Guillotina con hielo
Fred Vargas huye de lo fant¨¢stico, pero en su nueva novela, que narra una cadena de asesinatos, cultiva lo irreal
Seud¨®nimo de Fr¨¦d¨¦ric Audoin-Rouzeau, arqueozo¨®loga estudiosa de la peste, Fred Vargas (Par¨ªs, 1957) trama en Tiempos de hielo una cadena de asesinatos que ?parecen obra de un solo autor: como es habitual en las novelas de Vargas, el asesino deja en el crimen su firma, aqu¨ª cuatro l¨ªneas, una guillotina quiz¨¢, primera pista hacia el culpable. Vargas presume de eludir lo fant¨¢stico, pero cultiva lo irreal ateni¨¦ndose a la raz¨®n. En sus historias recurre a vampiros, o al hueso del coraz¨®n del ciervo, ese amuleto de hechicera que tambi¨¦n figuraba en la botica brujeril de la Celestina, o, ya en Tiempos de hielo, al esp¨ªritu guardi¨¢n de la piedra que concede vida eterna. Vargas ha inventado su propio g¨¦nero: el fant¨¢stico-criminal.
Tiene una imaginaci¨®n de ra¨ªz fabulosa. Su escuadra policiaca incluye un enfermo de narcolepsia, un individuo de pelo bicolor como un leopardo absurdo, un gato que alguna vez ejerce labores detectivescas y vive enamorado de una teniente forzuda. El jefe, el err¨¢tico comisario Adamsberg, no usa un reloj, sino dos, y los dos est¨¢n parados. Le da la hora el comandante Danglard, padre solitario de cinco hijos, un sabelotodo enciclop¨¦dico que complementa a la perfecci¨®n la intuici¨®n pura del comisario.
Estos defensores de la ley ahora se enfrentan al choque de dos universos: una expedici¨®n perdida en las inmediaciones islandesas del C¨ªrculo Polar ?rtico y un club parisiense devoto de Robespierre. En el hielo hubo dos asesinatos y un pacto de silencio entre 10 supervivientes, y, 10 a?os despu¨¦s, cuatro asesinatos m¨¢s en Par¨ªs. Los ¨²ltimos muertos pertenecieron a la expedici¨®n y al club robespierreano. Si los cr¨ªmenes se relacionan con Islandia, los candidatos a culpables o futuras v¨ªctimas ser¨ªan media docena de desconocidos. Ser¨ªan 700 si el nexo es el club.
Entre el cuento de hadas y la mascarada con pelucas del siglo XVIII nos esperan una torre maldita, una bruja o un hada fumadora que convive con un jabal¨ª en el bosque, un ogro que mata a sus s¨²bditos pero tambi¨¦n se preocupa de alimentarlos con piezas de caza, un Robespierre reencarnado, la conmoci¨®n del abrazo entre dos que descubren de pronto que son hermanos. La irrealidad flagrante deja una impresi¨®n de maravilla y al mismo tiempo de cotidianidad, de cr¨®nica real de los efectos corrosivos que produce en las convenciones sociales el horror a morir, mientras se nos concede el placer de saber que todo ese submundo criminal es puro cuento.
Tiempos de hielo. Fred Vargas. Traducci¨®n de Anne-H¨¦l¨¨ne Su¨¢rez. Siruela. Madrid, 2015. 344 p¨¢ginas. 19,95 euros
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