El punk se escucha por los ojos

En alg¨²n punto entre 1974 y 1976 naci¨® un estilo musical llamado punk. O fue una subcultura. Un modo de vida. Una aproximaci¨®n ¨¦tica ante lo establecido. Una filosof¨ªa. Haga tic en alguna de las anteriores. ?Cu¨¢l ha elegido? No importa. Jon Savage y Johan Kugelberg, dos expertos en la materia, autor uno del influyente The England's Dreaming Tapes, comisario y firmante de libros como Brad Pitt's Dog el otro, han resuelto por usted. El punk, dicen, es antes que nada -y sobre todo- una est¨¦tica. Una adem¨¢s cuya edad, como buena dama pizpireta, no se puede circunscribir a un a?o concreto, ni su origen a un solo lugar.? En el reci¨¦n publicado Punk: an aesthetic (Rizzoli), han compendiado en 350 p¨¢ginas medio millar de im¨¢genes de p¨®sters, fotograf¨ªas, fanzines, ropas, casetes y otros objetos varios de la era punk y su antes y despu¨¦s que, acompa?ados de ensayos de William Gibson, Linder Sterling y Gee Vaucher, buscan justificar la tajante aseveraci¨®n, as¨ª como demostrar que la influencia de la creaci¨®n punk sigue presente en la sociedad actual. Ambos editores han comisariado paralelamente la exposici¨®n Someday All the Adults Will Die! (?Alg¨²n d¨ªa todos los adultos morir¨¢n!), con alrededor de 450 dise?os, entre obras originales y reproducciones de entre 1971 y 1984 que se mostrar¨¢n en la Hayward Gallery londinense hasta el 4 de noviembre.

Entre cuatro y cinco a?os, cuenta Kugelberg, al tel¨¦fono, han tardado en seleccionar todos los souvenirs punk que aparecen en su libro, y que son solo una parte de los 2.300 que llegaron a recopilar. ¡°Se plantea una narrativa visual exhaustiva¡±, se?ala. Durante todo este tiempo a ambos autores les rondaba la misma pregunta en la cabeza: ?Es el punk una est¨¦tica? La conclusi¨®n es que s¨ª. ¡°Y si ves el libro, t¨² tambi¨¦n estar¨¢s de acuerdo¡±. Detr¨¢s de la visualidad del movimiento, dice el autor, no hab¨ªa un plan maestro. Todo lo contrario: lo que defini¨® el punk fue la cultura del hazlo t¨² mismo, el DIY. ¡°La gente en las compa?¨ªas discogr¨¢ficas no ten¨ªa formaci¨®n, los que dise?aban las cosas no ten¨ªan formaci¨®n¡±, explica. Las cosas se llevaban a cabo porque hab¨ªa quien pon¨ªa la voluntad, tuviera o no los medios.¡°Y detr¨¢s de eso se esconde un mensaje significativo: que se acortaron las distancias entre ponerse a hacer algo y hacerlo¡±.

Los acontecimientos que se generaron en los a?os 70 en torno al punk contin¨²an generando eco en la actualidad. ¡°Pero esto ocurre tambi¨¦n con muchos otros g¨¦neros, como el hip-hop¡±. El problema, dice Kugelberg, es que el sentimiento de nostalgia ha hecho sombra a cuestiones m¨¢s importantes, ¡°como el activismo de base que surgi¨® del punk¡±, y que encuentra ejemplos tan relevantes y recientes como el de las protestas contra Putin organizadas en Rusia por el colectivo Pussy Riot. ¡°Son alquimistas¡±, dice el autor en el blog que escribe en la versi¨®n brit¨¢nica del diario The Huffington Post. ¡°Han tomado ideas del punk rock que han germinado en occidente y est¨¢n llevando a cabo su potencial en tiempo real, en la vida real¡±.

En la era de Internet, poco queda de aquellos viejos m¨¦todos para propagar las ideas, que en los buenos a?os del punk ten¨ªan su estandarte en los fanzines. ¡°Para alguien joven es imposible recordar que aquello supuso un punto de conexi¨®n, un lugar donde encontrar a gente a quien le gustaban las cosas que a ti te gustaban¡±. En la ¡°hiperfragmentada escena cultural de 2012¡±, casi solo queda ver aquellos recuerdos de "la ¨²ltima macrotribu" al otro lado de las vitrinas de los museos o galer¨ªas. Que sea una de Londres -epicentro punk- la que acoge la muestra es, para Kugelberg, irrelevante. "Lo habr¨ªa hecho felizmente en Tokio, en Nueva York o en Madrid". No deja de tener tampoco su gracia, y su iron¨ªa, que aquella expresi¨®n de la contracultura se conserve hoy en el formol del sistema establecido. Aunque siempre quedar¨¢ un consuelo: "El punk seguir¨¢ inspirando a la gente. Y lo har¨¢ incluso despu¨¦s de que t¨² y yo estemos muertos".