Vientos del Este

Iberm¨²sica resiste. La temporada orquestal dirigida por Alfonso Aij¨®n ha comenzado esta semana su 45? edici¨®n con el empuje de siempre. Ha disminuido considerablemente el n¨²mero de abonados como consecuencia de la crisis, y siguen sin tener ning¨²n tipo de apoyo o subvenci¨®n p¨²blica, pero ah¨ª est¨¢n sin bajar la guardia, renovando un a?o m¨¢s la sensaci¨®n de que el ¡°milagro¡± se repite, aunque tambi¨¦n flota en el aire el temor de que esta iniciativa alg¨²n d¨ªa se va a acabar.

La London Philharmonic ha sido la primera orquesta invitada este curso, con su director Vladimir Jurowski al frente. Este a?o dedican en su temporada londinense nada menos que 11 conciertos a la m¨²sica de Rachmaninoff, con todas sus sinfon¨ªas, conciertos para piano y las obras menos conocidas. Han integrado a Madrid en este juego de complicidades interpretando un d¨ªa antes que en el Royal Festival Hall la versi¨®n original del Concierto para piano y orquesta num. 1, opus 1, compuesto a los 17 a?os, y una de sus ¨²ltimas obras, las Danzas sinf¨®nicas opus 45, estrenada en Filadelfia en 1941. El arco temporal es ilustrativo y fue defendido interpretativamente de una manera primorosa. En el concierto para piano cont¨® con un solista de excepci¨®n, el ruso Alexander Ghindin, debutante en estos ciclos, que supo imprimir el esp¨ªritu asociado musicalmente a su pa¨ªs con una versi¨®n llena de energ¨ªa y pasi¨®n. En solitario, y como propina ante el ¨¦xito, interpret¨® uno de los Preludios de Rachmaninoff con id¨¦ntica expresividad arrolladora que el concierto para piano y orquesta. La reivindicaci¨®n de un m¨²sico como Rachmaninoff es oportuna y se va a ver reforzada en el ciclo de Iberm¨²sica por Riccardo Chailly, con la interpretaci¨®n de una de sus sinfon¨ªas. Chailly siempre ha defendido la m¨²sica de este compositor ruso, muchas veces aceptado con reservas por un sector de los aficionados. Le ha ocurrido algo similar, aunque acentuado, a las reacciones que provocaba Chaikovski, un m¨²sico al que por cierto Rachmaninoff admiraba. Afortunadamente los prejuicios se han ido desvaneciendo y los dos compositores gozan cada d¨ªa de un mayor prestigio y reconocimiento.

Cap¨ªtulo aparte merece la inclusi¨®n en el programa del poema sinf¨®nico La bruja del mediod¨ªa, opus 108, de Antonin Dvor¨¢k. Les confieso que era la primera vez que lo escuchaba y me ha resultado una delicia. Por su capacidad descriptiva y por su alcance po¨¦tico. La sesi¨®n tuvo as¨ª, por la selecci¨®n de obras no habituales, una gran capacidad de sorpresa. Con una orquesta y un director tan compenetrados, y en un estado de forma excelente, el ¡°descubrimiento¡± de la m¨²sica sinf¨®nica es un placer. ?Qu¨¦ ser¨ªa, qu¨¦ ser¨¢, de nosotros sin estos regalos de Iberm¨²sica?. La Filarm¨®nica de Londres y Jurowski regresar¨¢n a Madrid a finales de enero de 2015.