El compulsivo fot¨®grafo Winogrand
Dispar¨® su c¨¢mara con singular ah¨ªnco por las aceras de Estados Unidos y rechaz¨® las etiquetas. Una gran retrospectiva esquiva el orden tem¨¢tico y reencuadra su b¨²squeda
"Winogrand es a todas luces un anarquista de derechas". As¨ª se expresaba Martha Rosler en los a?os ochenta, en uno de sus textos dedicados a la cr¨ªtica de la fotograf¨ªa documental. Contrapon¨ªa all¨ª la figura de Garry Winogrand a la de Robert Frank, ambos de tendencia "an¨¢rquica", seg¨²n ella. Mientras la obra de Frank sugerir¨ªa un anarquismo de izquierdas ¡ªpor su inclinaci¨®n a hacer visible y dejar ver el significado en sus im¨¢genes¡ª, Winogrand, por su parte, sugerir¨ªa con sus fotograf¨ªas la aparente inaccesibilidad de significado y la imposibilidad de un saber social. Aunque el primero que se encarg¨® de dejar claro este ¨²ltimo aspecto fue el propio autor a trav¨¦s de sus radicales y provocadoras afirmaciones, algunas de las cuales se citan una y otra vez como verdaderos aforismos (epigramas los llam¨® su mentor John Szarkowski). El m¨¢s conocido y mencionado es su declaraci¨®n de que hac¨ªa fotograf¨ªas para tratar de averiguar el aspecto que tendr¨¢ algo al ser fotografiado.
Su posici¨®n expl¨ªcita consisti¨® en llevar la explicaci¨®n o la interpretaci¨®n de su trabajo hacia un territorio puramente formalista. Negaba cualquier vertiente de cr¨ªtica social y rechazaba entrar a valorar, o interpretar, el significado de sus obras. Esto le acarre¨® duras cr¨ªticas desde posiciones muy diferentes. De hecho, es dif¨ªcil encontrar un fot¨®grafo tan influyente y, a la vez, tan cuestionado como Winogrand. Desde el frente de cr¨ªtica pol¨ªtica del documental, subrayaron su voyeurismo y la espectacularizaci¨®n de la tem¨¢tica social; desde posiciones m¨¢s tradicionales, se discuti¨® la calidad de sus fotograf¨ªas, calificadas a menudo como meras instant¨¢neas o malos reportajes, y se reproch¨® al autor su propuesta deshumanizadora.
La extensa exposici¨®n recorre sus 30 a?os de trayectoria, desde la d¨¦cada de los cincuenta hasta
Entre una y otra posici¨®n, lo cierto es que persiste a lo largo del tiempo la fuerza y el atractivo inevitable de la obra de Garry Winogrand, quiz¨¢ por su capacidad para interpelar al p¨²blico, a pesar de que su principal inter¨¦s como fot¨®grafo residiera en los problemas de construcci¨®n de la imagen fotogr¨¢fica. O quiz¨¢ fuera precisamente por esto, por llevar al l¨ªmite su obsesi¨®n por explorar c¨®mo se transforma en fotograf¨ªa la realidad, por lo que su obra, brusca, directa, compulsiva e intensamente descriptiva, llega a pulsar en el espectador un instintivo reconocimiento. Algo que se percibe con claridad entre los visitantes de la extensa exposici¨®n que recorre sus 30 a?os de trayectoria, desde la d¨¦cada de los cincuenta hasta su prematura muerte en 1984 a la edad de 56 a?os.
La muestra re¨²ne algo m¨¢s de doscientas im¨¢genes y tiene una estructura extremadamente sencilla, organizada en tres ¨²nicas secciones. Las dos primeras cubren un mismo periodo, desde sus inicios en 1950 hasta el a?o 1971. Una est¨¢ destinada a presentar el trabajo que Winogrand realiz¨® en las calles de Nueva York, titulada Bajando por el Bronx; y otra, m¨¢s centrada en las fotograf¨ªas que tom¨® fuera de esta ciudad, en diferentes lugares de Estados Unidos, denominada Un estudioso de Norteam¨¦rica. La tercera y ¨²ltima parte lleva el significativo t¨ªtulo Auge y crisis, y est¨¢ dedicada a la obra realizada por el fot¨®grafo en sus ¨²ltimos 13 a?os de vida.
