Dos cabalgan juntos
'Elling', de Hellstenius y Naes, es una comedia optimista que triunfa en el teatro Galileo Carmelo G¨®mez y Javier Guti¨¦rrez m¨¢s comunicativos que nunca, a las ¨®rdenes de Andr¨¦s Lima
La semana pasada hablaba, a prop¨®sito de El tipo de la tumba de al lado, del instant¨¢neo desprestigio que supone el t¨¦rmino ¡°comedia amable¡±, por oposici¨®n a la ¡°comedia oscura¡±, a la que se le supone, tambi¨¦n instant¨¢neamente, una mayor complejidad tem¨¢tica. Har¨¢ unos a?os, Paz Alicia Garciadiego calific¨® desde?osamente Roma, de Aristarain, de ¡°buenos sentimientos progresistas¡±. Yo le repliqu¨¦ que el cine que ella hac¨ªa con Ripstein pod¨ªa calificarse, del mismo modo, de ¡°malos sentimientos progresistas¡±. Hay, para algunos, algo todav¨ªa peor que la ¡°comedia amable¡±: la ¡°comedia optimista¡±, a favor de la vida. Tiene p¨¦sima prensa desde la ¨¦poca de Capra (como si el universo paralelo de Qu¨¦ bello es vivir no fuera, por cierto, una desoladora y muy cr¨ªtica visi¨®n del universo ¡°real¡±), pero en los tiempos que corren si te llaman ¡°optimista¡± te est¨¢n llamando conformista, ciego, lelo y un largo etc¨¦tera de adjetivos descalificativos. Vivimos entre la extrema banalidad y la extrema gravedad, entre el todo da igual y el apocalipsis, y al paso que vamos pronto estar¨¢ penado el optimismo entendido como voluntad de salir adelante, de ¡°rastrear todo lo que no es infierno y darle espacio¡±, como dec¨ªa Italo Calvino.
¡®Elling¡¯, la funci¨®n que est¨¢ arrasando, felizmente, es una obra sobre la voluntad de salir adelante. Y un retorno al pasado, a finales de los setenta
Elling, la funci¨®n que est¨¢ arrasando, felizmente, en la reconstruida sala (ahora Teatro) Galileo, es una obra sobre la voluntad de salir adelante. Y un retorno al pasado, a la ¨¦poca (finales de los setenta) en la que alboreaba la antipsiquiatr¨ªa de Laing y aplaud¨ªamos Locos de desatar (Matti da slegare), aquella pel¨ªcula de Bellocchio que postulaba la reintegraci¨®n social de los internos manicomiales y revolucion¨® el panorama asistencial italiano, es decir, que hizo gala de un optimismo activo y combativo. Elling, en versi¨®n de David Serrano, est¨¢ basada en una novela de Ingvar Ambjornsen, adaptada al teatro y luego al cine (estuvo a las puertas de los Oscar) por Axel Hellstenius y Petter Naes. Como El tipo de la tumba de al lado, aunque con superior vuelo, es una ¡°comedia de opuestos¡±, cuyos int¨¦rpretes, adem¨¢s, est¨¢n elegidos a contratipo. Carmelo G¨®mez es Elling, un poeta introvertido, atenazado por una agorafobia salvaje y por violentas crisis de ansiedad que le abocan a una fragilidad absoluta. Javier Guti¨¦rrez es Kjell, riente, infantilizado, animalesco y en un estado de casi constante priapismo. Cuando se conocen, en el manicomio, Elling se mete debajo de la cama y Kjell se intenta follar la cama, doble imagen que parece bastante definitoria. Pasan dos a?os y les dan la condicional, por as¨ª decirlo: si no logran adaptarse a una nueva vida en un piso estatal volver¨¢n a encerrarles. As¨ª contado parece la versi¨®n antipsiqui¨¢trica de La extra?a pareja, aunque no es un s¨ªmil disparatado, porque comparte con la pieza de Neil Simon el talante bienhumorado y el cari?o que suscitan sus protagonistas. Para acercar la comparaci¨®n a nuestro terreno, digamos que si se hiciera una precuela de Los santos inocentes, Javier Guti¨¦rrez ser¨ªa un joven Azar¨ªas perfecto, y Carmelo G¨®mez ser¨ªa la mejor