La contemplaci¨®n po¨¦tica en Octavio Paz
Muchos de los mejores poemas de Paz son un registro del estado mental po¨¦tico y sus revelaciones
La visi¨®n po¨¦tica de la vida es una perspectiva, una sensibilidad y un entendimiento sutil. Esta mirada reconoce relaciones no convencionales entre las cosas y la conciencia. Por ejemplo, el ¨¢rbol que capta la mente po¨¦tica es un objeto tangible, pero tambi¨¦n es un signo que al constelarse con otros emite un sentido que florece en el pensamiento y la sensaci¨®n. Sin embargo, no son las cosas las que est¨¢n cargadas de poes¨ªa, sino la mente que las percibe. Las situaciones, la naturaleza, la presencia de otras personas y todos los objetos pueden ser condiciones para que surja la poes¨ªa, pero su causa est¨¢ en la mente que genera esta visi¨®n.
Muchos de los mejores poemas de Octavio Paz son un registro de esta experiencia. Desde este punto de vista, estos poemas son conocimiento y expresi¨®n del estado mental po¨¦tico y sus revelaciones. La poes¨ªa entonces trasciende y profundiza m¨¢s que la mera catarsis, la autobiograf¨ªa, los juegos verbales o la pr¨¦dica pol¨ªtica. Su poes¨ªa, como la de los m¨¢s agudos poetas, es una conciencia que muestra vivencias sutiles entre la persona y la vida. Estas relaciones son acontecimientos de la mente que el pensamiento ordinario es incapaz de aprehender.
En el caso de Octavio Paz, estas revelaciones no aparecen fuera ¡°del mundanal ruido¡±, fuera de la ciudad, del trato con los otros, como en el caso del anacoreta, del ermita?o, que busca el retiro para evitar distracciones, sino que emanan en la vida cotidiana, en la ciudad, en el pueblo, en la habitaci¨®n de la casa, frente a la naturaleza que nos rodea. Pero adem¨¢s no son visiones de otro mundo, ni del futuro, tampoco de un pasado m¨ªtico, remoto, sino m¨¢s bien de un presente en donde gravita el pasado y se vislumbra un futuro posible. Es en el aqu¨ª y en el ahora, en la atenci¨®n al momento cambiante, donde la conciencia mira las presencias, se observa a s¨ª misma y escucha la manifestaci¨®n de otros significados. Dentro del fluir de las situaciones, Paz escucha la vida y se escucha a s¨ª mismo. En el comienzo del poema El mismo tiempo nos muestra la conciencia de la muerte frente a la agitaci¨®n ciega de la ciudad y los seres humanos:
?"No es el viento
no son los pasos son¨¢mbulos del agua
entre las casas petrificadas y los ¨¢rboles
a lo largo de la noche rojiza
no es el mar subiendo las escaleras
Todo est¨¢ quieto
reposa el mundo natural
Es la ciudad en torno de su sombra
buscando siempre busc¨¢ndose
perdida en su propia inmensidad
sin alcanzarse nunca
ni poder salir de s¨ª misma
Cierro los ojos y veo pasar los autos
se encienden y apagan y encienden
se apagan
no s¨¦ ad¨®nde van
Todos vamos a morir
?sabemos algo m¨¢s?"
La revelaci¨®n po¨¦tica no se agota en la visi¨®n de un sentido, sino que va acompa?ada de un entendimiento. La revelaci¨®n es atenci¨®n, sensaci¨®n y discernimiento, una comprensi¨®n en donde se activan diferentes facultades cognitivas. Se detectan los objetos del entorno, se pone atenci¨®n a los movimientos del pensamiento, a las sensaciones que emergen y se asocian con otras experiencias, tanto vivenciales como intelectuales. El momento adquiere forma mediante la perspectiva personal y cultural. Para entender el momento po¨¦tico se recurre a la memoria, a la comparaci¨®n, al an¨¢lisis, a la b¨²squeda del significado o los significados que se van cristalizando en la conciencia. En Nocturno de San Ildefonso, desde una noche en su habitaci¨®n, el poeta realiza una caminata mental por la ciudad y parte de su juventud. A trav¨¦s de esta peregrinaci¨®n, recuerda algunas ideas que enarbolaba, las revisa cr¨ªticamente, evoca algunos hechos atroces de la historia, se interroga por el sentido de la historia y aparece la revelaci¨®n:
"La historia es el error.
