Cabezas para cortar

En los tiempos que corren ver una lista con, textualmente, ¡°las 286 cabezas que hay que cortar para llevar a cabo las reformas necesarias¡± incita a pensamientos impuros. Pero no; no nos referimos a todos esos que ustedes est¨¢n pensando; hablamos de una secuencia de Adi¨®s a la reina, pel¨ªcula de Beno?t Jacquot sobre la Revoluci¨®n Francesa, en la que se especifican los dos primeros nombres de aquella lista: Mar¨ªa Antonieta y el conde de Artois. ¡°La m¨ªa es la 21? que quieren rebanar¡±, clama el poseedor de la retah¨ªla de nombres. Qu¨¦ gran momento de cine, aplicable a cualquier ciclo hist¨®rico con tendencia a la depresi¨®n, si su director lo hubiese rodado con m¨¢s ¨ªmpetu.

Centr¨¢ndose en la relaci¨®n de Mar¨ªa Antonieta con una de sus sirvientas de nivel medio, su lectora adjunta, cargo que da una idea del grado de capricho reinante en la corte, Jacquot filma el alzamiento desde la toma de la Bastilla hasta la huida regia durante la llamada noche de Varennes a trav¨¦s de una puesta en escena sin s¨ªntomas de homogeneidad: mientras hay variados momentos, con la c¨¢mara al hombro pegada de forma nerviosa a las espaldas de la protagonista, en los que parece una pel¨ªcula de los hermanos Dardenne ambientada en palacio (socialrealismo punteado por la presencia de las ratas, las enfermedades de la piel e incluso por alguna ca¨ªda en los pasillos de Versalles por querer correr con aquellos vestidos), en otros no pasa de un vulgar academicismo solo roto por un par de zooms a destiempo. Adem¨¢s, la banda sonora de Bruno Coulais, con ecos del Jonny Greenwood de Pozos de ambici¨®n, escupe continuas notas de intriga palaciega por medio de violines y violonchelos, pero las im¨¢genes no alcanzan a transmitir tal desasosiego musical.

Al menos Jacquot ha evitado el error de Sofia Coppola en la parte final de su Mar¨ªa Antonieta y mantiene un escrupuloso punto de vista en los miembros de la corte, dejando a la masa revolucionaria en todo momento fuera de campo. As¨ª que quiz¨¢ la gran novedad de Jacquot sea el haber introducido en su relato una de las grandes habladur¨ªas de la ¨¦poca: el lesbianismo de Mar¨ªa Antonieta y su relaci¨®n con Gabrielle de Polignac. Novedad que, de todos modos, poco aporta a la (discreta) emoci¨®n de la pel¨ªcula.