La hipn¨®sis sonora de Slowdive vuelve 22 a?os despu¨¦s
La ic¨®nica banda de los noventa publica un disco en el equilibrio entre lo que eran y lo que son
Imberbes y delicados, quebradizos, envueltos en blanco y negro. As¨ª luc¨ªan los miembros de Slowdive en 1995, a?o en el que firmaron su ¨²ltimo trabajo, Pygmalion, un ¨¢lbum de guitarras densas y sentimientos en sordina que se convertir¨ªa en la cumbre de su breve carrera. Tras 22 a?os de ausencia, proyectos paralelos (Mojave 3, Minor Victories) y una minigira en 2014 (parada en el Primavera Sound incluida), el grupo brit¨¢nico liderado por Neil Halstead confirma su retorno con la publicaci¨®n de Slowdive, disco hom¨®nimo, autoafirmativo y tan sugerente como sus celebradas primeras canciones.
"Nos sorprende mucho y nos encanta el inter¨¦s que a¨²n hay por la banda. En la ¨²ltima gira que hicimos hab¨ªa padres con sus hijos y chavales de 15 a?os", afirma el bater¨ªa del grupo Simon Scott, de paso por Madrid, ciudad a la que volver¨¢n para actuar en el Mad Cool Festival el pr¨®ximo 7 de julio. Esos padres que ahora acuden a sus conciertos fueron los veintea?eros que vieron triunfar a Slowdive a finales de los ochenta, un periodo en el que la prensa musical coloc¨® a la banda como referente de la escena shoegaze. Un poco sin comerlo ni beberlo, seg¨²n Scott: "Nosotros nunca quisimos estar ah¨ª, pero por cercan¨ªa geogr¨¢fica nos metieron en el saco", explica, ya sin rastro del afeitado de sus primeras portadas.
Desde su debut en 1991 con Just For a Day hasta su culminante Pygmalion, la banda vivi¨® a?os de fama y reconocimiento. Despu¨¦s se apag¨®. Corri¨® la misma suerte que formaciones contempor¨¢neas como My Bloody Valentine o Ride, encuadradas en una foto que se difumin¨® por la irrupci¨®n de los Suede, Blur u Oasis, de esp¨ªritu expansivo y contrapuesto a su nostalgia distintiva. Sea como sea, Slowdive vuelve con un trabajo en el punto justo entre lo que eran y lo que son y sin intenci¨®n alguna de acomodarse. "Estamos expectantes, no queremos fastidiarla", dice entre risas Scott. "Los cinco pensamos que es un disco muy s¨®lido y nos encanta".
M¨¢s cercano a la hipnosis de su aclamado Souvlaki (1993) que a la experimentaci¨®n de Pygmalion, Halstead y los suyos no se han limitado a revisitar lo que ya les funcion¨®. Lo corroboran canciones como Slomo, que a¨²na las virtudes de la banda y deja a la vez la impresi¨®n de haber llegado a un lugar nuevo. "Musicalmente el ¨¢lbum es m¨¢s pop, con acercamientos en algunas canciones al minimalismo de compositores como Philip Glass", dice Scott. Su escucha vuelve a inducir a esas enso?aciones tan propias de los brit¨¢nicos. "Una de las cosas que m¨¢s me gusta es que como oyente tienes mucho espacio para interpretar las letras y hacer que signifiquen algo para ti. Traen una especie de resonancia emocional. Neil es brillante creando un sonido que dibuja lugares imaginarios", a?ade el bater¨ªa. El antiguo esp¨ªritu de Alison recorre todo el disco, pero hoy lleva un nuevo peinado que le queda a la perfecci¨®n.
Una banda de culto, si se cree en esa clasificaci¨®n, es esa que pase el tiempo que pase tendr¨¢ a qui¨¦n conserve su m¨²sica y su recuerdo como algo inalterable. Slowdive se siente bien en ese lugar. ¡°Es preferible ser una banda de culto que una de esas que te hace preguntarte: ¡®?por qu¨¦ son tan populares?¡¯¡±, reflexiona Scott con cierta sorna. Pero elige sin dudar el futuro: ¡°Queremos hacer cosas nuevas y queremos hacer m¨¢s discos. Tenemos hambre¡±.
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