opci¨®n para un biopic de Leopoldo Mar¨ªa Panero. La comedia cuenta tambi¨¦n una historia de amistad y de aprendizaje. Elling, que vivi¨® con su madre hasta los cuarenta a?os y tuvo que ser sacado a rastras de su casa cuando ella muri¨®, le cuenta a Kjell cada noche, para calmarle, sus vidas inventadas: viajes a pa¨ªses ex¨®ticos, encuentros con mujeres bell¨ªsimas, grandes aventuras. Poco m¨¢s tarde, los dos se convertir¨¢n en exploradores de un planeta desconocido y hostil donde todo es amenaza, desde llamar por tel¨¦fono para pedir una pizza hasta, por descontado, cruzar la calle. Esas dos l¨ªneas dram¨¢ticas son, para mi gusto, las m¨¢s sugestivas de la funci¨®n, as¨ª como la relaci¨®n de Elling con su inesperado mentor, Alfons Jorgensen, un poeta c¨¦lebre, en ca¨ªda libre desde la muerte de su esposa, al que conoce durante una velada literaria, y que descubrir¨¢ (y alentar¨¢) su vocaci¨®n secreta: estupenda composici¨®n de Chema Adeva, que dobla en el rol menor de Frank, el supervisor de la pareja. Por su parte, y contra todo pron¨®stico, Kjell descubrir¨¢ el amor gracias a Reisun, una flor de arroyo, embarazada y alcoh¨®lica, que vive en el piso de arriba: Rebeca Montero logra equilibrar, pese a alg¨²n desliz ternurista, los perfiles de su dif¨ªcil personaje.
El espect¨¢culo se da en una plataforma,lo que permite observar en redondo el extenuante trabajo de Carmelo G¨®mez y Javier Guti¨¦rrez
Aunque se da sin intermedio, la funci¨®n tiene tres partes bien diferenciadas: el pr¨®logo en el manicomio, el bloque central en el piso, y el episodio, en clave de ep¨ªlogo, en la casa campestre de Jorgensen, un poco a caballo entre el periplo de Rain Man y la excursi¨®n de Desmontando a Harry. Andr¨¦s Lima, que esta temporada ya nos ha ofrecido El montaplatos (a su manera, otra obra de ¡°extra?a pareja¡±) juega aqu¨ª cartas similares: un minucioso trabajo f¨ªsico y una veracidad esencial a partir de materiales de f¨¢cil deslizamiento hacia territorios pantanosos, ¡°simb¨®licos¡± en Pinter, expresionistas y/o tremebundos en Hellstenius y Naes. ?Pegas? Siempre hay alguna. Yo le pongo tres, de menor a mayor: a) la figura del fantasma de la madre: Lima podr¨ªa haber buscado algo un poco m¨¢s sutil que el viejo recurso de echarle un saban¨®n por la cabeza a Rebeca Montero: s¨®lo le falta la cadena y la bola; b) la gelsominizaci¨®n de Reisun, que al parecer viene ya del texto y est¨¢ a un paso del cuento de hadas: cuesta un poco creer, por ejemplo, que alguien que se ventila botella tras botella pueda dar a luz sin el menor tropiezo, y c) la funci¨®n es larga: por mucho que les queramos, asistir a las expansiones de dos ni?os grandes durante dos horas acaba resultando un tanto fatigoso. Quiz¨¢s esto ¨²ltimo sea problema m¨ªo, porque a mi alrededor primaba una absoluta y dichosa empat¨ªa con actores y personajes. El espect¨¢culo se da en una plataforma, con gradas alrededor, lo que permite observar en redondo el extenuante trabajo interpretativo de Carmelo G¨®mez y Javier Guti¨¦rrez y verlo reflejado (y hermoso reflejo es ese) en los maravillados rostros del p¨²blico. No creo exagerar, pues, si digo que ambos actores ofrecen aqu¨ª los m¨¢s comunicativos trabajos teatrales de su carrera.?
Elling, de Axel Hellstenius y Petter Naes, sobre la novela de Ingvar Ambjornsen. Versi¨®n de David Serrano. Direcci¨®n: Andr¨¦s Lima. Teatro Galileo. Madrid. Hasta el 15 de abril.?
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