Ricard Sol¨¦: ¡°La verdad no es un concepto cient¨ªfico¡±
El autor de 'Vidas sint¨¦ticas' plantea retos a la filosof¨ªa y a otras disciplinas. Aunque la inteligencia artificial a¨²n est¨¢ lejos, el profesor cree que cuando se den ¡°ciertas condiciones b¨¢sicas, podr¨ªa surgir espont¨¢neamente la conciencia¡±
Ricard Sol¨¦ (Barcelona, 1962) estudi¨® F¨ªsica y Biolog¨ªa, una combinaci¨®n que le permite pasear sin mayores problemas por las distintas dimensiones del cosmos y abordar las grandes preguntas del universo a trav¨¦s de disciplinas transversales que empujan la ciencia hacia dimensiones filos¨®ficas. Es profesor de la Universidad Pompeu Fabra, investigador del ICREA, el instituto catal¨¢n de estudios avanzados, y dirige el Laboratorio de Sistemas Complejos. Es tambi¨¦n catedr¨¢tico externo en el Santa Fe Institute, de Nuevo M¨¦xico, en Estados Unidos. Escribe en numerosas publicaciones cient¨ªficas y ha publicado, entre otros libros, Redes complejas. Del genoma a Internet y Vidas sint¨¦ticas, ambos en la colecci¨®n Metatemas de Tusquets.
PREGUNTA. Dice usted que en muchas de las preguntas fundamentales que se hace el ser humano, la ciencia ha ido ganando terreno a la filosof¨ªa, que parece haberse quedado sin herramientas para responderlas. ?Qu¨¦ dicen los fil¨®sofos?
RESPUESTA. Tenemos encuentros y desencuentros. Para m¨ª tienden demasiado a menudo a quedarse en el terreno de las met¨¢foras. Las grandes preguntas: el origen de la conciencia, el origen de la vida o el origen del universo, ya est¨¢n en el campo de la ciencia.
P. ?La ¨¦tica, la moral¡?
R. Uno pensar¨ªa que la moral no es un objeto cient¨ªfico y sin embargo esa suposici¨®n se est¨¢ cuestionando seriamente. Desde la ciencia va emergiendo la idea de que la moral no es un concepto subjetivo. Por un lado nuestras inclinaciones a ayudar a los dem¨¢s son el resultado de nuestra evoluci¨®n como especie cooperadora. De forma espont¨¢nea, tendemos a ayudar a un ni?o que llora, y consideramos que ese comportamiento es el correcto. ?Por qu¨¦? Sam Harris, en su libro The moral landscape, defiende muy bien esta teor¨ªa. Uno de los defectos de nuestra cultura es suponer que hay cosas como la moral que pueden relativizarse, lo que al final permite tolerar actos moralmente inaceptables.
P. De alg¨²n modo ser¨ªa lo contrario de la asunci¨®n generalizada de que la ciencia tiende a relativizar y que el conocimiento crea ateos sin escr¨²pulos. Lo que usted dice es que todos los grandes principios ¨¦ticos no son relativos, sino que son objetivables.
R. El conocimiento es la mejor arma contra la intolerancia. A diferencia de la religi¨®n, en ciencia los argumentos de autoridad o tradici¨®n carecen de valor. El sentido cr¨ªtico es vital para avanzar y eso es algo que falla en nuestra sociedad y sobre todo a nuestros pol¨ªticos.
P. En el ¨²ltimo cap¨ªtulo de Vidas sint¨¦ticas plantea la cuesti¨®n de la inmortalidad y cita a Mary Shelley: ¡°Para conocer los or¨ªgenes de la vida, debemos primero conocer la muerte¡±.
R. Cuando tomamos una c¨¦lula de nuestro cuerpo y la ponemos en un cultivo, se va dividiendo hasta que cuando lo ha hecho un n¨²mero de veces determinado, se desencadena la llamada muerte celular programada. En cierto sentido, la conclusi¨®n es que somos mortales. Siempre hemos pensado que la mortalidad es el resultado de la evoluci¨®n y tal vez de la termodin¨¢mica. Pero resulta que hay un mecanismo de control, basado en una prote¨ªna, la telomerasa, que es reversible. En las c¨¦lulas normales la telomerasa no funciona, y los extremos de los cromosomas ¡ªlos tel¨®meros¡ª se van recortando cada vez que la c¨¦lula se divide, hasta que se termina el tel¨®mero y la c¨¦lula muere. Las c¨¦lulas madre son la excepci¨®n, y en ellas la telomerasa permite recomponer el trozo cortado cada vez. Las c¨¦lulas cancerosas emplean esta estrategia reactivando la telomerasa, con lo que se vuelven inmortales. Son de hecho una versi¨®n deformada del cuento de Scott Fitzgerald El extra?o caso de Benjamin Button: a medida que va pasando el tiempo las c¨¦lulas tumorales pierden propiedades caracter¨ªsticas de las c¨¦lulas que llamar¨ªamos adultas. Pero en este caso la inmortalidad tiene un precio muy alto. ?Y qu¨¦ pasa cuando a unos ratones transg¨¦nicos les pones estos genes activados en todas las c¨¦lulas? Pues que viven el doble que los ratones normales y cuando mueren sus tejidos, su cerebro, sus m¨²sculos son j¨®venes. As¨ª pues, est¨¢bamos equivocados. A Mary Shelley le habr¨ªa encantado.