La decisi¨®n de no organizar por ejes tem¨¢ticos esta retrospectiva es un acierto que permite centrar el discurso sobre el m¨¦todo fotogr¨¢fico m¨¢s que sobre los contenidos espec¨ªficos de las im¨¢genes. La exposici¨®n rompe con la cl¨¢sica articu?laci¨®n que ofrecen los libros de Winogrand (especialmente The Animals, Women Are Beautiful o Public Relations) y con los cap¨ªtulos (¡®The Street¡¯, ¡®Women¡¯, ¡®Zoo¡¯, ¡®On the Road¡¯, ¡®Airport¡¯¡) en que se divid¨ªa la can¨®nica exposici¨®n Figments from the Real World organizada por John Szarkowski despu¨¦s de su muerte. Esos bloques tem¨¢ticos est¨¢n presentes en la nueva muestra ¡ªas¨ª como sus im¨¢genes m¨¢s conocidas¡ª, pero se presentan repartidos y diluidos a lo largo de las tres secciones.
Encontramos la fotograf¨ªa de calle dentro de la gran ciudad, la dial¨¦ctica entre humanidad y animalidad, su exploraci¨®n del pa¨ªs a trav¨¦s del viaje y la carretera, la teatralidad de los actos p¨²blicos y de la vida social o su focalizaci¨®n sobre las mujeres. Pero lo que destaca y sirve de hilo conductor es la continua b¨²squeda de Winogrand en torno a la forma fotogr¨¢fica y la captaci¨®n de lo real, sus estrategias, sus recursos, sus soluciones, sus continuidades: los encuadres an¨¢rquicos, la ampliaci¨®n del campo de visi¨®n ¡ªgracias a la utilizaci¨®n del gran angular¡ª, la multiplicaci¨®n de la informaci¨®n dentro de la toma, la subversi¨®n de la est¨¦tica y las convenciones fotogr¨¢ficas, el bascu?lamiento de la imagen, el aprovechamiento creativo del accidente y la eventualidad, o la articulaci¨®n de las miradas.
Una mirada dominada por un duro y seco humor negro, por el patetismo y lo grotesco, por la farsa y la teatralidad, la alienaci¨®n y el miedo
Todo ello para construir una mirada dominada por un duro y seco humor negro, por el patetismo y lo grotesco, por la farsa y la teatralidad, la alienaci¨®n y el miedo, el ruido y el caos, pero tambi¨¦n la espera, el encuentro, el refugio e incluso el amor. Sin lugar a dudas, sigue sobresaliendo la fotograf¨ªa de calle que desarroll¨® en la ciudad de Nueva York, organizada en torno al flujo, el cruce, la sorpresa, las miradas y las actitudes.
Winogrand fotografiaba incesantemente y acumulaba im¨¢genes, y este car¨¢cter compulsivo con el que desarrollaba su trabajo ¡ªbien visible a lo largo de la muestra¡ª se fue acentuando y radicalizando con los a?os, hasta el punto de dejar, al final de su vida, un ingente volumen de material sin revisar, positivar o ni tan siquiera revelar. El tratamiento y valoraci¨®n de estos registros ¡ªmuchos de ellos nunca vistos por el autor¡ª se convierte, en cierto modo, en uno de los argumentos de esta muestra. De hecho, una considerable parte de las obras expuestas corresponden a im¨¢genes contenidas en los m¨²ltiples carretes que dej¨® sin revelar o sin positivar, o a im¨¢genes se?aladas en hojas de contacto pero nunca ampliadas en vida del autor. Es esta una decisi¨®n siempre controvertida, pero que sin duda merece tenerse en cuenta, en la medida en que ofrece posibilidades para conocer y evaluar mejor a un autor, aunque sea por la v¨ªa de preferir quedarse, en ¨²ltimo caso, con el Winogrand can¨®nico y conocido.
Si hay un concepto que quiz¨¢ pueda sintetizar el retrato global de una ¨¦poca y una sociedad construido a lo largo de los a?os por este controvertido autor es el de ansiedad. Un concepto bastante acorde al sentir de Winogrand cuando afirmaba en los sesenta que "s¨®lo puedo llegar a la conclusi¨®n de que nos hemos perdido". La edad de la ansiedad, como titul¨® su largo poema W. H. Auden, ofreciendo sentido y explicaci¨®n a todo un periodo y un estado de cosas: la ansiedad de un fot¨®grafo desarrollando compulsivamente su pr¨¢ctica fotogr¨¢fica y la ansiedad de una sociedad y una naci¨®n.
Garry Winogrand. Fundaci¨®n Mapfre. B¨¢rbara de Braganza, 13. Madrid. Hasta el 3 de mayo.
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