La abstracci¨®n como refugio secreto
La puesta en escena de Robert Castro propone un espacio abierto y desnudo
Federico Garc¨ªa Lorca trata la sexualidad homoer¨®tica en El p¨²blico como un hecho trascendente. No se puede entender la reflexi¨®n homosexual del poeta en esta obra secreta como un moderno ¡°salir del armario¡± o simplemente asumir una condici¨®n alternativa.
Lorca crea, en primer lugar, un aparato protector tras el que se cuestiona la naturaleza de la identidad, la turbaci¨®n de lo prohibido y el estatuto de la verdad, auxili¨¢ndose en la reflexi¨®n sobre el teatro, la m¨¢scara y la muerte.
No es f¨¢cil situar este conflicto en un plano contempor¨¢neo. Los responsables art¨ªsticos de la producci¨®n oper¨ªstica El p¨²blico, que se estren¨® el martes en el Teatro Real, plantean conflictos b¨¢sicos de car¨¢cter formal: fundamentalmente, una confrontaci¨®n entre abstracci¨®n y realidad. La puesta en escena de Robert Castro propone un espacio abierto y desnudo que absorbe cualquier peculiaridad. Ese espacio mental del Director de teatro, protagonista de El p¨²blico lorquiano, es un ¨¢mbito hu¨¦rfano de referencias. Pero los elementos simb¨®licos, Caballos, Desnudo, Emperador, Hombres, etc., dibujan ¡ªcon mayor o menor acierto¡ª rasgos figurativos cuya relaci¨®n con el plano abstracto resulta imposible de especificar.
La m¨²sica de Sotelo, protagonista de la ¨®pera, obviamente, plantea an¨¢logo conflicto: la escritura musical moderna, acentuada por el virtuosismo de los int¨¦rpretes instrumentales, cumple con los c¨®digos de la composici¨®n actual, m¨¢s c¨®moda en los instrumentos que en la vocalidad, pero, frente a esto, surge la contaminaci¨®n del flamenco, a veces desde rasgos orquestales que evocan, casi, a un Falla, pero en general desde las voces de cantaores implicados en la acci¨®n o la omnipresente guitarra de Ca?izares. El conflicto entre ambos universos expresivos parece sugerir, aqu¨ª tambi¨¦n, que la abstracci¨®n es la m¨¢scara, el refugio que muestra lo que conviene, mientras que el flamenco indaga en las profundidades de un secreto.
No es sencillo suponer que este enfoque sea la soluci¨®n global a las dificultades de asimilaci¨®n de esta obra compleja. Pero El p¨²blico tiene tantos planos de comprensi¨®n que siempre es apetecible hincarle el diente. Uno supone que Mauricio Sotelo con la m¨²sica, Andr¨¦s Ib¨¢?ez desde el libreto y Robert Castro a partir de la puesta en escena, han disfrutado con el desaf¨ªo y que han avanzado en el laberinto de abordar una nueva ¨®pera. Pero se me antoja temeraria la pretensi¨®n de Gerard Mortier, verdadero mentor del proyecto, de que esta endiablada pieza teatral estuviera pidiendo a gritos la composici¨®n de una ¨®pera ¡°espa?ola¡±.
Babelia
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