El Bosco se r¨ªe en El Escorial
Con motivo del quinto centenario de la muerte del pintor, Patrimonio Nacional organiza una exposici¨®n con 11 obras
Entre el destello sat¨ªrico del mundo y las sombras de los hombres y las bestias navega la pintura de El Bosco, ahora desplegada en las 11 obras de la reducida pero colosal muestra sobre el artista presentada ayer en el Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial. Es el universo desbordante y excesivo del pintor flamenco Jheronimus van Acken Bosch, conocido en Espa?a como El Bosco. Con motivo del quinto centenario de su muerte, Patrimonio Nacional ha puesto en pie esta deliciosa exposici¨®n, que podr¨¢ visitarse hasta el 1 de noviembre.
La puesta de largo de El Bosco en El Escorial. Celebraci¨®n del V Centenario cont¨® con la presencia de dos padrinos especiales: el presidente de Patrimonio Nacional, Alfredo P¨¦rez de Armi?¨¢n, y el director del Museo Nacional del Prado, Miguel Zugaza. Ambas instituciones comparten obras capitales del Bosco, y recientemente han firmado un convenio especial de colaboraci¨®n para exponer obras del pintor. Tambi¨¦n hay que recordar los recientes -y ya resueltos- cap¨ªtulos escabrosos entre las dos instituciones, cuando el anterior presidente de PN, Jos¨¦ Rodr¨ªguez-Spiteri, reclam¨® al Prado varias obras maestras de El Bosco, Van der Weyden y Tintoretto. Agua pasada, como qued¨® escenificado ayer.
El rostro del enigm¨¢tico artista
Las obras centrales de la muestra 'El Bosco en El Escorial. Celebraci¨®n del V Centenario' se complementan con otras piezas singulares de las Colecciones Reales relacionadas con el Bosco. En concreto, un grabado publicado en Amberes de 1572 que representa una de las pocas im¨¢genes fidedignas del rostro del artista, as¨ª como tres manuscritos: dos de ellos son libros de entregas donde apareje reflejada la adquisici¨®n de las obras del Bosco. Hay adem¨¢s un manuscrito de Fray Jos¨¦ de Sig¨¹enza que refleja la fundaci¨®n del Monasterio de San Lorenzo del Escorial.
Durante la comparecencia ambos hablaron de la importancia de una exposici¨®n que trasciende su tama?o, y recordaron c¨®mo Felipe II lleg¨® a ser el m¨¢s importante coleccionista de la obra de El Bosco. "Ello demuestra el claro aprecio y entendimiento de su producci¨®n pict¨®rica por parte del Rey Prudente: una cr¨ªtica contra los vicios y costumbres de la sociedad del momento, plenamente acorde con el sentir del monarca", escribe P¨¦rez de Armi?¨¢n en el pre¨¢mbulo del folleto de la obra. As¨ª, Felipe II reuni¨® en El Escorial un gran n¨²mero de tablas que aparecen rese?adas en los libros de entregas que tambi¨¦n pueden verse. Los promotores de la exposici¨®n han destacado que con esta iniciativa las obras del Bosco se muestran "en el lugar original para el que fueron adquiridas".
Entre los lienzos que componen la muestra destacan pinturas como Cristo coronado de espinas o Cristo con la cruz a cuestas y el tr¨ªptico El carro de heno, r¨¦plica de la obra original y restaurada recientemente. La innovadora interpretaci¨®n iconogr¨¢fica de la pintura religiosa del Bosco es apreciable en este conjunto.
Los disparates del Bosco
La colecci¨®n de tapicer¨ªa est¨¢ formada por cuatro tapices tejidos en Bruselas entre 1550 y 1570 con hilos de oro y seda sobre modelos del Bosco: Tribulaciones de la vida humana, que se basa en el cuadro El carro de heno; El para¨ªso, el purgatorio y el infierno, sobre el modelo del tr¨ªptico El jard¨ªn de las delicias, Las tentaciones de San Antonio, y San Mart¨ªn y los mendigos.
C¨®mo llegaron estas obras a la corte madrile?a es a¨²n hoy un misterio. La conservadora de tapices de Patrimonio Nacional, Concha Herrero, explica que fue despu¨¦s de la muerte del pintor "cuando el ¨¦xito de su obra se traslad¨® a otros soportes art¨ªsticos". Pervive el misterio: no se conocen los nombres de quienes copiaron sus obras y las trasladaron a mayor escala para poderlas llevar a los telares. "Pero? trabajaron para Francisco I de Francia", se?ala Herrero.
La tem¨¢tica que hilada en los tapices "es una cr¨ªtica a las costumbres y a los vicios de la ¨¦poca". Al Bosco no le importaba qu¨¦ clase social sale mal parada. "El tapiz de San Mart¨ªn, por ejemplo, es una cr¨ªtica contra maleantes disfrazados de falsos mendigos que soltaban sus muletas en cuanto ve¨ªan una taberna", explica Herrera. "En otro, hace una cr¨ªtica a las altas jerarqu¨ªas eclesi¨¢sticas y civiles, y tambi¨¦n a la religi¨®n. No deja t¨ªtere con cabeza".
Babelia
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