Otro ¡®remake¡¯ in¨²til, como el original
Spike Lee versiona 'Oldboy', de uno de esos creadores que la cr¨ªtica declara de culto y que me resulta ajeno: Park Chan Wook.
Hay directores que relaciono exclusivamente con infinitas horas de tedio sufridas en los festivales de cine. Ninguno de ellos figura en mi videoteca con la funci¨®n de revisar mis fr¨ªvolas opiniones y mis ingratas sensaciones ante su obra. Con las pel¨ªculas que acumulas mimosamente en tu casa y con la pretensi¨®n de que te acompa?en en la dicha y en el naufragio durante el resto de tu vida, no puede existir el autoenga?o, la tentaci¨®n de recibir la conversi¨®n, el rayo (o la epifan¨ªa, como dicen ahora los modernos) que transform¨® al descre¨ªdo Saulo en el cruzado Pablo de Tarso, la posibilidad de que tu sensibilidad estuviera nublada en el pasado y te impidiera reconocer ese arte que proclama casi toda la gente que se dedica al mismo oficio que t¨². Uno de esos creadores que la cr¨ªtica declara de culto (siempre he relacionado el culto con los rituales eclesi¨¢sticos, no es lo m¨ªo) y que me resulta absolutamente ajeno es el coreano Park Chan Wook. Y eso que hace cine de genero, en el que supuestamente pasan muchas cosas narradas con estilo muy personal, que no vuelca su venerada obra en la filosof¨ªa esot¨¦rica o en la l¨ªrica est¨¢tica.
OLDBOY
Direcci¨®n: Spike Lee.
Int¨¦rpretes: Josh Brolin, Elizabeth Olsen, Sharlto Copley, Samuel L. Jackson, Michael Imperioli.
G¨¦nero: thriller. EE UU, 2013.
Duraci¨®n: 104 minutos.
Creo recordar que vi Oldboy en un festival de Cannes, siendo testigo del generalizado entusiasmo hacia ella. Solo sent¨ª estupor y un poco de grima ante el presunto enigma de un desalmado al que secuestran y es confinado en una habitaci¨®n durante veinte a?os y su volc¨¢nica venganza despu¨¦s de fugarse persiguiendo la identidad y los motivos del que le destroz¨® la existencia. El supuesto espect¨¢culo de ese enloquecido fulano creando r¨ªos de sangre con su letal martillo no me proporcion¨® ning¨²n placer est¨¦tico. Tampoco la menor preocupaci¨®n por la desesperaci¨®n del matador ni por las retorcidas razones de su antigua v¨ªctima para buscarle la ruina. Todo me pareci¨® hist¨¦rico y gratuito.
Pero esta pel¨ªcula con excesiva vocaci¨®n de destroyer tuvo tanto ¨¦xito elitista y minoritario que el cine estadounidense ha decidido que merece un remake. Y no lo perpetra cualquier gris¨¢ceo mercenario en n¨®mina de Hollywood, sino un director con eternas pretensiones de autor¨ªa, tan militante en los pisoteados derechos de su raza que alguna vez declar¨® con orgullo aquella gilipollez de que nunca ten¨ªa relaciones sexuales con mujeres blancas. Se llama Spike Lee. En sus comienzos demostr¨® originalidad, br¨ªo y complejidad. Ah¨ª est¨¢ Haz lo que debas. Pero se ha ido difuminando progresivamente. Con alg¨²n intermitente destello, como en La ¨²ltima noche, retrato del ¨²ltimo d¨ªa de libertad de un camello que deber¨¢ cumplir diez a?os de trullo.
Imagino que para los amantes del primitivo Oldboy, este remake les parecer¨¢ una obscena profanaci¨®n. A m¨ª ese escandalizado furor me asalta cada vez que se empe?an en hacer nuevas versiones de pel¨ªculas que amo, inmejorables, cl¨¢sicas. Pero en el caso de Oldboy, no percibo la diferencia. No me gustaba la obra genuina ni tampoco su nueva adaptaci¨®n. Me parece una abusiva tonter¨ªa en Corea y en Estados Unidos.
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