El tempestuoso realismo de Caravaggio
El Museo Thyssen recrea la maestr¨ªa del pintor barroco y su influencia sobre los artistas del Norte de Europa en una extraordinaria exposici¨®n compuesta por 53 cuadros
Se consagr¨® en la historia del arte por su uso del claroscuro, el dram¨¢tico realismo psicol¨®gico de sus personajes y por utilizar a prostitutas y vagabundos como modelos de sus obras religiosas. Michelangelo Merisi Caravaggio (Mil¨¢n, 1571-Porto Ercole, 1610) fue el artista m¨¢s original e influyente del siglo XVII, una importancia acrecentada por su temprana muerte y por toda una vida pendenciera, en la que no faltaron episodios como el asesinato de un hombre en una discusi¨®n por un partido de pelota. Dramas aparte, la obra de Caravaggio tuvo tal impacto en la pintura europea de su tiempo que, aunque no tuvo escuela, sus seguidores formaron una legi¨®n. Entre sus muchos admiradores se encontraban Rembrandt, Rubens o Vel¨¢zquez, y son muchas las exposiciones dedicadas a quienes han intentado mirarse en su espejo, pero son pocas en las que se han conseguido reunir tantas obras como la que el Museo Thyssen-Bornemisza dedica a Caravaggio y los pintores del Norte desde el 21 de junio hasta el 18 de septiembre. Nada menos que una docena de cuadros de Caravaggio junto a 41 de artistas que difundieron su esencia por Francia, Holanda y Flandes.
Gert Jan van der Sman, profesor de la Universidad de Leiden y comisario de la exposici¨®n, cuenta que entre 1600 y 1630 se establecieron en Roma m¨¢s de 2.000 artistas. Una tercera parte eran extranjeros. Ellos, al igual que los italianos, quer¨ªan seguir el estilo de Caravaggio por varias razones, pero la m¨¢s importante consist¨ªa en poder trabajar del natural, a partir de la pura observaci¨®n de los modelos, una tradici¨®n muy arraigada entonces en Alemania o en Holanda y que les liberaba de todo cors¨¦ acad¨¦mico.
Gert Jan van der Sman relata, casi emocionado ante El sacrificio de Isaac (1603), su obra favorita, que deb¨ªa de ser muy dif¨ªcil sustraerse al poder de unos personajes tan cargados de vida. Se?ala las manos, los ojos o el cuchillo de Isaac como elementos cegadores que surgen cargados de fuerza desde un escenario negro en el que al fondo se ve un paisaje veneciano. ¡°Todo lo que aqu¨ª vemos es una imitaci¨®n de la naturaleza, lo que m¨¢s le importaba. Despreciaba a sus contempor¨¢neos romanos por la costumbre de hacer primero bonitos dibujos y luego llenarlos de pintura. ?l presum¨ªa de no hacer ni una l¨ªnea ajena a la naturaleza¡±, apunt¨®.
Estructurada en seis apartados, la exposici¨®n arranca con obras realizadas por Caravaggio en Roma entre 1592 y 1606. Predominan las escenas de g¨¦nero y bodegones de frutas y flores cl¨¢sicos de su Lombard¨ªa natal como Muchacho mordido por un lagarto (1593-1595). Se incluyen cuadros con los que se gan¨® la etiqueta de pintor gay (ya en tiempos contempor¨¢neos), como San Juan Bautista en el desierto (1602), pura sensualidad. Despu¨¦s se exhiben lienzos de sus dos primeros admiradores, Adam Elsheimer y Peter Paul Rubens, que introducen chicos de cabellos rizados y el claroscuro para iluminar las escenas.
La parte central est¨¢ ocupada por maestros flamencos, como Gerard van Honthorst (Utrecht, 1592- 1656), David de Haen (R¨®terdam, 1597(?)-Roma, 1622), Nicolas R¨¦gnier (Maubeuge, c.1588-Venecia, 1667) y Dirck van Baburen (Wijk bij Duurstede c.1594 - Utrecht, 1624). En el grupo de los franceses destaca Valentin de Boulugne (Coulommiers, 1531-Roma, 1632) con una obra, David con la cabeza de Goliat, en la que se recrea a la perfecci¨®n el gusto por los detalles sangrientos de las obras m¨¢s impactantes de Caravaggio; aunque nada que ver con el ¨®leo de Caravaggio El sacamuelas (hacia 1608-1610) donde varios rostros contemplan espantados como uno de los presentes se dispone a introducir unos alicates en la boca de un pobre hombre. Esta terror¨ªfica escena corresponde al ¨²nico cuadro sobre el que se plantearon dudas de su autor¨ªa. El comisario descarta de plano su cuestionamiento. ¡°Aunque no fuera de ¨¦l, ser¨ªa una obra extraordinaria. Pero ya no se albergan dudas sobre su atribuci¨®n¡±.
La exposici¨®n concluye con la ¨²ltima obra pintada por Caravaggio, El martirio de Santa ?rsula (1610), una composici¨®n en la que lo oscuro ha ganado a la claridad y los personajes apenas se distinguen del fondo negro. La luz enfoca el pecho blanqu¨ªsimo de la santa atravesado por la flecha que le ha disparado el rey de los hunos.
Solo cuatro obras en Espa?a
Debido a su prematura muerte, la obra de Caravaggio en museos y colecciones particulares es muy escasa. No m¨¢s de 60, seg¨²n el comisario de la exposici¨®n. En Espa?a, que se sepa p¨²blicamente, solo hay cuatro lienzos: David vencedor de Goliat, en el Museo del Prado; Santa Catalina de Alejandr¨ªa, en el Museo Thyssen; Salom¨¦ con la cabeza del Bautista, en el Palacio Real y? San Juan Bautista en Toledo. Las dos primeras forman parte de la muestra. El resto son pr¨¦stamos del Metropolitan de Nueva York, la Galleria degli Uffizi, de Florencia, el Museo del Ermitage de San Petersburgo, el Rijksmuseum de ?msterdam, la iglesia de San Pietro in Montorio en Roma y de colecciones particulares.
Guillermo Solana, director art¨ªstico del Thyssen, explica que las negociaciones han sido m¨¢s largas de lo habitual. El pr¨¦stamo de La buenaventura se ha logrado despu¨¦s de tres a?os. Los cambios en la direcci¨®n de los museos italianos tambi¨¦n han sido un obst¨¢culo. Al final, todos est¨¢n satisfechos y el comisario, Gert Jan van der Sman, ha completado su discurso expositivo. Cuando a este se le pregunta si despu¨¦s del supuesto Caravaggio de Toulouse aparecer¨¢n m¨¢s, sonr¨ªe m¨¢s que esc¨¦ptico. "Solo lo he podido ver por fotograf¨ªa, pero puedo asegurar que esa pintura no es aut¨¦ntica".
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