V¨ªrgenes y p¨¢jaros
Hill crea una intriga a partir de la ejecuci¨®n de un inocente acusado de degollar a una joven en un internado barcelon¨¦s
Salta Toni Hill (Barcelona, 1966) en su cuarta novela de la Barcelona del siglo XXI a la de la Primera Guerra Mundial, e imagina en Los ¨¢ngeles de hielo un misterio de muchas muertes a partir de la ejecuci¨®n en 1914 de un inocente acusado de degollar a una veintea?era. Habr¨¢ m¨¢s asesinatos, alg¨²n suicida, varias v¨ªctimas de las llamas. Las degolladas tienen en la boca el cad¨¢ver de un p¨¢jaro y pertenec¨ªan en 1909 a un grupo selecto de amigas: estudiaban en el mismo internado, donde fueron las preferidas de la directora. Juraron ser buenas toda la vida. Mueren cuando dejan de ser v¨ªrgenes.
El n¨²cleo de la narraci¨®n es el colegio femenino, instituci¨®n que comparte con orfanatos y hospitales una larga tradici¨®n literaria y cinematogr¨¢fica. La imaginaci¨®n transfigura esos recintos en castillos encantados, propicios a representaciones sadomasoquistas, y el caser¨®n que inventa Toni Hill fue internado para se?oritas y sanatorio psiqui¨¢trico, despu¨¦s de surgir como nunca inaugurado hotel de lujo, en cuya escalera principal el propietario se peg¨® un tiro. No es raro que las colegialas y los enfermos vean alguna vez fantasmas y oigan carcajadas pavorosas.
La historia la cuenta, ya en 1931, el anciano psiquiatra que dirig¨ªa el sanatorio en 1916, un narrador impresionado por los hechos que quiere novelar, reales y, sin embargo, m¨¢s estremecedores que ¡°cualquier relato de ficci¨®n fantasmal¡±. Burl¨¢ndose de un g¨¦nero que juzga insignificante, el m¨¦dico metido a novelista reconoce que en su historia se mezcla lo fant¨¢stico con lo probado y publicado en su d¨ªa por la prensa. La iron¨ªa de esa voz, descre¨ªda en principio y barnizada de autoridad cient¨ªfica, sabedora de todo, hasta de lo que sent¨ªan y pensaban los personajes, ?no hubiera permitido un juego m¨¢s arriesgado, alg¨²n tono disonante, un poco de parodia, quiz¨¢ a la manera de Eduardo Mendoza, a quien Toni Hill cita en una nota final?
Como si repetir lo que a uno le contaron convirtiera en verdad lo contado, el relato del m¨¦dico cimenta su pretensi¨®n de veracidad en sus propios componentes: una historia o¨ªda de otro m¨¦dico mucho m¨¢s joven y formado en la Viena de Freud, y el diario de la directora del internado siniestro. Obedeciendo el mandato de un muerto que le pide que ¡°act¨²e como un caballero¡± y descubra la verdad, el joven doctor, implicado sentimentalmente en los hechos, fue el detective de unos cr¨ªmenes en los que la principal sospechosa muri¨® antes de que se cometieran. Sus m¨¦todos investigadores son los del psiquiatra que recurre a la hipnosis y a la terminolog¨ªa freudiana para analizar al paciente. El mejor Toni Hill se vislumbra cuando el m¨¦dico, levemente morfin¨®mano, descubre que sufre las mismas alucinaciones que el enfermo al que trata, o cuando un viejo sacerdote es condenado al manicomio por su obispo el d¨ªa que, confirmando las ense?anzas de su iglesia, da fe de la existencia de los ¨¢ngeles.
Los ¨¢ngeles de hielo. Toni Hill. Grijalbo. Barcelona, 2016. 462 p¨¢ginas. 19,90 euros (digital, 9,99)
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