Avanzar entre la extra?eza
La escritora Elvira Navarro prueba la necesidad que tenemos de leer otro tipo de historias Las protagonistas de 'La trabajadora' son dos mujeres de hoy, distintas, pero con cuitas semejantes
¡°Mi deseo se cifraba en que alguien me lamiera el co?o con la regla en un d¨ªa de luna llena¡± que es cuando m¨¢s sangra, afirma la coprotagonista de esta novela en las primeras l¨ªneas. Pronto sabremos que Susana es una mujer de 26 a?os y metro ochenta de estatura en busca de estabilidad emocional, quien se retrata a s¨ª misma como fea, gorda, ¡°con mi culo de estufa y mis piernas de mesa camilla¡±, ¡°mis muslos de elefanta¡± (p¨¢ginas 25 y 36), ¨¢spera de car¨¢cter y con una precaria salud mental, pues no solo es esquizofr¨¦nica y bipolar, sino que adem¨¢s padece brotes psic¨®ticos. A su ins¨®lita demanda en la secci¨®n de contactos de un peri¨®dico, en pos de alguien ¡ªhombre o mujer¡ª que se preste a tan caprichoso rito, responde Fabio, enano y homosexual, que se parece ¡ªnos dice¡ª a aquel se?or Galindo de Cr¨®nicas marcianas. Pero nuestro hombre exhibir¨¢ una gran pericia en la cama al conseguir que Susana se desmaye tras un orgasmo, acept¨¢ndola tal y como es, aunque tambi¨¦n se muestre celoso. Este primer cap¨ªtulo de la novela podr¨ªa haberse titulado, a la manera de Javier Mar¨ªas, ¡°Lo que dijo Susana¡¡±, pues Elisa, la otra protagonista y narradora de la historia, anuncia que se ha limitado a transcribir, a comentar de forma sucinta y poner cierto orden a cuanto aquella le cont¨®, por poco cre¨ªble que resulte.
Con un comienzo de semejante calibre el riesgo estribaba en que los lectores pudieran abandonar el libro de Elvira Navarro (Huelva, 1978). Y, sin embargo, har¨ªan mal, porque quienes disfrutan con la literatura exigente saben que a veces es preciso tener paciencia y confiar en la pericia del autor, aun a riesgo de llevarse un desenga?o. No ocurre tal cosa en esta novela. Como veremos, a esta breve primera parte, de 32 p¨¢ginas, le sigue otra mucho m¨¢s extensa que ocupa 146, parcelada en 17 cap¨ªtulos y una introducci¨®n que da t¨ªtulo al conjunto, donde la narradora empieza confesando que su ¡°situaci¨®n econ¨®mica no era buena¡± (p¨¢gina 45). Y se cierra el libro con una tercera parte brev¨ªsima, de solo cuatro p¨¢ginas, en la que conversa con su psiquiatra. En el cuerpo central de la novela, Elisa tiene como inquilina en su modesto piso de Aluche, en la periferia de Madrid, a la citada Susana, a quien describe como ¡°alta, rubia, caballuna¡±, con voz de urraca y cuerpo dantesco (p¨¢ginas 49, 80 y 100), y que tambi¨¦n se gana la vida modestamente. La una corrige pruebas y prepara originales para un grupo editorial que la malpaga, y eso cuando consigue cobrar; la otra trabaja de teleoperadora. Elisa, adem¨¢s, ha publicado una novela y alg¨²n art¨ªculo; mientras que Susana compone unos singulares mapas collage de la ciudad.
Lo singular de esta novela es, primero, la voz narrativa, pues la rabia que experimenta destila verdad y convicci¨®n
De modo que la relaci¨®n entre ambas, sus peripecias y confesiones, le servir¨¢n a Elisa de acicate para su nueva obra, el texto que ahora estamos comentando, compuesto por materiales de distinta procedencia y factura: as¨ª, el primer relato de Susana y un art¨ªculo aparecido en el diario P¨²blico, al que ya nos hemos referido; la perorata de Carmentxu, jefa de Elisa, la cual se nos presenta como una historia intercalada, y la carta y ficha que escribe a petici¨®n de su psiquiatra. Asimismo, a la vez que vaya cont¨¢ndonos la historia de Susana, tambi¨¦n dejar¨¢ traslucir la suya propia. En consecuencia, la novela podr¨ªa describirse como el encuentro de dos mujeres de edad (26 y 44 a?os, respectivamente) y personalidad distinta, pero con cuitas semejantes, que a su manera se acompa?an y acaban encontrando un posible camino en sus vidas.
Y a pesar de que ambas compartan protagonismo, el t¨ªtulo en singular solo parece referirse a Elisa, la narradora que ha cumplido con las exigencias del sistema: licenciatura y m¨¢ster, si bien ¨²nicamente posee un trabajo precario y vive como una proletaria, m¨¢s all¨¢ de haberse educado en una familia peque?o burguesa. Sin embargo, habr¨ªa que contar tambi¨¦n con el discreto Germ¨¢n, quien permanece casi en la sombra, hasta que en las p¨¢ginas finales adquiere un protagonismo mayor, al margen de que apenas lo oigamos; como tampoco hablan en este relato ni el mexicano Fabio ni Paco, el otro tipo que contesta al anuncio de Susana.
De todas formas, lo singular de esta novela es, primero, la voz narrativa, pues la rabia que experimenta destila verdad y convicci¨®n, adem¨¢s de inseguridad y duda, y ello considerando la precisi¨®n quir¨²rgica con que escribe la autora; segundo, el Madrid at¨ªpico que nos muestra, el sur, quiz¨¢ la versi¨®n siglo XXI de aquel otro de La busca, de Baroja; y, por ¨²ltimo, las precariedades emocionales y laborales de ambas mujeres, situaci¨®n en la que han desembocado tras recorrer caminos muy dispares. Todo lo cual vale como prueba de la necesidad que tenemos de leer otro tipo de historias, contadas de manera distinta y protagonizadas por personajes diferentes que lleven vidas de hoy, como ocurre en esta inteligente novela.
La trabajadora. Elvira Navarro. Penguin Random House. Barcelona, 2014. 160 p¨¢ginas. 16,90 euros
Babelia
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