Lo que dicen del Papa
La pel¨ªcula, casi siempre acartonada, s¨®lo da impresi¨®n de realismo y de emoci¨®n en las contadas tomas televisivas reales
Los primeros minutos de Francisco, el padre Jorge, biograf¨ªa cinematogr¨¢fica del actual Papa, son para echarse las manos a la cabeza. Un tour en un autob¨²s, con gu¨ªa uniformada y armada de micr¨®fono, informa a sus pasajeros, y de paso al espectador, sobre diversos aspectos hist¨®ricos de la vida del religioso. Poco despu¨¦s, la pantalla de un ordenador, filmada con tosquedad visual por Beda Docampo Feij¨®o, el director de la pel¨ªcula, nos revela algunos mensajes de Bergoglio en variados actos y entrevistas. Se supone que la intenci¨®n de Docampo, tambi¨¦n guionista, es ir presentando a la coprotagonista de la pel¨ªcula, una periodista que prepara un reportaje sobre la personalidad del sacerdote, pero esos minutos iniciales son el horror narrativo, la ant¨ªtesis del cine.
FRANCISCO, EL PADRE JORGE
Direcci¨®n: Beda Docampo Feij¨®o.
Int¨¦rpretes: Dar¨ªo Grandinetti, Silvia Abascal, Carlos Hip¨®lito, Emilio Guti¨¦rrez Caba.
G¨¦nero: biograf¨ªa. Arg./Esp., 2015.
Duraci¨®n: 105 minutos
Por suerte se olvida pronto la excursi¨®n papal, y tambi¨¦n las ?o?as conversaciones de la cronista con su hija, que para poco sirven salvo para intentar enganchar a un p¨²blico infantil cat¨®lico y/o interesado en el personaje, pero ah¨ª sigue el hilo conductor de los encuentros de la periodista y el futuro Papa a trav¨¦s de los a?os. Cuando se han le¨ªdo multitud de informaciones sobre Bergoglio, no hay error mayor que volver a concertar una estructura de entrevista reportajeada para una biograf¨ªa cinematogr¨¢fica. Que los mensajes del nuncio en su ¨¦poca de cardenal puedan tener inter¨¦s, est¨¦n cargados de valent¨ªa y de sentido com¨²n, ya lo sabemos, o al menos se intu¨ªa. Pero el cine, el buen cine, es otra cosa.
La pel¨ªcula, casi siempre acartonada, s¨®lo da impresi¨®n de realismo y de emoci¨®n en las contadas tomas televisivas reales que durante la fase de montaje se han intercalado en las escenas de la plaza de San Pedro, junto a otras rodadas ad hoc donde aparecen los personajes de la ficci¨®n. Lo que da una idea de la oportunidad que se ha perdido porque, cuando por fin se decide, en secuencias desgraciadamente espor¨¢dicas, a relatar las cosas desde el punto de vista de Bergoglio, la pel¨ªcula sale de su prisi¨®n narrativa.
A pesar del buen trabajo interpretativo de Dar¨ªo Grandinetti, alejado de la m¨ªmesis f¨ªsica y centrado en el tono moral y espiritual, durante la mayor parte del relato se dan a conocer los hechos no por lo que los personajes hacen, sino por los que los personajes dicen y, a¨²n peor, por lo que otros dicen de ellos. Como en un reportaje period¨ªstico. Y eso poco tiene que ver con el lenguaje cinematogr¨¢fico.
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