¡®Los maletines¡¯ narra la violencia y corrupci¨®n de la Venezuela chavista
El escritor Juan Carlos M¨¦ndez Gu¨¦dez se adentra en asuntos pol¨ªticos de ese pa¨ªs
Un trasiego de misteriosos maletines verdes que salen desde Caracas a Praga, Ginebra, Roma o Madrid ocupa las casi cuatrocientas p¨¢ginas de Los maletines (Siruela), la nueva novela del escritor venezolano?Juan Carlos M¨¦ndez Gu¨¦dez. El hombrecillo gris y perdedor que los lleva no sabe lo que transporta pero importante ser¨¢ cuando por ello le vigilan, le dan palizas, le torturan y le persiguen los unos y los otros, que son todos malos y corruptos porque no hay buenos en esta historia de espionaje casero enmarcada en la Caracas inh¨®spita y canalla de un Ch¨¢vez moribundo, al que nunca se le nombra. ¡°Soy supersticioso. No he querido que se me revolviera la sangre citando en mi novela el nombre de este personaje que nos envenen¨® la existencia y nos trajo tan mala suerte a m¨ª y al pa¨ªs¡±, dice el escritor caraque?o residenciado en Madrid desde hace ya dos d¨¦cadas. ¡°Pero no es el nombre del caudillo lo que importa sino la situaci¨®n humana que genera su poder¡±.
La Caracas de Los maletines es una urbe poco cordial y malhumorada donde ahora est¨¢s vivo y en dos segundos ya muerto. Un marco perfecto para una novela negra donde la violencia, las balas locas, la brutalidad, el abuso y las situaciones tensas, siempre amenazantes, ya vienen servidas. M¨¦ndez Gu¨¦dez reconoce que sus lectores venezolanos ven la dimensi¨®n tr¨¢gica de su novela y los for¨¢neos un relato m¨¢s humor¨ªstico, que parece exagerar el gesto violento de una ciudad que, en realidad, puede ser m¨¢s cruel y agresiva que su ficci¨®n. ¡°Algo doloroso que ha ocurrido en Venezuela durante los 15 a?os de mandato de Hugo Ch¨¢vez es la normalizaci¨®n del horror¡±, dice con pesadumbre. "Me parece muy llamativo que un pa¨ªs haga del horror algo cotidiano. Te tomas tu caf¨¦ en medio de tiros, noticias de secuestros, violencia, cosas terribles... y la vida sigue. Mi ojo es cercano pero extra?o. Llevo muchos a?os en Madrid y desde aqu¨ª una situaci¨®n as¨ª me causa verdadero estupor. Tambi¨¦n es verdad que desde el punto de vista literario, de novela negra, esta tensi¨®n me parece seductora porque es un g¨¦nero de ambientes viscosos y dramas feroces¡±.
"Ch¨¢vez que nos envenen¨® la existencia y nos trajo mala suerte"
Una de las motivaciones de Los maletines surgi¨® rodando por Caracas. Un taxista le confes¨® a M¨¦ndez Gu¨¦dez un deseo profundo que al escritor le pareci¨® l¨ªcito. ¡°Me dijo que lo que quer¨ªa era dar un golpe, hacerse con un mont¨®n de dinero y escapar con su familia de todo aquello, salvar a sus hijos, ahorrarles todo ese infierno¡±. Al bajar del taxi se percat¨® de que hab¨ªa estado circulando por el escenario de su nueva novela y que la rabia de aquel conductor le hab¨ªa procurado un tema. La diferencia entre su historia y la de El golpe, la pel¨ªcula de George Roy Hill, ¡°donde hay dos malos que se vengan de unos peores¡±, est¨¢ en el anclaje a la realidad violenta, burocr¨¢tica y corrupta de la Venezuela chavista. ¡°Tuve en mente al Agente 86, que es un esp¨ªa chapucero¡±, rememora. ¡°Y es que la realidad de los servicios de inteligencia venezolanos es chapucera. Est¨¢ siempre llena de grandes conspiraciones que no son reales. Me interesaba retratar lo rid¨ªculo, lo cursi y telenovelero que es el ejercicio del poder en Venezuela pero sin pasar por alto que se trata del poder y por tanto, intimida aunque parezca una bota militar con purpurina¡±.
Es Los maletines novela caraque?a. Sus personajes son aut¨®ctonos. Sus h¨¦roes, dos ciudadanos hartos que terminan por acudir a la picaresca para vengarse del sistema y desembocar en un desenlace donde triunfan los menos malos. ¡°Me interesaba tener un final feliz en un pa¨ªs que no lo es. Me gustaba la idea de al menos salvar desde la ficci¨®n a dos personas¡±. Al mismo tiempo, quer¨ªa el autor destruir estereotipos tremendamente arraigados en aquella sociedad. Desmorona el mito del macho latin lover con un protagonista que fracasa estrepitosamente cada vez que va a la cama con una chica y le coloca al otro lado un amigo homosexual poco convencional que es adicto al boxeo y no a los concursos de Miss Venezuela. ¡°Los personajes son construcciones que haces a partir de gente que existe. Mezclas en un personaje seis o siete personas que conoces y as¨ª salen los protagonistas, en este caso dos amigos aporreados por la vida, lazarillos del Caribe con posturas diferentes que coinciden en su valoraci¨®n de la amistad y en su intento de emprender una huida. Hay mucha gente parecida a ellos¡±. A su alrededor pululan personajes t¨ªpicamente caraque?os: corruptos, aprovechadores, matones, inescrupulosos, violentos, timadores, arrogantes, miserables, embaucadores, tramposos, santeros, fan¨¢ticos y, por supuesto, esa nueva tipolog¨ªa nacional que son los cubanos chavistas, personajes todos que empujan a la ciudad ¡ª y a la novela¡ª hacia rutas de trepidante thriller urbano. ¡°Los maletines es un artefacto de ficci¨®n¡±, define su creador, ¡°pero est¨¢ hecho a partir de reconstrucciones reales¡±.
"Quer¨ªa retratar lo rid¨ªculo que es el ejercicio del poder en mi naci¨®n"
Es la primera vez que M¨¦ndez Gu¨¦dez, autor de t¨ªtulos como Arena negra, Chulapos mambo, Tal vez la lluvia, Una tarde con campanas o El libro de Esther, se mete tan de lleno en los asuntos pol¨ªticos de aquella Venezuela crispada, pero no la ¨²nica en la que ha insistido en retratar la Caracas en la que creci¨® o volver sobre temas como la paternidad, el amor y la solidaridad en relatos que, teniendo como tel¨®n de fondo las tensiones pol¨ªticas, siempre se mueven entre Venezuela y Espa?a, sus dos pa¨ªses. ¡°Llegu¨¦ a hacerme escritor porque era un ni?o solitario que le¨ªa mucho y era in¨²til para todo lo dem¨¢s. De peque?o intentaba mejorar los cap¨ªtulos de El Zorro que ve¨ªa en televisi¨®n o me inventaba historias en las que Bol¨ªvar y el Indio Guaicaipuro eran superh¨¦roes. Siempre digo que me hice escritor por descarte vital. Me crie en un barrio obrero en el Caribe y no sab¨ªa bailar. Eso all¨ª te marca, te hace diferente¡±.
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