Diez conciertos para no olvidar
Un repaso a las citas que han marcado las cumbres de la programaci¨®n
1 de octubre de 1992: Pierre Boulez, al frente del Ensemble intercontemporain, dirige la Sinfon¨ªa de c¨¢mara n? 1 de Arnold Schoenberg, el Concertino de Igor Stravinski y su propio Le marteau sans ma?tre.Era el a?o en que Madrid ostentaba la capitalidad cultural europea y el director y compositor franc¨¦s indicaba, de alg¨²n modo, el camino a seguir para una ciudad musicalmente a¨²n en mantillas, necesitada de modelos y ¨¢vida de aprender.
5 de noviembre de 1993: primer concierto de Gustav Leonhardt en la Sala de C¨¢mara del Auditorio Nacional: m¨²sica francesa en la primera parte y la Suite en Do menor, BWV 995 de Bach en la segunda. El m¨¢s grande clavecinista del ¨²ltimo siglo, sin un solo gesto prescindible, y bajo una apariencia austera y casi g¨¦lida, revelaba los secretos y la emoci¨®n de la m¨²sica antigua interpretada como debi¨® de serlo en su nacimiento: menos es m¨¢s.
7 de abril de 1994: Sergiu Celibidache dirige a la Filarm¨®nica de M¨²nich la Octava Sinfon¨ªa de Bruckner. El director de orquesta rumano pose¨ªa el don de saber detener el tiempo, o dejarlo avanzar con parsimonia, molde¨¢ndolo a su capricho. De mano de su compositor fetiche, y a pesar de alargarse el concierto hasta la medianoche, oper¨® una profunda metamorfosis en todos cuantos asistieron a un verdadero prodigio arquitect¨®nico, sonoro y conceptual.
1 de octubre de 1996: con el propio compositor h¨²ngaro presente en la sala, Jonathan Nott dirige al Ensemble Modern un programa monogr¨¢fico dedicado a Gy?rgy Ligeti. La perfecci¨®n de la m¨²sica (Concierto de c¨¢mara, Concierto para violonchelo, Concierto para piano, Mysteries of the Macabre, Melodien) corri¨® pareja con la perfecci¨®n de la interpretaci¨®n. La m¨²sica rabiosamente contempor¨¢nea, y en primera persona, tambi¨¦n pod¨ªa deslumbrar, remover y conmover.
20 de mayo de 1998: en la recta final de su carrera, Carlo Maria Giulini dirige a una JONDE que lo sigue absorta y casi incr¨¦dula la Cuarta Sinfon¨ªa de Franz Schubert y la Primera Sinfon¨ªa de Johannes Brahms. El concierto marc¨® un antes y un despu¨¦s en la historia de la agrupaci¨®n y se revisti¨® de una fuerte carga simb¨®lica. El viejo maestro demostraba que los j¨®venes instrumentistas espa?oles estaban ya perfectamente capacitados para lanzarse y asombrar al mundo.
26 de octubre de 2000: al frente de la Orquesta del Concertgebouw y del Coro Arnold Schoenberg de Viena, Nikolaus Harnoncourt dirige La Creaci¨®n, de Joseph Haydn. Uno de esos conciertos en los que encajan con rara suavidad todas las piezas del rompecabezas: orquesta, coro y solistas entregados, nota a nota, comp¨¢s tras comp¨¢s, a la personalidad magn¨¦tica, firme e intransigente de uno de los directores m¨¢s iconoclastas e impredecibles.
15-17 de abril de 2005: Paul McCreesh dirige a la Orquesta Nacional, junto con miembros de sus dos grupos, The Gabrieli Consort & Players, el infrecuente oratorio Athalia, de Georg Friedrich Haendel. Josep Pons hab¨ªa abierto, por fin, la puerta a directores especializados en los repertorios barroco y cl¨¢sico. Los excelentes resultados alcanzados en estos conciertos, aplaudidos fervorosamente por el p¨²blico, permit¨ªan vislumbrar un futuro diferente para la orquesta. Se hab¨ªan ventilado estancias que ped¨ªan ser aireadas a gritos y se dejaban atr¨¢s maneras, rutinas y anquilosamientos instalados desde hac¨ªa d¨¦cadas.
15 de enero de 2006:Daniel Barenboim interpreta el segundo libro de El clave bien temperado de Bach. Uno de los int¨¦rpretes m¨¢s queridos del p¨²blico de Madrid, tras haber ofrecido el primer libro en 2004, volv¨ªa a enfrentarse a un compositor con el que pocos lo asociar¨ªan en primera instancia, pero que fue un pilar esencial durante su per¨ªodo formativo con Nadia Boulanger. G¨¹nter Grass se encontraba, entusiasmado, entre el p¨²blico que admir¨® c¨®mo el argentino desentra?¨®, durante casi tres horas, este non plus ultra del repertorio para teclado.
6 y 8 de mayo de 2008: los dos ¨²ltimos conciertos del Cuarteto Alban Berg en Madrid. Uno de los cuartetos m¨¢s influyentes de la segunda mitad del siglo XX dejaba los escenarios despu¨¦s de cuatro d¨¦cadas en lo m¨¢s alto, tocando a su mejor nivel obras de Haydn, Beethoven, Schubert y, c¨®mo no, Berg. En su adi¨®s no pod¨ªan olvidarse de sus ¡°amigos de Madrid¡±, como sol¨ªa iniciar el primer viol¨ªn, G¨¹nter Pichler, la presentaci¨®n de las piezas que tocaban fuera de programa en sus puntuales citas anuales en la Sala de C¨¢mara del Auditorio Nacional.
25 de mayo de 2010:? Elisabeth Leonskaja toca las tres ¨²ltimas Sonatas para piano de Franz Schubert en un mismo programa. El reto, intelectualmente may¨²sculo y f¨ªsicamente extenuante, se engrandeci¨® a¨²n m¨¢s cuando, con ins¨®lita generosidad, la pianista georgiana regal¨® fuera de programa el Impromptu D. 899 n? 3 del compositor austr¨ªaco y, a continuaci¨®n, la Fantas¨ªa Wanderer, una obra de m¨¢s de veinte minutos de duraci¨®n y de exigencias t¨¦cnicas temibles. Casi tres horas de recital a ratos imperfecto, pero siempre cercano y veraz.
Babelia
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