La revoluci¨®n del ciudadano corriente
El meteor¨®logo Francisco Pastor convierte una indignada carta al director de este diario en un libro de gran tirada
En una carta de 1811 el diplom¨¢tico italiano Joseph de Maistre sostuvo que ¡°cada naci¨®n tiene el Gobierno que se merece¡±. El embajador de Roma en Mosc¨² se refer¨ªa en concreto al imperio zarista, pero su frase pasar¨ªa desde entonces a adaptarse a cientos de ejecutivos por todo el planeta. Aunque no al actual Gobierno espa?ol. No, por lo menos, seg¨²n Francisco Pastor.
En otra carta, el pasado enero, este meteor¨®logo de Castell¨®n se dirig¨ªa al director de EL PA?S y expresaba una indignaci¨®n que lleg¨® a ser la noticia m¨¢s le¨ªda de la p¨¢gina web del diario y tuvo cientos de recomendaciones en Facebook y Twitter. ?l, explicaba, no hab¨ªa votado por el PP, jam¨¢s hab¨ªa comprado un coche que superara su presupuesto ni pedido un cr¨¦dito para irse de vacaciones. As¨ª que no entend¨ªa por qu¨¦ la vicepresidenta del Gobierno, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, les pidiera a los ciudadanos un ¡°esfuerzo¡± y el presidente de la Comunidad Valenciana, Alberto Fabra, asegurara que hab¨ªamos vivido ¡°por encima de nuestras posibilidades¡±.
Entretanto, la situaci¨®n no ha cambiado. M¨¢s bien ¡°ha ido a peor¡±, asegura el autor. As¨ª que su rabia tambi¨¦n ha crecido: desde los cuatro p¨¢rrafos de Por encima de las posibilidades, ?de qui¨¦n? hasta las 109 p¨¢ginas del libro Siempre pagamos los mismos, que Ediciones B publica hoy.
De los recortes en educaci¨®n y sanidad a las pensiones congeladas, pasando por el abaratamiento del despido, Pastor denuncia todos los surrealismos de un sistema donde el m¨¢s d¨¦bil paga para que el m¨¢s fuerte siga navegando en el oro. En la corriente lanzada por el franc¨¦s Hessel con su Indignaos, el autor punta el dedo hacia la cima de la pir¨¢mide. ¡°Los pol¨ªticos se han desacreditado como grupo. Los que se supone que mandan deber¨ªan escuchar lo que quiere la gente y preocuparse por nosotros¡±, afirma Pastor por tel¨¦fono.
Aunque, entre tijeretazos sociales, subidas de impuestos y rescates a los bancos pero no al ciudadano, no es exactamente lo que est¨¢ ocurriendo. De ah¨ª que el propio Pastor emplee a menudo en el libro expresiones como ¡°no comprendo¡± o ¡°?c¨®mo es posible?¡±. La respuesta condena a todos: ante tama?a cat¨¢strofe no hay coartada que valga. El juicio de Pastor ofrece sin embargo matices, y muchos: ¡°Es cierto que los ciudadanos no nos planteamos si todo eso era posible. En Castell¨®n construyeron miles de casas, pero estaba claro que no pod¨ªa venir toda Alemania a veranear aqu¨ª. Aunque hay que repartir las culpas como corresponde¡±.
As¨ª que, para identificar a los principales responsables del desastre econ¨®mico, Pastor invita a mirar hacia la Moncloa, el Congreso, la Banca y la Bolsa. ¡°Nos lo vendieron muy bien. Era todo muy bonito y muy f¨¢cil. Ped¨ªas al banco un mill¨®n y te ofrec¨ªa dos¡±, defiende el autor. Y pasa al ataque. De fraude y amnist¨ªa fiscales (¡°Hacienda no somos todos¡±) a f¨¢bricas que ¡°se desmantelan para llevarlas a pa¨ªses con mano de obra m¨¢s barata¡±, Pastor lanza muchas de las dudas y las preguntas que millones de espa?oles se plantean cada d¨ªa y a las que nadie, desde las plantas altas, ofrece respuestas.
Clara y sencilla, su argumentaci¨®n tira de sentido com¨²n. Tal vez demasiado, ya que las mismas frases, en boca de un pol¨ªtico, podr¨ªan sonar a populismo. ¡°Es un riesgo que existe. Pero hay que pensar en qui¨¦n est¨¢ diciendo esto y c¨®mo. Yo soy uno de la calle¡±, se defiende Pastor. Uno que trabaja 38 horas semanales en el centro de estudios ambientales del Mediterr¨¢neo y cobra, en sus palabras, ¡°poco¡±.
Cambien el oficio y la comunidad aut¨®noma: no cambiar¨¢ el resultado. A juzgar por el ¨¦xito de su carta, debe de haber muchos espa?oles como Pastor. ?l, dice, simplemente ha dado un paso al frente. Como, por recordar otro caso reciente, Aleix Sal¨®, el autor de los v¨ªdeos Espa?ist¨¢n y Simiocracia.¡°No ofrezco una teor¨ªa del mundo ni quiero encender a las masas. Hace falta que la gente diga lo que piensa y trabaje para conseguirlo¡±, argumenta el meteor¨®logo.
Para ello, Pastor sugiere una serie de ideas sobre un mundo mejor. Algo tan simple, por ejemplo, como que no tiene sentido recortar los sueldos de los trabajadores porque si no consumen la econom¨ªa jam¨¢s volver¨¢ a ponerse en marcha. Comparar sin embargo sus ideas y la realidad lleva a pensar que Siempre pagamos los mismos es un ensayo sobre la utop¨ªa. Convencido de que, como dec¨ªa Edoardo Galeano, ¡°el horizonte sirve para caminar¡±, Pastor afirma: ¡°S¨ª, en parte es ut¨®pico. Pero para obtener algo tienes que pensar en ello. Si buscas 100, tal vez consigas 50¡±.
M¨¢s bien 0 es lo que ha obtenido, seg¨²n sus cr¨ªticos, el movimiento 15-M. Pero no seg¨²n Pastor: ¡°Me parece la mar de bien. Expresan lo que piensa mucha gente y han conseguido que salgamos a la calle a defender nuestros derechos¡±. Y ¡°muy bien¡± le parece tambi¨¦n la expropiaci¨®n de alimentos en un supermercado llevada a cabo por parlamentario de IU Juan Manuel S¨¢nchez Gordillo: ¡°Le han machacado como si hubiese matado a 70.000 personas. Est¨¢ claro que solo se iba a hacer esa vez, que era un mensaje¡±.
Justo un mensaje, o una idea, o por lo menos alguna novedad se esperaban muchos ciudadanos de la reciente entrevista del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en TVE. No las hubo, pero a Pastor no le sorprende. De hecho, prefiri¨® El intermedio a las respuestas de Rajoy: ¡°No me interesa lo que pueda decir ese hombre. A¨²n no se le conoce una idea, no sabe qu¨¦ va a hacer ni tiene personalidad para hacerlo. No hace nunca nada. Creo que no est¨¢ capacitado para su cargo¡±.
Al final, resulta que el presidente se parece a la visi¨®n de los ciudadanos que tiene Fabra: ¨¦l tambi¨¦n est¨¢ viviendo por encima de sus posibilidades.
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