Gregory Porter: ¡°Aprend¨ª la libertad del jazz en la iglesia¡±
La nueva estrella del jazz vocal visita Espa?a para presentar su estreno en Blue Note
Gregory Porter (Los ?ngeles, 1971) entra feliz en una habitaci¨®n de su hotel madrile?o, disculp¨¢ndose por un breve retraso: ¡°Es mi cumplea?os, me est¨¢ llamando mucha gente desde Estados Unidos¡±. La mirada se va irremediablemente hacia la gorra que usa con capucha: ¡°Podr¨ªa decirte que es una precauci¨®n para d¨ªas fr¨ªos, como el de hoy. Pero no, es un elemento para el reconocimiento. ?Cu¨¢ntas fotos has visto de Thelonious Monk? Siempre llevaba el sombrerito¡±.
Seguramente, ya habr¨¢n le¨ªdo sobre la ascensi¨®n de Gregory. Desde 2011, saca un disco por a?o; el ¨²ltimo, Liquid spirit, viene con la etiqueta Blue Note. ¡°S¨ª, me complace estar en la misma compa?¨ªa que, digamos, Horace Silver. Pero los discos no son el centro de mi carrera. Toco en pa¨ªses donde solo se han vendido unos pocos y me encuentro con salas llenas.¡± En esta visita, se le puede ver en Barcelona (hoy), Gij¨®n (ma?ana), A Coru?a (11) y Santiago (12).
?Su secreto profesional? ¡°tom¨¦ clases como actor y eso informa mis directos. Un actor tiene que ser bueno cada noche. Necesita estar dotado de empat¨ªa para conectar con el p¨²blico. Debe creerse su personaje. ?Mi personaje? No estaba planeado pero veo que en mis discos siempre aparece la palabra 'agua'. Creo que estoy invocando a algo poderoso, que se mueve por leyes propias: ll¨¢malo cultura, amor, esp¨ªritu¡±.
Su ¨²ltimo trabajo incluye una pieza llamada Musical genocide, donde evoca a los cantantes de blues, gospel y soul. ?Ser¨ªa demag¨®gico entenderlo como una cr¨ªtica al hip-hop?. ¡°No tengo nada contra el rap, admiro a muchos raperos old school. Pero se necesita un equilibrio en las emisoras, que no todo sea hip-hop y R & B. Utilizar una palabra tan fuerte como 'genocidio' es una manera de crear pol¨¦mica.¡±
Porter manifiesta devoci¨®n especial por el gospel: ¡°descubr¨ª la m¨²sica con esos cantantes, los profesionales y los simples feligreses que cantaban. Yo no soy muy religioso pero mi madre, que trabajaba en una iglesia, me hizo ver que todos ponen algo de si mismos en cada interpretaci¨®n. Comprend¨ª que gozan de la misma libertad que un m¨²sico de jazz.¡±
Ya sabemos que Gregory vivi¨® una experiencia traum¨¢tica. Becado como atleta (f¨²tbol americano) por la Universidad de San Diego, sufri¨® una lesi¨®n que le dej¨® imposibilitado para practicar deportes. Simult¨¢neamente, a su madre se le detect¨® un c¨¢ncer. ¡°Le asegur¨¦ que no deb¨ªa preocuparse, que seguir¨ªa estudiando algo que me permitiera ganarme la vida. Ella me dijo: 'pero nunca te olvides de cantar. Tienes un don.' Tras su muerte, pas¨¦ un a?o sin cantar. Al final, acert¨®: la m¨²sica me sac¨® de la depresi¨®n, de la autocompasi¨®n.¡±
Porter creci¨® en Bakersfield, algo as¨ª como el Nashville californiano. ¡°S¨ª, el famoso country de Bakersfield. Lo que se suele olvidar es que las ciudades que recibieron inmigrantes de Oklahoma, Luisiana o Tejas, tambi¨¦n ten¨ªan m¨²sica en los barrios negros. Cuando los blancos emigraban a California, como se cuenta en Las uvas de la ira, tambi¨¦n se iban sus vecinos negros, que estaban sometidos a peores presiones econ¨®micas¡±.
Reside ahora en Bedford-Stuyvesant, barrio de Brooklyn, pero querr¨ªa moverse a Harlem: ¡°la primera vez que visit¨¦ Harlem, fue lo mismo que cuando un musulm¨¢n llega a La Meca. No se parece a tus sue?os, no sale jazz de cada ventana. Pero reconoc¨ª la huella de los escritores y m¨²sicos que all¨ª vivieron. El problema es el dinero. No puedes trasladarte a Manhattan si no has vendido unos millones de discos (risas). Su intenci¨®n era buena pero no ayud¨® nada que Bill Clinton instalara sus oficinas en Harlem.¡±
Clinton, recuerden, se vend¨ªa como ¡°el presidente negro¡±, por sure?o y por amante del jazz. ¡°Y lo dec¨ªa de coraz¨®n. Pero ahora tenemos a un presidente que es ?m¨¢s negro! Cuando pasen los a?os, entenderemos lo extraordinarias que fueron las victorias de Obama. No es su caso pero la mayor¨ªa de los negros estadounidenses somos descendientes de esclavos. Eso te crea un sentimiento de inferioridad desde que tienes uso de raz¨®n. Con Obama, al fin logramos celebrar que podemos ser triunfadores, como los irlandeses o los italianos que no llegaron encadenados. No somos mejores ni peores, somos iguales a todos nuestros compatriotas.¡±
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