P. ?C¨®mo se crea vida sint¨¦tica?
¡°Uno pensar¨ªa que la moral no es un objeto cient¨ªfico y sin embargo esa suposici¨®n se est¨¢ cuestionando seriamente¡±
R. Aunque durante a?os hemos empleado ordenadores para simular sistemas biol¨®gicos, la ingenier¨ªa gen¨¦tica nos ha permitido, en la ¨²ltima d¨¦cada, construir en el laboratorio lo que antes solo se pod¨ªa imaginar. Estamos solo al principio, pero ya es posible modificar c¨¦lulas para que detecten c¨¦lulas tumorales y las destruyan, o sintetizar antibi¨®ticos o desarrollar ordenadores biol¨®gicos. En cierto sentido, estamos cruzando fronteras que hasta ahora era impensable que se pudieran alcanzar.
P. ?Y los fil¨®sofos qu¨¦ piensan?
R. Algunos ya han entrado en materia, aunque en general creo que la mayor¨ªa se quedan atr¨¢s, y las cosas cambian con rapidez. Hablar cient¨ªficamente de la conciencia hace quince a?os era inconcebible y ahora es algo normal.
P. ?Hay una diferencia entre lo funcional y la verdad?
R. Claro. La verdad no es un concepto cient¨ªfico. Nosotros hacemos modelos del mundo, intentamos validarlos lo mejor posible y que sean predictivos; es decir, que cuando surge un nuevo dato el modelo lo pueda explicar. Esto es lo m¨¢s cercano a la verdad que se puede llegar. Y no se puede negar la capacidad de las teor¨ªas cient¨ªficas para explicar el mundo, m¨¢s all¨¢ de cualquier visi¨®n religiosa.
P. ?El bos¨®n de Higgs es realmente la part¨ªcula de Dios?
R. El nombre de marras fue idea del editor del libro de Leon Lederman, que odia esa expresi¨®n. Si es algo, al final ser¨ªa la part¨ªcula que matar¨¢ a Dios, porque la teor¨ªa de Higgs forma parte de un cuerpo te¨®rico impresionante entre cuyas implicaciones est¨¢ la idea de que el Universo surge necesariamente de la nada. De nuevo, pisando los talones a la filosof¨ªa.
P. Decir que el Universo surge de la nada no deja de producir un importante v¨¦rtigo existencial, desmonta todos los mecanismos que el hombre ha ido articulando sobre las grandes preguntas.
R. La gran mayor¨ªa de cient¨ªficos son agn¨®sticos, ateos o viven en la duda existencial. Desde el punto de vista del no creyente, al margen de donde viniera el universo, estar vivo es, como dice Richard Dawkins, un privilegio extraordinario. Somos extraordinariamente afortunados, porque de todas las posibles personas que hubieran podido existir, nos ha tocado a nosotros. Nos ha tocado la loter¨ªa.
P. En su libro utiliza constantemente referencias al cine. ?Qu¨¦ papel juega la ciencia ficci¨®n en la formaci¨®n de un cient¨ªfico?
R. En las sobremesas, hablamos tanto de ciencia como de literatura y cine, y procuro que mis estudiantes aprecien pel¨ªculas como Eva o Blade Runner y que nos sirvan de marcos de discusi¨®n. Y es fant¨¢stico trabajar en un campo en el que tu distancia con la ficci¨®n sea tan peque?a. El otro d¨ªa, en la pizarra, discutiendo algunas ideas con mi colega Javier Mac¨ªa, me se?al¨®: ¡°?Te das cuenta de que lo que estamos diciendo suena a ciencia ficci¨®n?¡±. Ya no es ciencia ficci¨®n.
P. ?Qu¨¦ autores de ciencia ficci¨®n son sus favoritos?
R. Ray Bradbury, que en paz descanse, con diferencia; Asimov, sobre todo en lo que respecta a las reflexiones sobre los robots y la idea de la historia humana como algo predecible. Philip K. Dick, por supuesto, todos ellos visionarios.
P. En su libro dice que alcanzar la capacidad de un cerebro humano est¨¢ solo a un paso, pero tambi¨¦n asegura que la capacidad de computaci¨®n de un cerebro humano es imposible de conseguir con nuestros conocimientos actuales.
R. El problema no es la capacidad, porque hacia 2020 dispondremos de un ordenador con tantos bits como los que tiene el cerebro. Pero tener una m¨¢quina muy grande con muchos procesadores y con los mismos bits no es lo mismo que tener un cerebro. ?C¨®mo procesa la informaci¨®n un cerebro? No lo sabemos. Estamos muy lejos de la inteligencia artificial. Pero se ha avanzado mucho y lo que apunto es que en el momento en que se den ciertas condiciones b¨¢sicas, podr¨ªa surgir espont¨¢neamente la conciencia. Al fin y al cabo, los robots que se reconocen en un espejo o que mienten ya est¨¢n ah¨ª. ?Qui¨¦n sabe lo que nos espera?
P. ?A qu¨¦ campos se extienden estas simulaciones?
R. Desde la F¨ªsica ha habido una invasi¨®n a la Econom¨ªa y la Sociolog¨ªa. Creo que los f¨ªsicos han hecho sus deberes y han desarrollado un marco te¨®rico muy superior a la teor¨ªa econ¨®mica cl¨¢sica, que en muchos sentidos es anticient¨ªfica porque parte de hip¨®tesis que no se aguantan, como que existe un equilibrio entre la oferta y la demanda, que los agentes act¨²an de forma racional y que disponen de la informaci¨®n completa y correcta. Y algunos investigadores esperan poder crear algo as¨ª como una historia artificial. No s¨¦ si llegaremos a crear una Psicohistoria, como la de Asimov, pero seguro que se descubrir¨¢n cosas inesperadas.
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