El Camino del Inca: un patrimonio mundial falto de conservaci¨®n
Las autoridades desatienden la ruta que conectaba Per¨² con Chile y Ecuador
"?Qu¨¦ andan haciendo por estas hieluras?¡±, pregunta una ind¨ªgena a los caminantes que pasan cerca de su casa, a m¨¢s de 3.000 metros de altura, en el sur de Ecuador. Cuando confirma que son turistas y que est¨¢n recorriendo el Camino del Inca, les cuenta que ella tiene ¡°cosas de los incas¡± y les lleva hasta un peque?o cuarto con paredes de adobe donde guarda una vasija, piedras talladas y un par de hachas de piedra.
De repente esta mujer de 74 a?os se revela como una h¨¢bil negociadora y pide 20 d¨®lares por cada piedra, 100 el hacha y 300 por la vasija. No admite regateos y asegura que hay personas en Estados Unidos y M¨¦xico que pagan esos precios sin titubear. Uno de sus clientes, seg¨²n dice, lleg¨® a dar 500 d¨®lares por un cr¨¢neo que supuestamente era inca. La vendedora sabe que su actividad no est¨¢ del todo bien, pero argumenta que los objetos los ha encontrado en su propiedad, mientras su esposo ara la tierra. ¡°A ver, ?qu¨¦ me va a ir comprando?¡±, dice para apurar la venta y cortar la charla.
La conservaci¨®n de las ¡°cosas de los incas¡± y de otros vestigios pertenecientes a los pueblos que precedieron a los incas no ha sido una prioridad para los pa¨ªses que integran el camino, declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco: Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Per¨² y Ecuador.
El recorrido ha estado a merced de las autoridades locales de turno, que en algunos casos han favorecido la expansi¨®n de las ciudades antes que la conservaci¨®n de un tramo del camino. Por ejemplo, la avenida Huayna Capac, en Cuenca (Ecuador), dej¨® bajo el pavimento su historia andina y se convirti¨® en una v¨ªa de cuatro carriles. Otros tramos se han deteriorado por el saqueo de las piedras talladas y la erosi¨®n de los muros del camino debido al crecimiento de los ¨¢rboles de eucalipto que se plantaron a mediados del siglo XIX en los senderos incas como parte de una campa?a de reforestaci¨®n que emprendi¨® el presidente Gabriel Garc¨ªa Moreno siguiendo el consejo de Par¨ªs.
El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) de Ecuador tard¨® diez a?os en recabar la informaci¨®n sobre el Camino del Inca y completar el trazado que est¨¢ en mejor estado. Los datos se sumaron a la solicitud a la Unesco, liderada por Per¨² en 2001 y secundada por los otros pa¨ªses de la regi¨®n andina. Ecuador aport¨® casi 109 kil¨®metros a los 600 que finalmente han sido reconocidos.
Las publicaciones del cronista Pedro Cieza de Le¨®n, en el siglo XVI, sirvieron de sustento para el equipo de investigadores. La arque¨®loga M¨®nica Bola?o cuenta que en el libro La Cr¨®nica del Per¨² hay indicios de ese ¡°camino real¡± hecho a ¡°manos y fuerzas de hombres¡± que conectaba a Per¨² con Chile y Ecuador. El autor adem¨¢s compara el Camino de los Incas con la V¨ªa de la Plata de los romanos.
Aunque se menciona que hay un entramado de caminos de unos 30.000 kil¨®metros, que fueron construidos por las comunidades pre-incaicas, los incas son los ¨²nicos herederos y due?os de la red vial andina que la historia reciente reconoce. A ellos se les atribuye las obras de ingenier¨ªa superior que tiene el camino como escaleras, puentes, colocaci¨®n de calzadas y sistemas de drenaje. Adem¨¢s de la construcci¨®n de centros de comercio, producci¨®n y culto asentados a lo largo del camino. Solo en Ecuador se han inventariado 49 lugares arqueol¨®gicos vinculados al camino.
Ingapirca es lugar m¨¢s importante y se sabe que en la ¨¦poca de esplendor de los incas era un punto de visita obligada para los caminantes que pasaban de Bolivia y Per¨² hacia el norte de Ecuador y viceversa. Muchos de estos hu¨¦spedes eran los correos humanos, los chasquis, que en un lapso de un mes o mes y medio recorr¨ªan el imperio de un extremo a otro para llevar las noticias, seg¨²n el historiador Patricio Reinoso.
El tramo del Camino del Inca que va de Achupallas, en la provincia de Chimborazo (sierra centro del pa¨ªs) a Ingapirca es el mejor conservado, quiz¨¢s porque en su mayor¨ªa son pasos de monta?a que est¨¢n a 3.000 a 4.000 metros de altura. Los operadores de turismo promocionan este tramo desde antes de la declaraci¨®n de la Unesco y emplean a algunos arrieros de las comunidades para ayudar al desplazamiento de los turistas. En este recorrido se puede observar los paredones de piedra de hasta tres metros de altura y los t¨²neles que proteg¨ªan al caminante de la inclemencia del p¨¢ramo.
Los testimonios de los vecinos son un aporte fundamental para aventurarse en el sistema vial andino. Los ind¨ªgenas y personas nativas de la zona se han convertido en las gu¨ªas naturales de la ruta porque saben por d¨®nde avanza ¡°el camino de sus ancestros¡±. Casi sin darse cuenta transmiten las historias que sus abuelos dejaron en sus recuerdos como que los cerros del camino antes eran volcanes y que a veces dejan ver unos t¨²neles que envejecen a los que se aventuran a entrar.
Los lugare?os tambi¨¦n piden a los visitantes no cortar ninguna planta sin antes pedir permiso a la pachamama y advierten sobre los soldados rumi o de piedra que aparecen en el camino para cuidar al viajero. Dicho esto, turista y gu¨ªa se adentran en el camino milenario. Pronto aparecer¨¢ la vendedora de ¡°cosas incas¡± que pregunta a los extra?os qu¨¦ hacen en estas ¡°hieluras¡±.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.