La verdad es aquello,
m¨¢s all¨¢ de las fechas,
m¨¢s ac¨¢ de los nombres,
que la historia desde?a:
el cada d¨ªa
-latido an¨®nimo de todos,
latido
¨²nico de cada uno-,
el irrepetible
cada d¨ªa id¨¦ntico a todos los d¨ªas.
La verdad
es el fondo del tiempo sin historia.
El peso
del instante que no pesa¡"
Este tipo de poemas de Paz son una recreaci¨®n del momento po¨¦tico, de su observaci¨®n introspectiva, de su transformaci¨®n en lenguaje y de la reflexi¨®n de la actividad creadora. Todo este proceso que se muestra en algunos de sus textos es la contemplaci¨®n po¨¦tica: la ruta mental de la experiencia a la obra. Para el poeta, la maduraci¨®n, el desenvolvimiento de este estado es la escritura. Y por lo tanto, este proceso de creaci¨®n es parte esencial de la experiencia. La poes¨ªa no culmina cuando cesa la mente que la origina, sino cuando se realiza el texto. La actividad po¨¦tica es visi¨®n, pensamiento, pero tambi¨¦n composici¨®n y creatividad. Sin traducci¨®n de la vivencia en lenguaje, no hay entendimiento pleno. Escribir el poema es la recta final del conocimiento de la experiencia po¨¦tica.
Escribir es un acto mental, verbal y f¨ªsico que permite un distanciamiento cr¨ªtico de lo que se quiere expresar. Al ir componiendo los versos, las estrofas, el poeta contempla como en un lienzo las l¨ªneas que va trazando y cuanto se corresponden con su intenci¨®n creadora. Pero adem¨¢s, la escritura es el puente que se teje entre el poeta y otras personas. La necesidad de entender la experiencia impulsa a escribirla y todo lenguaje tiende a la comunicaci¨®n. En medio de los dem¨¢s, la poes¨ªa se vive en soledad, pero hecha poema se vuelve fraterna. El poema es una de las formas de trascender hacia los otros. En El mismo tiempo, despu¨¦s de reconocer la inexorabilidad de la muerte, Paz contempla su conciencia, el fluir de la vida y el acto de escribir que tambi¨¦n es movimiento:
"Hoy estoy vivo y sin nostalgia
la noche fluye
la ciudad fluye
yo escribo sobre la p¨¢gina que fluye
transcurro con las palabras que transcurren
Conmigo no empez¨® el mundo
no ha de acabar conmigo
Soy
un latido en el r¨ªo de latidos¡
¡Yo no escribo para matar al tiempo
ni para revivirlo
escribo para que me viva y reviva¡"
Si para el poeta la paulatina clarificaci¨®n de la visi¨®n po¨¦tica va de la experiencia a la escritura, para el lector va de la lectura a la experiencia de la poes¨ªa. Ambas actividades, escribir y leer, son una contemplaci¨®n. No solo se leen los textos, tambi¨¦n se lee la mente y la vida, esas pulsaciones que aparecen en todo lo que nos circunda y habita. Para el poeta escribir es componer una partitura, para el lector leer es interpretar esa melod¨ªa de significados. En muchos de los poemas maestros de Paz, se presenta este tejido de v¨ªnculos entre leer, escribir y contemplar que sublima la poes¨ªa.
Sin embargo, este encuentro con la poes¨ªa en la vida y la lectura, solo pasa con la contemplaci¨®n y la intenci¨®n clara de alcanzar esas visiones que ampl¨ªan y profundizan el conocimiento de nuestro interior en relaci¨®n con la vida. La contemplaci¨®n exige una puesta en marcha de la atenci¨®n, la imaginaci¨®n y la reflexi¨®n, destrezas mentales que se oponen al velo de la dispersi¨®n del pensamiento y la ceguera interior. La poes¨ªa exige concentraci¨®n para entregarnos sus revelaciones. Finalmente, en su poema Kostas, el poeta nos dice:
?"?Hay puertas? Hay tierra y en nosotros la tierra se hace
tiempo y el tiempo en nosotros se piensa y se entierra,
pero -se?alando a las constelaciones babilonias- pode-
mos contemplar a este mundo y los otros y regocijarnos,
la contemplaci¨®n abre otras puertas: es una transfigura-
ci¨®n y es una reconciliaci¨®n¡"
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