Alcanfor familiar

Aunque el cine familiar es un concepto que, en su esencia, no se sostiene como posible obra de enjundia (las pel¨ªculas que buscan contentar a cualquier arco de edad lo suelen hacer bajando el list¨®n de todo: de los chistes, de las tramas, de la complejidad, de los objetivos), en los ¨²ltimos a?os hemos avanzado tanto en el g¨¦nero que no pocos trabajos han hecho incluso placentero llevar a los cr¨ªos a las salas. Sin embargo, la tentativa espa?ola de fabricar un producto comercial con la cl¨¢sica combinaci¨®n, a menudo letal, de peli para ni?os con animal incluido es un gran salto atr¨¢s: Pancho, el perro millonario, tercer largo de Tom Fern¨¢ndez, es cine familiar a?ejo, absolutamente conservador, sin una m¨ªnima capacidad de riesgo.

Las carencias en la producci¨®n seguramente han provocado que Fern¨¢ndez haya optado (para bien) por el fuera de campo como m¨¦todo de composici¨®n en variadas secuencias de acci¨®n, pero, salvo la estupenda banda sonora de Lucio Godoy, que est¨¢ a punto de otorgar empaque a lo que no lo tiene, s¨®lo se salvan del desastre un par de apuntes: el personaje y la interpretaci¨®n de C¨¦sar Sarachu, un cartoon en s¨ª mismo, y la subtrama de la familia con la perra momificada, que apenas dura cinco minutos. Esto no es la muy digna Zipi y Zape y el club de la canica, es un suced¨¢neo de las malas pel¨ªculas familiares americanas, dirigido a unos ni?os que, hoy d¨ªa, ya est¨¢n acostumbrados a lo ins¨®lito, a lo incorrecto y a la jarana de series animadas como Bob Esponja, Hora de aventuras y El asombroso mundo de Gumball.