente titulada 2, tom¨® los elegantes salones del hotel Crillon.
Pero el protagonismo medi¨¢tico estaba ayer en otra firma italiana. Versace nunca ha dejado de producir dise?os de alta costura en su l¨ªnea Atelier, pero para recortar gastos renunci¨® a presentarlos en el calendario oficial en 2004. Ayer, la casa de Donatella Versace volvi¨® a exhibir en p¨²blico 15 trajes de Atelier. Quer¨ªan rendir homenaje a la esencia de Versace pero a ratos pod¨ªan pasar por una recuperaci¨®n de Thierry Mugler o Paco Rabanne. O de todo a la vez. Grupos reducidos de invitados ve¨ªan descender de una gran escalinata dorada una colecci¨®n que recreaba "una flor met¨¢lica estallando en oro y cristales". Ten¨ªa algo de vestuario de musical y es muy posible que haya showgirls en Las Vegas con trajes m¨¢s distinguidos. Pero la textura y construcci¨®n de sus armaduras -a medio Juana de Arco y una sirena- eran extraordinarios de contemplar.
Nueva York y Mil¨¢n amenazan la hegemon¨ªa de los desfiles franceses
Seguramente, y sin que sirva de precedente, Dior agradeci¨® que el circo estuviera por una vez en casa de uno de sus vecinos. La marca lleva casi un a?o sin director creativo y no se pronuncia sobre qui¨¦n reemplazar¨¢ a John Galliano. En este tiempo, seg¨²n la compa?¨ªa, sorprendentemente las ventas se han incrementado. En todo caso, tras la debacle de su anterior desfile de alta costura, la firma prefiri¨® ayer una presentaci¨®n en la intimidad de sus salones. Un formato que result¨® apropiado para una colecci¨®n delicada, que revela la construcci¨®n de las piezas, como si las pasara por una m¨¢quina de rayos X, a trav¨¦s de un juego de transparencias.
El equipo que lidera Bill Gaytten, antiguo ayudante de Galliano, entrega una revisi¨®n "del patrimonio cultural de la casa". Es decir, una oda a las minuciosas puntadas de sus artesanos y a la silueta que populariz¨® Christian Dior en los a?os 50. Un ejercicio de impecable factura, si bien exento de originalidad o alma propia. Tras el desfile, el exultante presidente de la compa?¨ªa, Sidney Toledano, reun¨ªa al equipo para brindar con champ¨¢n. A su lado, Gaytten parec¨ªa relajado y se negaba a formular comentarios sobre su futuro o el de la compa?¨ªa. "Se habla mucho", admit¨ªa el dise?ador. "Pero yo trato de ignorarlo y seguir con mi trabajo". ?Hasta cu¨¢ndo? Ese es un secreto que, de momento, se guarda celosamente en los salones de Avenue Montaigne.
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