Par¨ªs, la otra patria de ¡®Jean¡¯ Goytisolo
La capital francesa guarda una cartograf¨ªa de Goytisolo: caf¨¦s, barrios, librer¨ªas que ya no se parecen a lo que fueron
Hab¨ªa un Par¨ªs de Juan Goytisolo, seguramente el m¨¢s parisino de los escritores espa?oles contempor¨¢neos, como hubo un Par¨ªs de Hemingway y de la generaci¨®n perdida, hoy convertido en escenario kitsch para turistas. Goytisolo, que muri¨® el domingo en su otra ciudad, Marrakech, todav¨ªa visitaba con frecuencia Par¨ªs, y ha dejado aqu¨ª, adem¨¢s de amigos y admiradores, una cartograf¨ªa propia. Unos caf¨¦s, barrios, rincones, librer¨ªas que fueron los suyos y que, o bien han desparecido o se han transformado aceleradamente.
Cuando lleg¨® a Francia por primera vez, en 1956, un polic¨ªa le dijo en la aduana: ¡°Usted se llama Jean¡±. ¡°No, Juan¡±, respondi¨® Goytisolo. ¡°Para m¨ª usted es Jean¡±, insisti¨® el agente, a lo que Goytisolo replic¨®: ¡°Me llamo Juan y me quedar¨¦ Juan¡±.
Su amigo Sami Na?r evoca este episodio, que Goytisolo le cont¨® hace unos a?os. Tras su llegada huyendo de la Espa?a franquista, el joven escritor pronto se convirti¨® en una figura influyente de la intelectualidad en un Par¨ªs que a¨²n era una capital literaria, filos¨®fica y pol¨ªtica y un polo de atracci¨®n de disidentes de todo el mundo. Le Figaro recordaba ayer que Goytisolo ¡°entr¨® en la editorial Gallimard como lector, y despu¨¦s responsable de la literatura espa?ola¡±. ¡°Pr¨®ximo de la intelligentsia parisina, siente afinidades con [el escritor maldito Jean] Genet que se convertir¨¢, para ¨¦l, en un ¡®mentor m¨¢s moral que literario¡±. En Gallimard, explica ¡®Le Monde¡¯, ¡°da a conocer a numerosos autores ib¨¦ricos (Miguel Delibes, Camilo Jos¨¦ Cela, Ana Mar¨ªa Matute¡), y all¨ª conoce a Monique Lange, con quien se casar¨¢ en 1978¡±.
La influencia de Goytisolo en el Par¨ªs literario e intelectual se explicaba por dos factores, seg¨²n Na?r. El primero es que era un disidente pol¨ªtico, lo que le daba un estatuto de prestigio. Y segundo, ¡°era un pasador¡± entre las culturas hisp¨¢nica y latinoamericana. Su criterio ayud¨® a definir el canon de la literatura en castellano en Francia, y desde all¨ª en el mundo. ¡°Cuando pon¨ªa su nombre en juego, se le escuchaba¡±, dice Na?r.
Existe literalmente una ruta Goytisolo en Par¨ªs, gracias a una iniciativa del Instituto Cervantes que reconstruye el rastro de escritores hispanoamericanos en la capital francesa. El hispanista y especialista en Goytisolo Emmanuel Le Vagueresse, que confeccion¨® la ruta dedicada al autor, distingue ¡°dos polos¡±. En la rive gauche, la orilla izquierda del Sena, se encontraba la sede de Gallimard, los caf¨¦s, las librer¨ªas: la vida intelectual y profesional. En la rive droite, la orilla derecha, los barrios multiculturales, populares y canallas del norte de la ciudad. Era el Par¨ªs de los cines oscuros o los lavabos p¨²blicos donde de produc¨ªan encuentros furtivos. Era el Par¨ªs del Louxor, una sala art d¨¦co ahora renovada en el barrio de Barb¨¨s. O el Caf¨¦ des Oiseaux, donde se reun¨ªa con Genet, con el cubano Severo Sarduy o con el franc¨¦s Roland Barthes. ¡°Es uno de los raros lugares¡±, dice Le Vagueresse, ¡°donde a¨²n pervive el esp¨ªritu de Juan Goytisolo¡±. ¡°El Par¨ªs que ¨¦l amaba, cosmopolita y popular, con multitud de razas, colores de piel y lenguas, se reduce d¨ªa a d¨ªa¡±, explica. ¡°Se ¡®boboizan¡±, a?ade, usando el neologismo, extendido en franc¨¦s, derivado de la palabra "bobo", o "burgu¨¦s bohemio". Es lo que en Estados Unidos se llama la gentrificaci¨®n, el aburguesamiento de los barrios populares, que no ha dejado indemne los barrios donde Goytisolo observaba en los a?os sesenta el gran espect¨¢culo de un mundo que en la Espa?a de aquella ¨¦poca era a¨²n un exotismo.
El cambio en la rive gauche, la de los caf¨¦s y las librer¨ªas, es distinto. Donde se encontraba la Librer¨ªa Espa?ola, en el 72 de la rue de Seine, hay ahora una inscripci¨®n que recuerda que estuvo abierta entre 1954 y 2005 y que fue un lugar central para el exilio. En el 6 de la rue de Latran, sede de la librer¨ªa y editorial Ruedo Ib¨¦rico, hay una tienda de material de excursionismo. Las cuatro o cinco manzanas que rodean estas direcciones fueron durante buena parte del siglo XX el epicentro intelectual del mundo; hoy son un atractivo tur¨ªstico.
Cuenta Sami Na?r que, en los a?os sesenta o setenta, Camilo Jos¨¦ Cela visit¨® Par¨ªs y le pidi¨® a Goytisolo que le presentase a Jean-Paul Sartre, sumo sacerdote de aquel Par¨ªs legendario. Quedaron en verse en un caf¨¦ en Saint-Germain-des-Pr¨¦s. El d¨ªa establecido, Cela no lleg¨® solo. Iba acompa?ado de un reportero y un fot¨®grafo.
Babelia
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